Manuel Ruiz de Lopera, el que fuera máximo accionista del Betis durante casi dos décadas y expresidente del club entre 1996 y 2006, ha fallecido hoy en su domicilio de Sevilla a los 79 años de edad. Lopera había salido hace unos días de la Unidad de Cuidados Intensivos de la Clínica Santa Isabel de Sevilla como consecuencia de unos problemas digestivos derivados de una diverticulitis. A principios de enero ya tuvo que ser ingresado por esta misma dolencia.

El empresario sevillano llegó al club verdiblanco en septiembre de 1991 como vicepresidente económico del entonces máximo mandatario de la entidad, Hugo Galera Davidson. El 30 de junio de 1992, fecha límite para la conversión del club en Sociedad Anónima Deportiva, presentó los avales necesarios para convertir a su empresa, Farusa (Familia Ruiz Ávalos S.A.) en máxima accionista de la entidad, con un 51% de títulos, y hacerse con el poder accionarial del conjunto verdiblanco.

Alternando durante varios años su condición de consejero delegado con el de presidente, cargo en el que oficialmente permaneció entre 1996 y 2006, el Betis logró dos ascensos, varias clasificaciones europeas, el título de la Copa del Rey de 2005 y la clasificación para la Champions League, convirtiendo al heliopolitano en el primer club andaluz en alcanzar la máxima competición continental. En 2010 vendió su paquete accionarial al empresario Luis Oliver, un polémico movimiento que acabó en los juzgados.

Años después, tras denunciar un impago de dichos títulos, tuvo que participar junto al mencionado Oliver en el acuerdo para poner a disposición la mayor parte de su participación de la sociedad verdiblanca para su atomización, en 2017, acuerdo promovido por los actuales dirigentes para finalizar con la judicialización del club. Se enfrentó a varios procedimientos legales por irregularidades fiscales durante su gestión al frente del Betis, vio cómo sus acciones eran embargadas y, recientemente, fue sentenciado por el Tribunal Supremo, que confirmó que no abonó la mayor parte de las acciones de Farusa en 1992.

Un presidente de la vieja guardia
Su etapa en el Betis vivió numerosos episodios sonados y mediáticos, más allá de los problemas en los tribunales por sus maniobras para apropiarse del club con dinero de la propia entidad. En 1997 realizó el fichaje más caro de la historia hasta entonces tras abonar 30 millones de euros por el brasileño Denilson. Y puso su nombre tanto a la Ciudad Deportiva, que actualmente lleva el nombre de la leyenda verdiblanca Luis del Sol, como al estadio, actual Benito Villamarín, tras su reconstrucción incompleta proyectada en el 2000.

Presentarse de madrugada en una fiesta de Halloween en casa de Benjamín donde estaban varios futbolistas de la plantilla bética, llevar la Copa del Rey a la iglesia en la boda de Joaquín Sánchez o amenazar con ceder al futbolista portuense al Albacete como parte de las polémicas cláusulas de sus contratos fueron algunos de los momentos más sonados de un expresidente de la vieja guardia que durante años dirigió el Betis de manera arcaica, pero con mano de hierro, hasta que un grupo de accionistas fue capaz de demostrar sus numerosas irregularidades.

En los últimos años, aquejado de algunos problemas de salud, ha vivido alejado de los focos, con apariciones muy esporádicas en los medios de comunicación. Descanse en paz.