Como cada 31 de diciembre, familias y amigos reunidos en torno a una mesa llena de restos de turrones y polvores celebran juntos la llegada del nuevo año. Se trata de despedir a los 365 días que se van con honores y de saludar con esperanza -y una, más o menos larga, lista de propósitos- al que llega.

Por eso, la Nochevieja repite en cada celebración los mismos errores y aciertos que, convertidos en tópicos, nos llevan a vivir las mismas situaciones una y otra vez.

¿En qué canal vemos las uvas?

Las distintas cadenas de televisión se preocupan por colocar a personajes potentes -bien por su trayectoria profesional o por su ascensión meteórica al olimpo de los famosos- al frente de la primera emisión del año. Por eso, en muchos hogares se decide a última hora en qué canal y con quién se compartirán las campanadas.

¿Ya han acabado los cuartos?

A pesar de la invariabilidad de este ritual, el de los cuartos y las campanadas, en cada cena de Nochevieja siempre hay un miembro del grupo que intenta adelantarse al nuevo año. Menos mal que, para evitar confusiones, también suele haber algún experto encargado en dar el paso a las uvas.

¿Un taxi? Imposible

Salgas a la hora que salgas y vivas donde vivas, siempre habrá alguien más rápido que haya conseguido arrebatarte el taxi. Aunque esta norma se contradice a sí misma, lo más probable es que tú nunca seas el primero en cogerlo.

¿Dónde está la barra?

Uno de los peligros de la barra libre es acabar sepultado por la multitud que pretende acceder a las bebidas. Uno de los trucos más efectivos, aunque incómodo, es aprovechar la atención del camarero para pedir varias consumiciones a la vez.

¿Y mi abrigo?

Para quienes han conseguido sobrevivir a la noche, el periplo todavía no ha terminado. A primera hora de la mañana, las filas de los guardarropas se convierten en la mayor pesadilla para quienes quieren continuar o caerse de la fiesta.