John Nixon es un antiguo analista de la CIA, autor de un libro en el que revela los detalles del interrogatorio que los servicios secretos de EE.UU. realizaron a Saddam Hussein, que en un artículo en «Time» ha recordado una frase del dictador fallecido: «Fracasaréis». Hoy que el país sigue sumido en el caos y las banderas negras del Daesh están desplegadas en buena parte de Iraq y Siria, aquellas palabras parecen casi proféticas. Resuenan.

«Cuando interrogué a Saddam, me dijo: “Vais a fracasar. Vais a encontrar que no es tan fácil gobernar Irak», afirmó Saddan. Concretamente señaló como causas del futuro fracaso de EE.UU. a la hora de pacificar el país el desconocimiento del idioma, la historia y la mentalidad árabe.

El texto con el interrogatorio de Saddan ha aparecido como respuesta a los elogios que Donald Trump dirigió al depuesto líder iraquí Saddam Hussein hace una semana. El nuevo presidente de EE.UU. puso como ejemplo las técnicas de Saddam para librar a su país de terroristas. Lo hizo coincidiendo con la llegada de una nueva administración, que tendrá que redactar una estrategia distinta para hacer frente a la amenaza del Daesh, que comprenda una vía militar y también una política. «La seguridad y la estabilidad política no pueden lograrse tras la victoria militar, las ganancias que se lograrán podrían ser de corta duración», explica John Nixon en el artículo.

En opinión de este antiguo analista de la CIA, si Saddam hubiese permanecido en el poder, Iraq habría salido eventualmente de las sanciones internacionales y probablemente el dictador seguiría hoy en el cargo, preparando a uno de sus hijos para que asumiera el control del país. «Dudo que hubiera tenido que preocuparse de un evento como la Primavera Árabe. El estilo de liderazgo de Saddam y la propensión a la brutalidad se encontraban entre las muchas faltas de su régimen, pero podría ser implacablemente decisivo cuando sentía que su base de poder estaba amenazada», apunta.

Del mismo modo, considera improbable que un grupo como Estado Islámico hubiera podido disfrutar de tanto éxito bajo su régimen represivo que han tenido bajo el gobierno de Bagdad, liderado por los chiítas. «Saddam sentía que los grupos islamistas extremistas en Irak planteaban la mayor amenaza a su gobierno y su aparato de seguridad trabajó asiduamente para erradicar tales amenazas», concluye.