Existe un dicho castellano que nos aconseja tomar muy buena nota de aquello desagradable que le ha sucedido a alguien de nuestro entorno, al objeto de prevenirnos de que podemos ser los siguientes: “Cuando las barbas de tu vecino veas cortar pon las tuyas a remojar”.

Aunque Alerta Digital informaba hace ahora cuatro años de lo que sucedía, es evidente que por la situación de nuestro país no tomamos buena nota . Me refiero a la historia de un musulmán residente en Francia, que nos debería hacer reflexionar a los españoles acerca de lo que nos puede suceder a nosotros, si continuamos por el camino que nos han trazado, y se sigue apoyando en las urnas a gobiernos cobardes e inoperantes, o populistas totalitarios que todo lo solucionan con el presupuesto público. Ellos, son conscientes de que la ubre nacional ya no da más leche, y también, de que salvo un milagro, la caja de la Seguridad Social solo podrá pagar las pensiones de los próximos diez años; pero les da igual.

Decía la socialista Carmen Calvo que “el dinero público no es de nadie”. Fácil conclusión a la que llegan los parásitos y chupópteros que solo saben vivir de la política, que no han cotizado a la Seguridad Social en su vida, que no saben lo que es crear una empresa o un puesto de trabajo, ni ganarse el pan con el sudor de su frente. Por eso, aunque no sean muy explícitos en sus respectivos programas, defienden políticas buenistas de apertura de fronteras y de “café para todos”, como si las arcas de nuestro pueblo fuesen las minas del rey Salomón.

Aquella historia de la que hace ahora cuatro años nos hablaba Alerta Digital, se refería al imán Bouziane, un consejero del culto musulmán en Francia quién en su día declaró en la Prefectura que, por su condición de polígamo, tenía una segunda esposa.

La Prefectura aceptó que esa segunda esposa se reuniese con él en Francia sin necesidad de permiso de residencia. Los niños nacidos de aquella unión son franceses y, por esta razón, aunque ella no dispusiese de papeles, no podría ser expulsada de Francia.

El imán Bouziane tenía dieciséis hijos; ocho con cada una de sus dos esposas. Por ello, percibía una ayuda de 707,19 euros correspondiente a “pariente aislado con un hijo”; cantidad, a la que habría que añadir 176,80 euros por cada hijo suplementario (7 x 176,80 = 1.237,60 euros). Es decir, un total de 1.944.79 euros mensuales por estos conceptos.

Ella, por sus 8 hijos, percibía 978,08 euros mensuales de subsidio familiar, y por tener dos hijos menores de tres años, tenía derecho a otra ayuda de 161,66 euros por cada uno de esos dos hijos, o sea, 323,32 euros mensuales. Como “pariente aislado”, también percibía otro subsidio de 305,00 euros mensuales.

Con 8 hijos, la segunda esposa del imán no trabajaba. Su marido, como buen musulmán, sostenía que “la mujer musulmana no tiene derecho a trabajar con hombres porque podría ser tentada al adulterio”. Por lo tanto, subsidio para una persona sola que no trabaja: 417,88 euros; más 167,15 euros por cada hijo, arrojaban un total de 1.755,08; y, como cuatro de los hijos estaban en edad escolar, tenía una asignación para todo el curso de 257,61 euros por cada uno de los cuatro, total: 1.030,44 euros, lo que suponían 85,87 euros mensuales más. En resumen, que la segunda esposa del imán Bouziane percibía de los fondos públicos franceses, y sin dar un palo al agua, un total de 5.296,14 euros mensuales.

Ocupémonos ahora de la primera esposa. También tenía ocho hijos del imán, por lo que percibían 978,08 euros de asignación familiar todos los meses. A esta cantidad había que añadir dos ayudas por hijos pequeños que sumaban 323,32 euros mensuales; más una ayuda por vivienda de 305,00 mensuales; más una ayuda por matrimonio de 626,82 euros mensuales; más 245,50 euros por cada uno de los ocho hijos, lo que arrojaba un total de 1.964,02 euros mensuales; más una ayuda escolar también mensual por cuatro de los hijos en edad escolar de 85,87 euros. Total, que el imán Bouziane y su primera esposa percibían del erario público 3.651,29 euros mensuales.

Así pues, el pobrecito imán, cuya doctrina somete a las mujeres desde que nacen hasta que mueren, se embolsaba, del sudor y del sacrificio de los contribuyentes franceses, un total de 8.947,43 euros todos los meses.

Si extrapolamos esta política de subsidios a la España de la deuda eterna y de fronteras abiertas como pretenden los podemitas, en el hipotético caso de que llegasen al poder repartiendo con justicia la miseria que generen, ni con el presupuesto de tres Europas soportaríamos la sangría de los que pretenden, como decía Gadafi, conquistar el viejo continente con el vientre de sus mujeres.