La estrofa 1.442 del Libro de Buen Amor
Alberto González Fernández de Valderrama.- Esta estrofa, de tan intrincada lectura, se encuentra incardinada en el episodio titulado “Enxiemplo de la raposa e del cuervo”, una fábula que viene a moralizar al lector sobre el peligro de la vanagloria, que hace caer al ingenuo que se vale de ella en la trampa que le tiende el adulador que lo agasaja con el objeto de obtener un provecho de él sin el menor esfuerzo. El cuervo sería en esta historia el animal que representa a la vanidad, y la raposa o “marfusa” el que encarna a la astuta e interesada adulación.
El episodio, constituído por ocho estrofas, se compone de dos partes: en la primera, formada por cinco estrofas, se relata la historia; en la segunda, formada por la tres restantes, se recoge la enseñanza o moraleja que se desprende de los hechos anteriormente narrados. La historia es la siguiente: Un cuervo, posado en la rama de un árbol, tiene en su pico un pedazo de queso que se está comiendo. La raposa lo ve y trata de arrebatárselo con astucia, ya que no puede trepar a la rama en la que el cuervo se encuentra. Y para ello opta por adularlo ensalzando lo hermosos que son sus graznidos, a fin de que se ponga a “cantar” y se le desprenda el alimento de su boca cayendo al suelo para que la zorra se lo apropie. El cuervo se cree las lisonjas de aquella, la hace caso y su queso cae en poder de la astuta depredadora.
La moraleja comienza a desarrollarse en la estrofa que vamos a comentar, y que reproduzco según la versión de Blecua que, salvo en alguna pequeña variante sin importancia, es la que todos los demás editores aceptan desde la primera publicación del Libro en 1790:
“Falsa onra e vana gloria y el riso falso
dan pessar e tristeza e dapño sin traspaso
muchos cuidan que guarda viñadero el paso
que es la magadaña que está en el cadahalso”
Reproducimos su imagen en los tres manuscritos que la documentan:
Ms. S.Ms.G.
Ms.T.
Si atendemos a la lectura comúnmente aceptada como correcta por los editores, tenemos que aceptar que nos encontramos ante una estrofa de muy difícil comprensión, y que si el poeta quería dar un mensaje inteligible para el común de sus lectores no lo consiguió cuando podía haberlo expresado de modo muy claro sin tanto artificio y sin incurrir en los defectos formales que en esta estrofa se cometen.
Para tratar de desentrañar el pleno significado de esta estrofa hay que partir de la base de que no es atribuible al poeta la comisión de errores garrafales que desmerecen el entendimiento y la calidad formal de su obra sino a los copistas que la transcribieron sin entenderla y la deformaron. Por ello se hace preciso cotejar los tres manuscritos y tratar de encontrar en ellos alguna lectura que encaje de un modo natural en el contexto de la moraleja que se está explicando y que pueda sustituir a alguna de las actuales que dificultan su comprensión.
Comencemos con estas premisas nuestro proceso deductivo:
1º) No tiene sentido, para un poeta que domina la cuaderna vía, terminar el primer verso de una estrofa con una palabra que haga imposible rematar el resto de sus versos de forma que rimen consonantemente con el primero. En esta estrofa vemos las consecuencias de esa supuesta falta de pericia, pues solo el cuarto verso, terminado en “cadahalso”, rima correctamente con “falso”, ya que los versos segundo y tercero terminan en “-aso”. Si a esta observación añadimos que ninguno de los cuatro versos de la estrofa tiene pleno sentido, podemos partir de la base de que nos encontramos, en todos los casos, con una manipulación efectuada por un copista que, al no entender el texto que estaba reproduciendo, transformó las palabras originales por otras que conociera y rimaran de un modo parecido. Es necesario entender que un copista es un profesional que cobra un sueldo por transcribir un texto completo, y que desmerecería su trabajo dejando lagunas en él, por lo que si sustituye una palabra de difícil lectura por otra de su invención (o por un simple garabato que imite la grafía de la palabra original) su torpeza pasará desapercibida fácilmente y será bien remunerado. Por otra parte, la epanadiplosis de la lectura comúnmente aceptada es una figura retórica más propia de la poesía romántica y del modernismo que de la cuaderna vía medieval, donde lo que prima es la sujeción forzosa a la rima consonante de los cuatro versos de cada estrofa y la acomodación en el menor espacio posible de la mayor cantidad de información que permita contar una historia haciéndola inteligible para el común de los lectores. La repetición innecesaria de los mismos conceptos por la vía de sinónimos y otras florituras para embellecer el lenguaje sobran en este tipo de poemas; y si con una lectura que acepte la utilización de estas figuras el significado no se hace diáfano debemos colegir que el texto original ha sido corrompido por uno o por sucesivos copistas.
