La guerra fraternal por un imperio empresarial de 22.000 millones
No es la primera batalla familiar por heredar un imperio empresarial y su capacidad de generar riqueza y poder, ni será la última pelea de este tipo. Existen múltiples casos similares pero el de la familia Albrecht llama la atención por dos motivos: la ingente cantidad de dinero en juego, 22.000 millones de euros, y el contraste entre la discreción, la humildad y la capacidad de sacrificio de los fundadores del gigante de los supermercados Aldi, los hermanos Theo y Karl Albrecht, y el ruido generado por los afortunados y ricos herederos en su forcejeo por los generosos frutos del proyecto.
Lo que ahora está en juego es el imperio Aldi del Norte de Alemania, que le tocó en el reparto que se hizo en su día a Theo. La zona sur quedó en manos de Karl.
El conflicto enfrenta a Theo Albrecht junior, junto a su abogado y un directivo clave en el grupo frente a la viuda de su hermano Berthold, que falleció en 2012, junto con sus cinco hijos. Se juegan una fortuna que aparece en el número 23 de la lista Forbes, y parte de una empresa que genera más de 50.000 millones de euros al año.
Además de inmuebles y bienes, Babette disfruta de una asignación de un millón de euros al año y rendimientos de hasta 35 millones anuales, pero sus hijos, cuatro de ellos cuatrillizos nacidos en 1990, no reciben asignación hasta que cumplan 32, puesto que por expreso deseo de los abuelos los jóvenes deben dedicar su juventud a prepararse, hacer carrera y vivir por sus propios medios. Babette ha intentado forzar esta cláusula del testamento y ha exigido para sus hijos puestos al máximo nivel en la administración de la empresa y participación en las decisiones estratégicas. De hecho, su demanda ha obtenido un primer triunfo en un tribunal de Schleswig, pero el recurso no ha sido dirimido.
Los esforzados fundadores del imperio, cuya familia se había quedado sin nada tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, debieron tener tiempo y luces para prever que, algún día, si el negocio florecía, los descendientes podrías acabar a tortas entre ellos.
Así que el patriarca de la zona norte repartió el poder entre tres fundaciones, bautizadas con nombres de apóstoles, de modo que Markus gestiona el 61% de las acciones y Lukas y Jakobus el 19,5% cada una. Las decisiones estratégicas deben ser tomadas por unanimidad de las tres fundaciones. Pero la ambición y el sentido subjetivo de sentirse discriminado o relegado pesan mucho dentro de las familias.
Desgraciadamente, pese a situarse entre las personas más adineradas de Alemania y de Europa, hace ya años que los herederos no se hablan y se comunican solamente a través de sus abogados. La batalla está ya en manos de los tribunales.
En España también suceden este tipo de culebrones tipo Falcon Crest. Cabe recordar la batalla recrudecida por el control de las exitosas y rentables bodegas Vega Sicilia entre los hermanos herederos tras la muerte del patriarca, David Alvarez.
capitalismo y cainitas