Jonathon Van Maren.-Medio siglo después de que Occidente comenzara a alejarse de la eugenesia, la hemos adoptado plenamente una vez más. Los lectores habituales de esta columna sabrán que el aborto se utiliza para matar a casi el 90 por ciento de los niños diagnosticados con síndrome de Down en el útero; En el debate post- Roe en Estados Unidos ahora mismo los activistas abortistas utilizan a niños discapacitados o enfermos como razón para que el feticidio deba estar disponible. No están tratando de ocultar su visión del mundo, según la cual necesitamos que el aborto sea legal para poder deshacernos de los niños imperfectos.

Ésta es también la posición del Partido Demócrata. La Primera Dama Jill Biden llegó incluso a invitar al Estado de la Unión a Kate Cox, la mujer de Texas que descubrió que estaba embarazada de un bebé discapacitado, intentó abortar y se negó, al Estado de la Unión. Querer abortar a un bebé con trisomía 18 es ahora aparentemente algo tan loable que te merece una invitación de la Casa Blanca. Qué capacitistas y macabros enemigos de los más vulnerables son los Biden. ¡Qué cultura tan enferma en la que vivimos!

De hecho, los últimos años han dado lugar al fenómeno de las llamadas demandas por “nacimiento ilícito” (sobre las que escribí por primera vez en 2013) en las que los padres que descubren que su hijo está discapacitado demandan a los médicos por no avisarles con suficiente antelación para tenerlo. el bebé asesinado en el útero. En 2019, una pareja estadounidense demandó a Planned Parenthood después de un aborto fallido por el costo de “criar un hijo adicional”. Más tarde, ese mismo año, una pareja australiana demandó a una clínica de ultrasonido por no diagnosticar a su hija no nacida con síndrome de Down; si lo hubieran sabido, la habrían abortado. Estaría muerta; Serían libres.

La última historia proviene de Austria, donde, según informa Live Action , un “médico se verá obligado a pagar decenas de miles de dólares a padres enojados porque su hijo nació con una discapacidad y no se les dio la oportunidad de abortar. ” La pareja aparentemente estaba emocionada de estar esperando un bebé, pero se pusieron furiosas cuando nació su hija y descubrieron que tenía una discapacidad: “le faltaba el brazo izquierdo, una clavícula acortada y una zona ‘malformada’ en el pecho y los hombros”. El informe señala que la niña probablemente tendrá una vida normal, pero ese, para los padres, parece ser el problema.

Según Karin Prusch-Lang, abogada de los padres reacios: “El médico pasó por alto la grave discapacidad del niño. Si el diagnóstico fuera correcto, los padres habrían decidido interrumpir el embarazo. Si el diagnosticador prenatal hubiera prestado la debida atención, podría haber reconocido durante la ecografía del primer trimestre que había una discapacidad física grave”. El caso llegó hasta el Tribunal Supremo de Austria, que falló a favor de los padres y determinó que se les debería haber dado la oportunidad de abortar a su hija.

Según Prutsch-Lang, la decisión es trascendental. “La OGH confirma que los médicos son responsables de todos los gastos de manutención del niño, independientemente de su estado de salud, si el nacimiento podría haberse evitado mediante información o tratamiento profesional”, afirmó. “En el futuro, los padres del niño discapacitado recibirán más reclamaciones por valor de varios cientos de miles de euros. Este fallo podría tener implicaciones de gran alcance para la práctica médica y los derechos de los pacientes”. Según Live Action: “El médico ahora tendrá que pagar todos los costos del niño y ya le han obligado a pagar alrededor de 83.000 dólares”.

En resumen, el Tribunal Supremo de Austria dictaminó que esta pequeña no debería haber nacido y que el coste de su crianza debería correr a cargo del médico que no supo identificar a tiempo sus imperfecciones para facilitar su feticidio. Esto es eugenesia en su forma más desnuda. La eugenesia significa “buen nacimiento”, es decir, garantizar que sólo nazcan personas “dignas”. Afirmar que algunos niños han “nacido erróneamente” es afirmar esas premisas por completo no sólo en las actitudes de padres egoístas, sino también en las más altas cortes del país.