Se impone, por lo tanto, cotejar los tres manuscritos que recogen la estrofa y tratar de encontrar en alguno de ellos una palabra de remate de verso que pueda encajar en el contexto y cuya terminación nos permita encontrar otras palabras que, con más lógica, puedan sustituir a las otras tres que actualmente ponen fin a cada verso.
2º) La única palabra de las cuatro que analizamos que puede leerse perfectamente de un modo alternativo al actual es la que remata el segundo verso en el ms. T. La lectura parece, más allá de toda duda razonable, “trabajo”. Si podemos aceptar que la expresión “sin trabajo” es correcta, la terminación “-ajo” (de muy fácil rima) nos ayudará a encontrar las demás palabras que estamos reconstruyendo, A fin y al cabo, “traspaso” solo se lee claramente en el ms. G, pues en el ms. S solo podemos apreciar un garabato ininteligible. Y como la moraleja viene a decir que la vanagloria del cuervo permitió a la raposa apropiarse sin esfuerzo de su alimento, consideramos, en principio, como válida nuestra propia lectura.
3º) Teniendo en cuenta que debemos buscar palabras terminadas en “-ajo” que encajen en el contexto de un modo natural, la primera palabra que nos viene a la cabeza es “grajo”, que es otra manera de llamar al cuervo, por lo que suponemos que el primer verso, que alude a su vanagloria, está rematado en esa palabra.
4º) Si el primer verso termina en grajo, no hay muchas alternativas para encontrar un adjetivo calificativo despectivo que le sea aplicable. Teniendo en cuenta que en el ms. T la lectura es ininteligible (aunque algunos editores la transcriben como “risete”), mientras que en los demás manuscritos es idéntica, podemos aceptar que en estos se contiene la palabra más parecida a la del arquetipo. Y como en ella podemos identificar claramente la última sílaba como “so”, consideramos que las tres primeras letras son una transcripción incorrecta de “ilu”. Por lo tanto se estaría calificando al grajo de “iluso”.
5º) El hecho de que en el primer verso se mencione al grajo como víctima de un engaño, hace muy probable que en el segundo se mencionara a su causante, la raposa, siguiendo un esquema de paralelismo que dote a esos versos de plena coherencia. La palabra que Blecua (como los demás editores) escribe “tristeza” (escrita en el mismo orden en los mss. S y G pero en otro en el ms. T) podría ser una errónea transcripción de “raposa”, y para llegar a esta conclusión podemos basarnos en las siguientes observaciones:
-Como decíamos al principio, es muy raro que el poeta quiera resultar repetitivo en un verso, desperdiciando la posibilidad de incorporar en los estrechos límites que permite su métrica toda la información útil que podría contener, al mencionar como consecuencia del mal actuar del cuervo tres términos que en la práctica son sinónimos: pesar, tristeza y daño.
-En el ms. G la palabra parece comenzar con la letra “r”.
-En los mss. S y T la segunda sílaba parece comenzar con la letra “p”.
-En los tres manuscritos parece que la última sílaba comienza con la letra “s” y no con la “z”. Además, debido a la tendencia del poeta a escribir el sonido de la zeta con una ce con cedilla, habría escrito “tristeça”.
6º) Aceptando que la eliminación de conceptos innecesariamente repetidos demuestra una mayor deturpación del texto original podríamos considerar como lectura más parecida a la del arquetipo la del ms. T, por lo que nos centraremos especialmente en el estudio de éste para desentrañar el verdadero significado del segundo verso. Por lo tanto consideramos que dice: “dan raposa a […] sin trabajo”.
7º) La idea que debe informar el contenido de la parte que hemos situado como oculta entre corchetes en el apartado anterior aparentemente dice “e pesar e daño”. Pero al no tener sentido la lectura de esos dos sustantivos, como hemos indicado, debemos analizar bien su grafía:
En cuanto al término “pesar”, la estilizada letra “s” podría ser originalmente una “p”. En tal caso estaríamos ante el verbo “papar”, es decir, comer.
