El Diccionario de la Lengua Española hace tres referencias a la palabra “mafia”. A saber: 1.- Organización criminal y secreta de origen siciliano. 2.- Cualquier organización clandestina de criminales. 3.- Grupo organizado que trata de defender sus intereses sin demasiados escrúpulos.

Como podemos comprobar, el DLE no incluye en ninguna de sus tres acepciones -aun tratándose de un grupo perfectamente organizado que defiende sus intereses sin demasiados escrúpulos-, a los estibadores españoles. Pero, tampoco lo hace con los europarlamentarios de Estrasburgo, y sin embargo, podríamos decir que se trata de un grupo perfectamente organizado controlado por las formaciones políticas de todo signo y condición, para premiar con un retiro excepcional y envidiable a aquellos miembros que se hayan distinguido por su fidelidad y servilismo.

Hoy le ha llegado su turno a las denominadas mafias de la estiba y sus organizaciones satélites. Hace unos años lo fue para los pilotos de líneas aéreas, a quienes el gobierno de Zapatero puso contra las cuerdas con medidas, que jamás las hubiesen permitido de haberlas utilizado los gobiernos del PP. Atrás quedan también los desmantelamientos de las organizaciones que controlaban la industria pesada en España, dirigidos desde la CEE.

Todas estas organizaciones han ido cayendo una tras otra, hasta llegar como digo al turno de los estibadores. Pero, cabría preguntarse, ¿por qué precisamente ahora, cuando estas organizaciones de la estiba llevan décadas siendo un coto infranqueable ante los ojos del PSOE y del PP? Díganme, ¿quién señala el momento preciso para desmantelar una organización de semejante calibre? ¿Es una orden de la élite mundialista, o de los “estibadores de Estrasburgo” siguiendo órdenes de aquella?

Curiosamente, y justo en el momento en que según el gobierno de Rajoy la economía española comenzaba a levantar cabeza gracias a las exportaciones, y la actividad en los puertos españoles se estaba quedando con la mayor parte de la tarta mediterránea, solo entonces, se decide desmantelar las mafias que controlan la estiba en nuestro país ¡Que casualidad!

Los medios informativos al servicio del gobierno, que son casi todos, alarman a la población tras la derogación del decreto por el que se iba a liberalizar el sector de la estiba, gracias al voto de Podemos y de Ciudadanos. Y que gracias a lo anterior, los estibadores seguirán embolsándose unos 70.000 euros anuales de media. También ironizan los mismos medios, con que la solidaridad del pueblo español con aquellos que pasan penurias se verá reforzada por la multa que todos los españoles, incluidos los “necesitados estibadores”, parados y jubilados, deberemos seguir pagando por orden de Bruselas.
Esos mismos medios informativos, acusan a Podemos y a Ciudadanos de haberse olvidado de las clases más pobres de la sociedad, y de posicionarse a favor de los estibadores partiendo de la base de que la estiba es un sector hermético en el que solo trabajan familiares y sindicados, por lo que se podría dar el caso, de que en una familia de cuatro miembros podrían trabajar en ese sector dos o tres de sus miembros, con lo que llegarían a unos rendimientos anuales de entre 150.000 y 220.000€ al año. Es decir, que si el sueldo medio de un trabajador español es de unos 15.000€ o 17.000€ anuales en el mejor de los casos, un estibador ingresaría cinco veces más.

Por muy manido u oportuno el mensaje de los medios, no seré yo quien defienda aquí y ahora el hermetismo que durante décadas se ha permitido en el sector de la estiba. Tampoco justificaré la hipocresía de comunistas o camaleónicos liberales de Ciudadanos, pero, lo que nunca haré por mucha publicidad que me brinden, es hacer el juego y mostrarme a favor de las decisiones arbitrarias de los “estibadores de Estrasburgo” por considerarlos mucho más peligrosos y reprobables que los portuarios, ya que nunca han obrado a instancias del bien común ni defendiendo los intereses de España, sino empujados y dirigidos por una élite mundialista incrustada en su propia estructura de poder.
No caigamos en la trampa que nos tienden cada vez que se lo proponen. Los que intentan ahora meter en cintura a los estibadores portuarios, entre los que se encuentran 54 eurodiputados españoles, son un selecto grupo de 751 políticos que, por su sueldo, por las prebendas que lleva aparejado el escaño, por el reducido calendario de trabajo y por el enorme número de asesores que pueden contratar con cargo a la Unión Europea para ejercer sus funciones, constituyen sin duda una élite política privilegiada. Entre sueldos, dietas, gastos pagados y dinero para contratar a los asistentes que ellos elijan, cada eurodiputado maneja un mínimo de 37.275 euros al mes, lo que equivale a 447.300 euros al año, sin contar con que viajan gratis en avión, tren o coche, lo que eleva la factura por encima de los 500.000 euros anuales por cada individuo.

Bajo mi punto de vista son más de temer los “estibadores de Estrasburgo”, que los hasta ahora protegidos y privilegiados estibadores portuarios. Los primeros, los de Estrasburgo, carecen de autoridad moral para criminalizar y llamar privilegiados a los segundos, a los que por lo menos, vemos trabajar en los recintos portuarios.