La descomposición del sanchismo
Francisco Marhuenda.- La Historia se repite. Lo vivimos en 1996 y en 2011, antes de las victorias del PP, con la descomposición de los gobiernos socialistas. Las encuestas muestran el fracaso de Sánchez, que no consigue que funcione su campaña del miedo. No es la primera vez que el PSOE utiliza esta estrategia. La izquierda se juega sus pesebres y está dispuesta a todo con tal de mantenerlos. A pesar de la escandalosa utilización de los recursos públicos al servicio de la reelección del candidato socialista y del consejo de ministros como instrumento propagandístico, la sociedad está cansada del sanchismo. Es lo mismo que sucedió en el pasado. Una vez más se intenta tapar la mala gestión y el sectarismo con las baratijas ideológicas de la izquierda más fanática de Europa. El PSOE ha dejado de ser socialdemócrata para convertirse en sanchista, que es una concepción reduccionista del socialismo que rompe con la herencia de Felipe González. Es la recuperación del espíritu del Pacto del Tinell. Es legitimar los pactos con los enemigos de España, porque lo único que le interesa a su líder es asaltar el poder.
La teoría sanchista se basa en la cesión permanente con los independentistas y el antiguo aparato político y militar de ETA. Lo llaman pacificación. Es incorporar en el gobierno a los comunistas y los antisistema que quieren destruir el Ordenamiento Constitucional. El debate a siete esta semana en TelePSOE puso de manifiesto esta realidad. La falsa pluralidad de partidos se refleja en unas formaciones nacionalistas que quieren la continuidad de Sánchez para seguir debilitando al Estado en sus territorios como sucede con ERC, PNV y EH Bildu. Es lógico que no quieran que gobierne el PP. Es evidente que tampoco puede negociar con una formación como Sumar, que tiene dieciséis partidos comunistas y antisistema en su seno. Uno de los grandes «éxitos» del sanchismo ha sido blanquear la participación del comunismo en el gobierno, a los dirigentes del aparato político y militar de ETA y a los independentistas. Es un legado que tendrá que revertir el PP con el apoyo del sector socialdemócrata del PSOE. Por supuesto, es necesario derogar sus leyes, como hizo Zapatero con la obra de Aznar, porque es lo que quieren los votantes de centro derecha. Es el legítimo derecho que tiene un gobierno cuando gana unas elecciones.