En cuanto a la lectura “e daño”, para encontrar un significado alternativo que encaje plenamente con nuestra deducción anterior tenemos que acudir al contexto. Si la raposa ha conseguido con su astucia quitarle de la boca un trozo de queso al cuervo, escaso alimento para lo que debe necesitar ingerir, podríamos llamar a esta comida ligera como una “colación”, definida por Covarrubias como “el bocado que se toma por la tarde el día que es de ayuno, cuando no se ha de comer más que una vez al día”. ¿Podemos encontrar esta lectura oculta tras la grafía empleada por el copista en este manuscrito?… Si nos fijamos bien, no se lee exactamente “e daño”, por lo que debemos hacer las siguientes consideraciones:
-La conjunción “e” no está escrita con esta letra sino con un signo equivalente. Pero bien podría tratarse de una errónea transcripción de la letra “c”, debida a que estuviera algo separada del resto de la palabra.
-Resulta fácil imaginar que la letra “d” sea una lectura errónea de una “o” seguida de una “l” que se encontraran demasiado juntas.
-A continuación leemos una “a” seguida de una “p”. Como esta última letra parece ser errata de copista y no una variante de la palabra daño, el ms. G la transforma directamente en una eñe, mientras que el T parece transcribirla como una”g”. Sin embargo, sería muy fácil considerar que esa estilizada letra “p” es la deformación de una “c” con cedilla.
-A esta “ç” le seguiría una” i” , y luego una “o” con una virgulilla encima como abreviatura, que indicaría la terminación de la palabra en la letra ”n” y que habría sido confundida por el copista del ms. G con la tilde de una eñe.
De esta manera la lectura original sería “c olaçiõ”, es decir, “colación”. Desde luego, “colación sin trabajo” se entiende mucho mejor que “daño sin traspaso”.
8º) Como la lectura del tercer verso y el pleno encaje de su significado en este contexto se nos escapa inicialmente, es preciso analizar el cuarto para, de este modo, poder reconstruir el arquetipo dándole un significado natural, desprovisto de elementos extravagantes que retuerzan su significado al máximo. Y aquí tenemos que comenzar por el análisis de la palabra “magadaña”, desconocida por Covarrubias pero que se ha entendido como sinónimo de fantoche o muñeco de aspecto burlesco o aterrador y, en este caso, como espantapájaros, por encontrarse en medio de un sembrado, si se acepta la lectura “viñadero” del verso tercero:
En el ms. T, que consideramos anterior -al menos en la lectura original de esta estrofa- a los restantes manuscritos, la palabra inicialmente escrita por el copista aparece rectificada, como si el amanuense optara por reescribirla para que se acomodara mejor a la palabra que leía al final del verso, “cadahalso”. Pero, visto con sentido común, poco tiene que ver un espantapájaros con el tablado construido para ejecutar a un condenado, y menos en el contexto de esta fábula. Lo cierto es que se puede apreciar no solo que la palabra está rectificada, sino también, con un poco de esfuerzo, la que parece lectura original. En cualquier caso, aún rectificada, la lectura “magadaña” no es segura en este manuscrito sino en el ms. S. En el ms. G se lee “madagana”.
Analizaremos la lectura del ms. T ampliando su imagen:
Si observamos la sílaba “ma”, vemos sobre su parte superior una línea horizontal que no figura en el resto de los manuscritos. Probablemente se trata de una virgulilla de abreviatura que indica que la palabra termina en “s”. La siguiente letra podría ser una errónea transcripción de una “c” con cedilla, seguida de una probable “a” que el copista ha remarcado ocultando una letra previamente escrita que parece una “b”, seguida de una o dos letras no identificables y después por lo que podría ser otra “c” con cedilla. Algo separada de esta palabra parece leerse la palabra “vid” en vez de la sílaba “na”, si aceptamos que el manchón redondo que se aprecia sobre estas letras es un intento del copista de identificar una “i” latina que inicialmente no hubiera escrito con demasiada claridad y que la “a “ final tiene un hampa a su derecha que la convierte en una “d”.
En definitiva, “magadaña” podría ser una deformación de “mã çabroça vid”, es decir: “más sabrosa vid”, lo que encajaría a la perfección en el contexto, teniendo en cuenta la mención al “viñadero” del verso anterior.
De ser cierta esta lectura nos estaría dando una idea general acerca del significado de los versos tercero y cuarto. Parece que deben de incorporar un refrán que haga alusión al hecho de que algunas personas astutas consiguen la más sabrosa uva de una viña utilizando alguna artimaña que pudiera compararse con la utilizada por la zorra para apropiarse del alimento que poseía el cuervo.
