Ricardinho celebra con Pola un gol del Inter

El Movistar Inter escribió una nueva página en la historia del fútbol sala al convertirse, en su tercera final europea consecutiva, en el segundo club que repite título. El equipo madrileño tomó el relevo del Playas de Castellón, ganador en 2002 y 2003, y defendió su corona ante el Sporting Clube de Portugal, que como el año pasado volvió a caer en la final ante la mayor pegada del campeón español.

Los interistas saltaron a la pista con la intención de enseñar sus galones desde el inicio. Fueron los primeros en controlar la pelota, en inquietar la portería rival y también en marcar. Lo hizo el brasileño Gadeia, otro talentazo a la sombra de Ricardinho, tras un recorte eléctrico a los tres minutos.

Pero el Sporting también quería demostrar que esta final no tenía nada que ver con la de hace un año, en la que fue aplastado, y no tardó demasiado en empatar por medio de Cavinato tras un desajuste interista.

El conjunto español no se amilanó y contestó con un par de sustos. Pero fue Ricardinho el que volvió a darle ventaja con un tiro lejano y seco que el meta rival solo pudo ver ya pegado a su red. Una distancia que los de Jesús Velasco ampliaron tras salvar dos serios apuros y merced a una acción personal del brasileño Elisandro.

Tras el descanso los lusos intentaron reaccionar poniendo en la portería a Marcao, un meta acostumbrado a atacar, pero se toparon con un gol de Rafael que les ponía la remontada aún más difícil.

Lo intentaron con portero-jugador, recortaron distancias y exigieron a los interistas, pero el trofeo tenía dueño. Un Inter que demostró su personalidad y marcó por medio de Pola un quinto gol para certificar su quinta Copa de Europa.