MT.- La «caja china» es el recurso de distracción más viejo de la historia. Se trata de lanzar un contenido para distraer de las consecuencias de otro asunto de máxima relevancia que pude hacer daño. Televisa, la televisión que mandó en México tantos años al lado del PRI, hizo de la «caja china» un instrumento salvador del poder. Cuando salía una noticia de corrupción en el gobierno, abría sus noticieros con un contenido congelado sobre un asunto morboso que distraía. Se llama caja china porque tal caja no es otra cosa que una grande y dentro otra caja, y dentro de la segunda una tercera y así consecutivamente. No es nada. Sólo cajas. Pero distrae al abrirlas.

No es una «caja china» que el azar vierta una muerte o una catástrofe natural. Por ejemplo, el fallecimiento de Rafael de Paula, que restó titulares y espacio a un gran evento como la encerrona de Roca Rey en Lima, no es tal caja. Lo son todos los cuentos chinos sobre los 50 años de Franco, lo de Palestina, lo del cambio de hora. No son nada, pero Pedro Sánchez, el más listo de la clase, los lanza sabiendo que el Partido Popular de Feijóo va a entrar al trapo: embiste hacia esa nada y alimenta la nada aumentado su poder de distracción.

Feijóo es el torero que, sabiendo mecer el capote a la verónica, se empeña en rivalizar en quites con el capote a la espalda frente a uno que se le da fatal el toreo bueno. En un editorial anterior, decíamos que el PP no sabe torear. Cada vez que el toro avisado que es PS se agarra al piso, Feijóo lo cita de lejos. Y viceversa. PS propone mierda y barro y Feijóo acude a ese barro, en donde Sánchez es cochino feliz.

Pero es que, además, es un torero torpe. Mientras PS hace de la «caja china» su forma de distraer todos los juicios pendientes y, en el caso de Fiscal General, un juicio sin precedentes en todo el mundo occidental, el líder gallego le regala «cajas chinas». Mira que tuvo tiempo Mazón para dimitir con razones en un año. Mira que hubo tiempo para hacer daño moral y de imagen al «galgo de Paiporta» con una dimisión mientras PS llevaba barro en la cara. Pues Mazón va y dimite el mismo día en el que comienza el juicio con el Fiscal General del Estado en el banquillo, distrayendo y ganando titulares lo de Mazón.

Pero no solo es eso. Feijóo permite echar los bueyes por delante sin haber elegido la corrida ni mucho menos saber los lotes que le han tocado. Mazón dimite para abrirse un debate cainita entre el propio Partido Popular por la sucesión y sin haber firmado con VOX algo que evite el adelanto electoral. Vamos a ver lo que le cuesta esta impericia de libro. Porque nunca hubo tantas noticias, argumentos, corrupciones, desmadres, chorizadas y ataques a instituciones como con PS. Nunca una oposición lo tuvo mejor para vencer a un gobierno que se sostiene, entre otras razones, porque sabe torear a la oposición. O porque la oposición no sabe torear.

Pedro Sánchez ha logrado que el PP y Feijóo vayan a su compás. Que entren al trapo de las distracciones haciendo de éstas debate nacional que distrae de lo que de verdad interesa y causaría ruina al gobierno. Feijóo toma el olivo cuando de salida le aprieta el toro porque no sabe lidiar hacia los medios cobre las piernas. Si PS le embiste por el pitón derecho, él se la pone con la zoqueta. Si tiende a los adentros por manso se coloca perpendicular a tablas y con el primer pase hacia adentro. Y con la espada no distingue ni suerte natural ni contraria o si volapié o recibiendo. Con Feijóo torea el toro y no el torero.

No sabemos si se ha dado cuenta de que el juicio del fiscal general García Ortiz es un juicio entre Ayuso y Pedro Sánchez. Pudiera ser que, al saberlo, no le interese lidiar ese toro. Pero si lo es, si es un mano a mano en sede judicial entre la líder madrileña y Sánchez, que se pregunte por qué ella y no él. Y es ella porque sabe torear. Y PS sabe que Ayuso sabe torear y muy bien. Ayuso le pegó un repaso en las urnas a Pablo Iglesias y barrería a PS en cualquier plaza y con cualquier toro. Ayuso es de Madrid, donde está la Escuela Yiyo. Lugar en el que debería matricularse Feijóo si quiere aprender a torear. Aunque el toreo, o se lleva en la cabeza o no hay milagro.