9º) La lectura anterior, y el hecho de que suponemos correcta la terminación de todos los versos en “-ajo” implica encontrar una lectura alternativa para “cada halso”. Para empezar, el hecho de que ninguno de los tres manuscritos escriba correctamente la palabra “cadahalso” sino que la separe en dos fragmentos nos hace pensar que en el original se trataba de dos palabras bisílabas, y que al mensos la última fue deformada para terminar en “-also” y así rimar forzosamente con el primer verso, truco muy propio de un copista de poesías manuscritas cuando no entiende la letra que está tratando de reproducir. Por ello, tenemos que buscar en el campo semántico de la viticultura una palabra bisílaba que termine en “-ajo”. Si tenemos en cuenta que la palabra precedente, en los tres manuscritos es “cada”, podemos estar seguros de que el término que buscamos es “gajo”, que Covarrubias define como: “El razimo de la fruta apiñado, que cuelga en el árbol de alguna ramita delgada, aunque particularmente decimos gajo de uvas […]” .
Así que, en principio, la lectura correcta del cuarto verso sería: “y/que es la más sabrosa vid que está en cada gajo”. Pero hay que advertir que el segundo hemistiquio, aplicando la sinalefa que de un modo natural aplica el lector del verso, convierte a aquél en hipométrico, y que el poeta normalmente busca la perfecta sonoridad y perfección formal para sus versos, por lo que seguramente la preposición “en” sería en realidad “entre”; y hay trazas de ello en el ms. T y G. En el primero se aprecia lo que puede ser una “t” después de “en”, o acaso una cruz, signo que denota que el copista deja en blanco un espacio por existir en el manuscrito que reproduce una letras que no entiende o que le parece que no encajan bien en la sintaxis de la frase que creen leer. En el ms G, curiosamente, no se dice “ en el” sino “en l”, con una línea horizontal sobre la ene que solo tendría sentido si se tratara del brazo que atraviesa el asta de la letra “t”, con lo cual la “l” siguiente a “en” sería en realidad una “t”. De esta manera, podemos considerar que la lectura correcta sea “entre”, sin que pierda significado el verso.
10º) Corresponde ahora encontrar algo de luz al verso tercero: “muchos cuidan que guarda viñadero el paso”. La interpretación de la lectura comúnmente aceptada de este verso y del siguiente es: “muchos creen que es el viticultor el que guarda el paso a su viña pero se confunden con un espantapájaros (¿que está en el cadahalso?”. Este mensaje solo de un modo muy retorcido se puede ajustar a la fábula que se comenta en las estrofas anteriores. Los pájaros que pudieran asustarse con un espantapájaros y se alejaran de esa viña beneficiarían a su sufrido sembrador, que con el sudor de su frente se haría plenamente merecedor de recolectar su cosecha; nunca podría comparársele con un vago que con su astucia abusase de la inocencia de aquellos quitándoles el pan que ya habían conseguido con su propio esfuerzo. Por lo tanto, se hace preciso analizar la lectura real de este verso examinando minuciosamente los manuscritos.
Por otra parte, si tenemos en cuenta que el verso debe terminar en “-ajo” la palabra “viñadero” pierde sentido, por lo que entendemos que tal lectura sería una deturpación del texto: “la viña de […]ajo”. Para reintegrar este hueco tenemos que examinar los tres manuscritos y ver signos comunes en ellos que nos permitan obtener alguna pista fiable:
-En el ms. S se lee “viñadero y el paso”.
-En el ms. G “vinadero el paso”.
-En el ms. T “viñaderos el paço [pago?]”.
Como vemos, es común en todos ellos el artículo “el”, precedido por una “y” en el ms. S, y por una “s” en el ms T, si bien unida a “viñadero” para conformar su plural. Debido a que la “y” del ms. S implicaba un error de sintaxis, probablemente el copista del ms. T la suprimió convirtiéndola en la “s” final de “viñaderos, pero incurriendo a su vez en una incoherencia sintáctica con el verso cuarto, pues “magadaña” estaba en singular. Por ello, es probable que la lectura original incluyera claramente una “y” y que el copista del ms. S la respetara a pesar de dejar sin sentido el final de su verso.
Teniendo en cuenta estas observaciones, la única palabra que encajaría en el contexto del cuidado de una viña, empezando por “y” terminando n “-ajo” sería “yerbajo”, lo que implicaría que el artículo “el “ fuese en realidad una corrupción de “er”.
