Todas las formaciones políticas representadas en el Parlamento español, sin excepción, son defensoras a ultranza de la religión mahometana. Todas sin excepción.
Sin embargo, mientras algunos de esos partidos son responsables directos de las agresiones y los salvajes ataques que viene sufriendo la religión católica en España, los demás se esconden como perros mudos bajo la cama de su propia villanía.

Pero es que además, son tan hipócritas y tan cobardes, que a la vez que defienden la religión mahometana, sin preguntarse tan siquiera que hace el islam con las mujeres y con los homosexuales, resulta que respaldan e incluso participan en todo tipo de manifestaciones y movilizaciones proinmigracionistas en defensa de los musulmanes, cuando también lo hacen en aquellas de colectivos homosexuales y feministas.

Lo que quiere decir, que todas estas formaciones políticas representadas en el Parlamento, sin excepción, están dispuestas a permitir que se siga sosteniendo preferentemente con dinero público a miles y miles de musulmanes con familias numerosas sin que estas contribuyan a la vertebración de nuestra nación, y que se imponga la religión mahometana en todo el territorio del Estado español con la construcción de miles de mezquitas, mientras se persigue implacablemente a la religión católica y la cruz de Cristo, se expropian iglesias, templos y catedrales, y se persigue políticamente a todos los cristianos.

Si esto no fuese así, díganme, ¿por qué nadie explica a los niños en las escuelas públicas españolas, lo que hace el islam con las mujeres y los homosexuales?

¿Por qué en esos colegios públicos en los que se arranca con saña y odio la cruz de Cristo, se imparten lecciones contra la denominada violencia machista y en favor de gays y lesbianas, pero se omite que el islam lapida a las mujeres consideradas adulteras; que en las mezquitas en nombre del islam se explica a los hombres con todo lujo de detalles como deben golpear a sus esposas para no dejar huella, y se alecciona sobre el trato se debe dar a los homosexuales?

¿Por qué no hay profesores de esos que se dicen demócratas y progresistas, con la suficiente gallardía y coraje, que tengan el valor de enfrentarse a los dictados, ya no de su partido sino del Congreso de los diputados, y den a conocer a los docentes las contradicciones de estos hipócritas aforados, enseñando fotografías con los homosexuales colgados de las grúas o lanzados al vacío desde las azoteas, y a las mujeres lapidadas en nombre del islam?

Esta es la triste realidad de lo que sucede en España. No solo están los partidos políticos con representación parlamentaria cerrando filas sobre estos asuntos y comiendo todos en la mesa común, sino aquellos que desde los centros de enseñanza se limitan a cobrar la nómina todos los meses, convirtiéndose en colaboradores necesarios de los primeros.

Lo que comienza en el Parlamento de la mano de los partidos políticos, bajo un eufemismo al que llaman laicismo pero que no es otra cosa que cristianofobia, es dogma para cientos de miles de apesebrados que han seguido y siguen al pie de la letra aquellos dictados ¿Qué libertad y que democracia defendéis vosotros? ¡Ninguna! Jamás habéis estado al servicio de la verdad y de la justicia; estáis al servicio de los que a través del partido os colocaron en la ubre pública, y con vuestro silencio os estáis convirtiendo, a sabiendas, en colaboradores necesarios de la más grave y cobarde de las traiciones que se puedan cometer contra nuestro pueblo.