En Irán, las mujeres no pueden montar en bicicleta. De alguna manera, los jueces religiosos han encontrado en las páginas del Corán alguna señal que les dice que esta práctica es pecado, y más todavía si se hace en público. Por eso en las últimas semanas se han producido la detención de varias ciclistas cuando montaban tranquilamente en este tipo de transporte.

Da igual que fueran vestidas de acuerdo a los preceptos musulmanes: las mujeres fueron detenidas cuando iban a celebrar un encuentro deportivo-festivo en la ciudad de Marivan (en el kurdistán iraní). La policía les informó en el momento de la detención que el gobierno había aprobado una ley que prohibía ese tipo de prácticas en el país.
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Según denuncia el Consejo Nacional de Resistencia, la organización opositora al régimen de los ayatolás, los agentes se llevaron a las detenidas a comisaría y las obligaron a firmar unos papeles en los que se comprometían a no volver a montar nunca en bicicleta en un lugar público.

Hasta 1996 era completamente legal montar en bicicleta por el país, siempre que se utilizaran los carriles especialmente diseñados para mujeres, ya que existía una separación por sexos en este ámbito. Pero ese año, el ataque de un grupo de islamistas radicales, que agredieron a unas ciclistas en el parque Chitgar de Teherán, hizo que las normas se cambiaran.

A partir de entonces las mujeres solo pueden montar acompañadas de sus maridos o de sus padres, y por supuesto nunca pueden vestir otra cosa que el niqab o el burka, que debe cubrir por completo su cuerpo. Miles de agentes de paisano vigilan que se cumplan las leyes: son los llamados ‘policías de la moralidad’.

Según informa The Independent, el opositor iraní Farideh Karimi denuncia que las restricciones a la libertad de las mujeres han aumentado durante la presidencia de Hassan Rouhani, que llegó al poder hace tres años.