La última hora en la guerra ucraniana-rusa, es que Putin y Trump mandan a sus respectivos subalternos, Lavrov y Rubio, a Riad. Va a ser allí en Arabia, donde se va a llegar a un acuerdo entre los que realmente mueven los hilos.

Mientras tanto, el semiacabado francés Emmanuel Macron, en un ataque de poderío, emplaza a los líderes europeos —no a todos, solo a los que le ríen las gracias, ya que al húngaro Orbán lo ha dejado fuera — con la idea de hacernos creer lo que nuestro ministro de exteriores, señor Albares, nos ha trasmitido en unas declaraciones: «que se reúnen con tres objetivos» para dar la imagen de Europa Unida en estos momentos, decidir lo que hay que hacer para conseguir una paz duradera y de qué forma se va a conseguir.

Pero ya os adelanto yo que los que se han reunido con Macron en París, mandan lo mismo en esta guerra, que un policía local de Bollullos, en Londres.

La izquierda se atreve inconscientemente a intentar captar torpes votantes, agrediendo a los estadounidenses, que han decidido que Trump dirija su país, ya que el tratamiento que se le da al neoyorquino en las tertulias de los medios afines subvencionados, es bestial, no lo bajan de «loco». Pues ese loco va a conseguir la paz que todos los demás no han podido conseguir, y a lo único que se han dedicado es a enviarles bicicletas con tirachinas para que se defiendan de Rusia y sus mercenarios bien pagados.

Pero por favor, ¿cuál es la alternativa y quién la tiene a mano?

La alternativa real, si no actúa Estados Unidos, es la absoluta aniquilación de la juventud ucraniana y la destrucción de su forma de vida.

Pensar que una guerra termina de manera justa es de vivir en «los mundos de Yupi». Las guerras terminan mal o muy mal; siempre hay un perdedor al que se le da una «mas o menos» salida airosa, en el mejor de los casos. Y en este caso, la mejor salida para Ucrania es parar ya, sea quien sea el que lo consiga.

Los hilos que se van a mover en Riad, están en las manos de los que mueven este mundo y los que se enfrentan a ellos, mueren. El sacar pecho la izquierda en declaraciones imbéciles, no conducen a nada más, que no sea el ridículo de salir a los tres días a comunicar que se va a subir la asignación a Defensa, exactamente en el porcentaje que decida Trump.

Ya tuvieron que venir a salvarnos de Hitler desembarcando en Normandía, y que se instalen en un rinconcito de Ucrania, me relaja.

Si no existiesen los Estados Unidos, habría que inventarlos. Y ellos han decidido en las urnas, que su presidente sea Donald Trump. Nosotros como somos más listos, tenemos a Pedro Sánchez.