El presidente de Vox, Santiago Abascal, en la noche electoral.

Manuel Hernández (Especial para AD).- Anoche, tras los nefastos resultados electorales de la “España Viva” me llamaron seis diputad@s (amigos, ya más que excompañer@s), tres de ell@s ya sin acta. Y recibí otras casi 20 llamadas de excompañeros del grupo parlamentario dándome la razón en las causas y consecuencias de la deriva que ha adoptado el que fue mi partido. Y a todos les transmití lo mismo, sin acritud y con ausencia de rencor: “habéis asistido impasibles hacia una dictadura personalista y hacia un vacío de ideales, callando ante los ceses de los más válidos”. Ahora no vale plegar velas y levantar la voz. Es tarde ya, amig@s.

Pero me quiero quedar con el tuit de una excelente persona, compañeros en el Congreso, un ser extraordinario, un señor que se viste por los pies. Un todavía diputado nacional de VOX que ha venbido opinando exactamente lo mismo que un servidor. Que ha comprendido el alcance de la pérdida de la excelencia y la caída en la mediocridad y el palmerismo político.

Porque no había que ser muy inteligente para saber de antemano los malos resultados que iba a obtener Vox.

Cuando te has cargado a los profesionales del partido y le has dado las riendas del partido a falangistas y al OPUS, perdiendo la poca moderación que tenías, degradando o eliminando a diputados de un gran talento, recoges lo sembrado.

En noviembre de 2019 nos fuimos a VOX los que considerábamos que era una alternativa política sin fisuras, con principios y sin exclusiones. La formación política que, por fin, reunía nuestros ideales y venía a proporcionar una ventana abierta de aire fresco para oxigenar el bipartidismo y la endogamia en los partidos tradicionales. Nada más lejos de la realidad.

Pero cuando comenzó el proceso de purgas dentro del Grupo Parlamentario en el Congreso, eliminando con inquina y sin criterios objetivos a los más capaces, a todo el cuadro jurídico (desde Sergio Velázquez a @Macarenaolona pasando por los que habíamos estado al pie del cañón durante el COVID), que habíamos sido la vanguardia política de VOX ganando recurso tras recurso, batalla judicial tras batalla judicial en el Constitucional, y arrugando al Gobierno en cada sesión de control, comprendí que este proyecto estaba condenado al fracaso.

De “alternativa patriótica con aspiraciones a presidir el Gobierno” a la triste realidad de ser hoy felpudo del Pp, como muchos advertimos en mayo cuando en Bambú se descorchó tanto cava con apenas un 7% de voto.

Pero anoche no hubo autocrítica, solo echar la culpa a los demás, a la prensa o al sursum corda.

Qué cara de Ciudadanos se te está poniendo, Santi. Trágate el orgullo y la soberbia, ahórrate los aplausos fáciles y recupera lo que perdiste, tan mal aconsejado. Por España.

*Manuel Hernández Fuentes, extécnico del Grupo Parlamentario de VOX en el Congreso de los Diputados.