La política económica de Sánchez conduce al estancamiento y al empobrecimiento colectivo
David Luján.- Desde que Pedro llegó al poder, la economía española ha seguido un rumbo preocupante, marcado por decisiones erráticas, políticas populistas y una gestión económica que ha sacrificado la estabilidad a cambio de promesas vacías. La realidad es clara: la política económica del actual Gobierno no sólo está fallando, sino que está hipotecando el futuro de España.
Déficit y deuda: la bomba fiscal
Sánchez heredó una deuda pública ya alta tras la crisis de 2008, pero en vez de implementar medidas serias para controlarla, la ha disparado a niveles insostenibles. El gasto público ha crecido de manera descontrolada, alimentado por ayudas electorales y subsidios temporales sin una estrategia clara. El déficit sigue siendo estructural, y la deuda ronda cifras récord —superando el 115% del PIB— lo que coloca a España en una posición vulnerable frente a crisis futuras.
La política económica del Gobierno ha coincidido con un aumento sostenido de la inflación. Los subsidios, aumentos salariales sin respaldo productivo y una regulación excesiva han encarecido los costes de producción, debilitando la competitividad de la economía española. Mientras tanto, los salarios reales no han mejorado al ritmo necesario para compensar la subida de precios, erosionando el poder adquisitivo de los ciudadanos.
Fiscalidad asfixiante
El Gobierno Sánchez ha apostado por aumentar impuestos y cargas fiscales, especialmente sobre las empresas, lo que penaliza la inversión y la creación de empleo. La carga impositiva ha crecido en niveles que alejan a España de una economía competitiva en la UE, ahuyentando capital y generando incertidumbre empresarial. Esta estrategia castiga a los trabajadores y emprendedores en lugar de incentivar la producción y el crecimiento.
Dependencia del gasto público
En vez de fomentar la inversión privada y mejorar la productividad, Sánchez ha reforzado una economía dependiente del gasto público. Los fondos europeos han sido mal gestionados, con retrasos y asignaciones poco transparentes. El Estado, en lugar de ser motor de eficiencia, se ha convertido en una maquinaria burocrática que dificulta la iniciativa privada.
La gran asignatura pendiente es la reforma del mercado laboral y del sistema productivo. El Gobierno ha ignorado reformas urgentes para flexibilizar el empleo, mejorar la formación profesional y modernizar sectores clave como energía, transporte y digitalización. Esto condena a España a un crecimiento lento y a una elevada tasa de desempleo estructural.
La política económica de Pedro Sánchez no es simplemente una cuestión de desacuerdo ideológico: es una realidad tangible que está afectando al bienestar de millones de españoles. Entre el aumento de impuestos, el gasto descontrolado y la ausencia de reformas estructurales, España se dirige hacia un futuro económico incierto. No es solo una mala gestión: es una advertencia clara de que el camino actual conduce al estancamiento y al empobrecimiento colectivo.












Se esta gastando muchisimo dinero en cosas innecesarias como ayudas subvenciones bonos culturales centros de acogida carceles Seguridad Social con un gasto incalculable por la fuga de dinero en medicamentos que muchos medicos recetan para finalmente enviarlos a paises tercermundista a coste cero Aqui llegan los invasores y al momento ya tienen cualquier ayuda incluso superando la pension de algun jubilado con 50 años cotizados y encima no digas nada Poco a poco nos estan imponiendo las normas de esa gentuza sin darnos cuenta por ejemplo ataques a lo Cristiano y la menus de los colegios que se haran extensivos… Leer más »
Estupendo por sacar este importantísimo tema, pero viendo las intenciones me da terror oír hablar de cambio de estructura, cuando se ponen trabas a lo básico de agricultura y ganadería, y a los negocios pequeños.
Además, lo tecnológico como la Inteligencia Artificial podría traer grandes males, ya sea en cuanto a la privacidad, etc., y también movilidad, ya que yo ya oí decir que cuando saquen el coche autónomo (que al parecer no reconoce ni una señal de STOP con un leve defecto), no dejarán a nadie conducir; y luego vendrán con nuevas regulaciones para esto, es decir, nuevos controles.
Barrunto la imposición, como antaño, del impuesto de circulación a las bicicletas, aquella chapa municipal, y otra de la Diputación. Tiempo al tiempo