Si eliminamos las palabras cuyo significado no vemos claro, los versos tercero y cuarto quedarían de este modo:
“Muchos […] la viña del yerbajo
que es la más sabrosa vid que está en[tre] cada gajo”.
11º) Debemos, por lo tanto, rellenar el hueco con algunas palabras que den sentido a un refrán o consejo que tenga algo que ver con la astucia como causa del perjuicio que pueden sufrir los incautos. Podemos dar por válida la primera palabra del verso: “muchos”, igual en los tres manuscritos, y partir del análisis de la segunda, que difiere en ellos.
12º) En el ms. S la segunda palabra del verso tercero está sustituida por un signo de copista que indica la existencia de un término que no entiende y que no se atreve a reproducir; en el ms. G parece leerse “neydan” o “acydan; y en el ms. T “cuydan”, siendo ésta última la palabra elegida por todos los editores por no tener las demás sentido. Covarrubias no define “cuidar” en el sentido de proteger a algo o a alguien de un peligro, sino como “pensar, advertir”, e incorpora en esta entrada, como derivados del verbo pero sin definirlos, cuidado, cuidadoso, descuidado y descuidar. Por ello, podríamos aceptar esta lectura como correcta, a falta de alternativa, en el sentido de “poner especial atención o interés en hacer alguna cosa”.
13º) La última palabra que nos falta para completar el verso difiere en los tres manuscritos:
-En el ms. S se lee “grda”, si bien sobre la “g” ha escrito lo que parece una “a” como queriendo indicar que entre la “q” y la “r” que ha escrito inicialmente seguidas le ha parecido posteriormente que existe una “a”. Esto es significativo de que no ha encontrado también la letra “u” , por lo que la lectura original no sería “guar[…]” sino “gar” o, acaso, “qar” si la “q” original hubiese sido confundida con una “g”.
-En el ms. G se lee “grda” si bien sobre la “g” y a la derecha del signo que representa “que” el copista ha escrito un garabato con forma de “6” achatado con él óvalo abierto, signo abreviativo que denotaba la existencia de una “s” intermedia, no de inicio de palabra, y que precedería al citado grupo de letras. Si consideramos que el signo inmediatamente precedente no es una abreviatura de una “q”, sino una “e” mal interpretada por el copista al transcribirla, nos encontraríamos ante la sílaba “es”.
-En el ms. T se lee “guãdan” (guardan).
Según el único manuscrito claramente legible, la palabra siguiente a la supuesta sílaba “es” sería “guardan”; pero carece de sentido que se trate de ésta, pues no se entiende el significado de “muchas personas están pendientes o atentas de proteger o guardar las viñas del yerbajo”. Tendría más sentido que el poeta empleara el verbo “escardar”, escrito como “esqãdar”. Esta virgulilla sobre la “a” habría confundido a los copistas de S y G, que omitieron la letra “a” después de lo que creían que era una “g”, y en su lugar pusieron una “r”, Y todo ello entendiendo “escardar” según la amplia definición que nos da el diccionario de la RAE: “arrancar los cardos y otras hierbas perjudiciales de un terreno de cultivo”.
Con esta lectura el poeta habría querido decir: “muchas personas astutas están pendientes de ofrecerse al amo de la viña para limpiársela de yerbajos (acaso tras la vendimia), pero lo que pretenden es quedarse con las mejores uvas que están entre los racimos. Quizás sea una reflexión acerca de lo que ocurre por derecho consuetudinario en los pueblos tras la realización de la vendimia, cuando se permite el acceso libre a los vecinos para que se lleven los residuos, ya que muchas veces entre ellos se encuentran las uvas más dulces, aquellas que han recibido durante más tiempo y con mayor intensidad la luz del sol por encontrarse en la partes más altas de la viña, y que ahora han caído al suelo como el queso que portaba el cuervo en su pico desde lo alto de una rama, y al que no tenía acceso la astuta raposa.
Desenlace:
Resumiendo todas las conclusiones anteriores, la lectura que propongo para reconstruir el arquetipo, abierta a ser perfeccionada por cualquier otra observación que se pueda aportar, y modernizando la grafía, sería:
“Falsa honra y vanagloria del iluso grajo
dan a raposa papar colación sin trabajo.
Muchos cuidan [es]cardar la viña del yerbajo
que es la más sabrosa vid que está en[tre] cada gajo”.