Sánchez va a caer porque su fracaso es total
Pedro Sánchez no quiere irse, pero sus mentores le van a echar porque su fracaso es ya insoportable y su posición es insostenible.
Las fuerzas globalistas, progres y defensoras de la barbarie, las que le sostienen y protegen, ya han decidido dejarle caer y solo esperan el momento oportuno para soltar el lastre.
Sánchez es el político más rechazado por su pueblo en toda Europa, el más desprestigiado, el menos creíble y el más ridículo y dañino, no solo para su pueblo sino también para la clase política mundial. Su forma de gobernar denigra la política y desprestigia la democracia, hasta el punto de que ya es un apestado en el clan del poder mundial.
Por eso es tan importante criticar sus corrupciones, bajezas y fracasos. Él lo aguanta todo, pero sus jefes no y ya están hartos de soportar sus fracasos, sus decisiones de tirano y sus apuestas corruptas.
Además, sus seguidores, dentro del PSOE, creen que ha perdido la magia y que se muestra indeciso, torpe y asustado. Muchos en su partido empiezan a rebelarse contra un tipo que si no se marcha pronto dejará al PSOE castrado y minusválido por décadas.
Las críticas crecen cada día más, al igual que sus apuestas corruptas, aislamiento y desprestigio. Ya ha perdido la batalla del relato y si nadie lo remedia con un fraude gigantesco, perderá también las próximas elecciones generales con un margen vergonzoso.
Para colmo, Felipe González, el único socialista del pasado con prestigio e influencia en el actual socialismo, condena abiertamente el sanchismo y lanza como candidato antisanchista a Madina
Los únicos amigos que le quedan, además de sus aliados vasos, catalanes y comunistas, llenos de odio a España, y la oscura caterva de la Agenda 2030 y la cultura woke que lucha por controlar el mundo, son sátrapas como el rey de Marruecos y dictadores corruptos y manchadas de sangre, como los de Cuba, Venezuela, Nicaragua y otros de similar pelaje.
Ha perdido la confianza y el aprecio de muchos de los tradicionales aliados de España: Estados Unidos, Israel, Francia, Alemania, Gran Bretaña, Italia, Argentina y muchos otros.
Su pueblo le pita y abuchea por las calles y se mueve con miedo, rodeado de escoltas, en aviones del Estado y en largas caravanas de coches blindados.
Para colmo de fracaso, el grueso de los españoles le acusa de sembrar odio, dividir la sociedad, hacer fraude electoral y asesinar la democracia ocupando y sometiendo a instituciones y espacios que la democracia exige que sean libres e independientes, como el Banco de España, el Tribunal Constitucional, la Radio y Televisión pública, la Fiscalía del Estado y otros ámbitos del poder, además de acosar a la Justicia y corromper al periodismo y a las Fuerzas Armadas.
Este fin de semana, Sánchez se ha aislado en la finca Quintos de Mora, su refugio favorito, no para pensar cómo asumir sus responsabilidades y pedir perdón de verdad a los españoles por la lluvia de cieno que él y su banda arrojan sobre la sociedad, sino para estudiar cómo resistir y seguir mandando. Es un demente fuera de control.
La “canción del verano 2025” será “Pedro Sánchez, hijo de puta”, un grito que se escucha ya en muchos actos públicos masivos, entonado sobre todo por los jóvenes, y que si Sánchez se empeña en seguir gobernando se escuchará también en los estadios de fútbol, corridas de toros y en multitud de actos de masas.
Salvo que se sea un demente, ningún ser humano en su sano juicio es capaz de soportar tanto rechazo ciudadano, desprecio y crítica. Sólo un enfermo de la mente lo consigue.
Mantener en el poder y soportar como miembro de la OTAN y de la Unión Europea a un fracasado del calibre de Sánchez, cada día más cuestionado y odiado por su pueblo, es todo un suicidio para las élites que lo protegen.