Los políticos gobernantes merecen desaparecer
El mayor problema de la Humanidad son los políticos. En España encontramos un ejemplo reciente: Santos Cerdán, mano derecha del presidente Pedro Sánchez, acaba de ser encarcelado envuelto en un repugnante manto de corrupción y vicio.
Ellos son los forjadores de la maldad reinante y los padres de casi todas las desgracias del género humano.
Los políticos gobernantes están demostrando ser la peor basura de la Humanidad. Convirtieron el siglo XX en un infierno de totalitarismo, guerras y exterminios, asesinando a cientos de millones de seres.
En este siglo nos llevan por idéntico camino, hacia la corrupción universal y la Tercera Guerra Mundial.
Hay que lograr que esa chusma maligna se extinga.
Esos políticos corrompidos y malvados tienen que desaparecer y ser sustituidos por humanos limpios y llenos de decencia y valores. Ese es el primer deber de todo ciudadano y el mayor reto ético de la Humanidad.
Los políticos han convertido el mundo en un infierno. Son los que imponen las guerras, propagan el odio, apoyan la corrupción, abusan del poder y llenan la vida de miedo, envidia, rencor, codicia y muerte.
Parece que odian que la gente sea buena, que nos ayudemos, que seamos solidarios y respetuosos. Prefieren un mundo poblado por alimañas que se odian. Ellos son basura y se sienten a gusto en un mundo podrido.
Merecen ser erradicados como ratas, cucarachas o serpientes venenosas porque mientras ellos gobiernen el mundo dará asco y las puertas del progreso, el amor y el bien permanecerán cerradas a cal y canto.
Esa chusma maldita se forja en hornos llamados partidos políticos, organizaciones diseñadas para extraer lo peor del ser humano y pervertirlo con ansia de poder, dominio, violencia, egoísmo, opresión y mafia.
Imaginemos un mundo donde los que gobiernan en lugar de ser ladrones y bandidos que construyen pocilgas y letrinas, fueran servidores públicos, propagadores del amor y personas justas que defiendan los valores y la convivencia dentro del apoyo mutuo.
El mundo sería mucho mejor y no me digan que esa utopía no es posible porque son los canallas que detentan hoy el poder los que quieren que creamos que el odio y la muerte que ellos representan son la única opción.
Es como si después de que Dios creara el paraíso, hubiera llegado el diablo y hubiera creado al político, el invento de las tinieblas para emputecerlo todo.
Los partidos políticos son escuelas de corrupción eficaces y mientras esas organizaciones sean la base de la vida política, el mundo será una cochinera, ya sean esos partidos de derecha, de izquierda o de centro.
Dicen los políticos canallas que los humanos somos malos por naturaleza, pero yo les aseguro que los humanos están siendo educados para el mal, para que odien, sientan envidia y se entreguen a la violencia.
¿Habéis visto alguna vez a un político hablar de amor, de amistad, de respeto o ayuda mutua? Esos degenerados solo hablan de dinero, poder, enfrentamiento y de lo malo que son sus adversarios.
El ser humano no es malo, pero los políticos si lo son y consiguen emponzoñar con su maldad asquerosa al mundo entero.
No es fácil entender el fanatismo y la ceguera de unos ciudadanos que defienden con uñas y dientes a partidos políticos sectarios, corruptos, con líderes mentirosos y estafadores, que violan las leyes, asesinan la democracia y, como en el caso del español Pedro Sánchez, eligen como aliados y colaboradores a ladrones, corruptos, golpistas y gente manchada de totalitarismo y sangre.