Crisis económica: Jóvenes chinos acuden al templo a rezar para encontrar trabajo
En China, más de 11 millones de graduados universitarios se enfrentan a un escaso mercado laboral mientras la economía sigue convaleciente tras la pandemia de coronavirus.
Las visitas a los templos han aumentado un 310%, ya que los jóvenes chinos desempleados buscan consuelo en la oración.
Muchos graduados chinos han tenido que recurrir a trabajos temporales como el transporte compartido o los servicios de reparto.
Los fines de semana, las filas de espera se extienden cientos de metros alrededor de los templos chinos, mientras jóvenes abatidos rezan para encontrar trabajo en una economía que se recupera lentamente de la crisis por la pandemia de coronavirus.
“Espero encontrar algo de paz en los templos”, dijo Wang Xiaoning, de 22 años, refiriéndose a “la presión de encontrar trabajo” y a unos costos de vivienda que están fuera de su alcance.
Wang es uno de los 11,58 millones de graduados universitarios que se enfrentan a un mercado laboral que aún se tambalea tras los estrictos cierres “cero-COVID” del año pasado y las restricciones impuestas a los sectores de la tecnología y la educación, principales proveedores de empleo.
Las visitas a los templos han aumentado un 310% en lo que va del año respecto de 2022, según la plataforma de reservas de viajes Trip.com. Aunque no dio cifras globales ni comparaciones anteriores a la pandemia, dijo que aproximadamente la mitad de los visitantes nacieron después de 1990.
“El umbral para el empleo sigue subiendo”, dijo Chen, una joven de 19 años que rezaba por sus perspectivas profesionales en el emblemático Templo Lama de la capital, Beijing, a pesar de que le faltan años para graduarse.
“La presión es abrumadora”, añadió Chen, que sólo dio su apellido por razones de seguridad.
De una generación con alto nivel educativo, que haya una quinta parte de los jóvenes chinos sin trabajo es un récord. Mejorar sus perspectivas es un dolor de cabeza para las autoridades, que quieren que la economía cree 12 millones de nuevos empleos en 2023, frente a los 11 millones del año pasado.
Varias personas se reúnen para quemar incienso y rezar en el Templo de Lama, en Beijing, el 19 de febrero de 2023. Los jóvenes chinos visitan cada vez más los templos para rezar, mientras luchan por encontrar trabajo en un mercado que aún no se recupera de las presiones del COVID. (JADE GAO/AFP vía Getty Images)
“Hay un grave exceso de oferta de graduados universitarios y su prioridad es la supervivencia”, afirmó Zhang Qidi, investigador del Centro de Estudios de Finanzas Internacionales, quien añadió que muchos habían recurrido a trabajos de transporte compartido o de reparto.
La economía se está recuperando desde que en diciembre se levantaron las restricciones al COVID-19, pero la contratación está siendo liderada por los sectores de la gastronomía y los viajes, castigados por la pandemia, que ofrecen salarios bajos para funciones poco cualificadas.
Los ministerios chinos de Educación y Recursos Humanos no han respondido inmediatamente a las solicitudes de comentarios.
El total de licenciados y doctores en Beijing supera por primera vez al de estudiantes universitarios, según las autoridades educativas.
Las preocupaciones laborales y académicas son “comprensibles”, afirmaba el diario estatal Beijing Daily en un editorial publicado en marzo.
“Sin embargo, los jóvenes que realmente ponen sus esperanzas en los dioses y Budas cuando están bajo presión también van claramente por mal camino”.
Aires de erudito
Muchos en las redes sociales se han comparado con Kong Yiji, un erudito alcohólico desempleado, figura literaria centenaria de un relato de 1919 del escritor Lu Xun. Kong se creía demasiado culto para aceptar trabajos serviles.
El meme se ha hecho viral porque los usuarios cuestionan el valor que la sociedad da a la educación si no garantiza una vida profesional satisfactoria.
En la provincia costera de Zhejiang, una joven de 25 años con un máster -que desde febrero ha solicitado una media de 10 empleos al día- dijo sentirse, como Kong, “limitada” por su educación.
“No creo que encuentre nunca mi trabajo ideal”, dijo esta graduada en urbanismo, que habló bajo condición de anonimato para proteger sus perspectivas laborales. “He ido varias veces al psicólogo porque estaba muy ansiosa y deprimida”.
Dijo que las únicas ofertas que había recibido pagaban entre 290 y 435 dólares al mes o tenían requisitos “poco razonables” en cuanto a horas extraordinarias, y por eso las rechazó.
“Si no tuviera estas cualificaciones, podría ser vendedora en un centro comercial y sería mucho más feliz”.
Yang Xiaoshan, una postgraduada en Economía de 24 años de Beijing, se conformó con el puesto de cajera de banco tras 30 entrevistas. Se siente aliviada por no seguir el destino de Kong, pero sigue sintiéndose insatisfecha.
“No es que desprecie el servicio de atención al cliente, pero creo que es un desperdicio de mis conocimientos”, afirma Yang.
La cadena estatal CCTV ha reprendido a quienes establecen comparaciones con Kong. “Kong Yiji cayó en dificultades… porque no podía desprenderse de sus aires de erudito y no estaba dispuesto a cambiar su situación mediante el trabajo”, escribió en la aplicación de mensajería Weibo.
El comentario suscitó airadas respuestas.
“¿Por qué, en lugar de ayudar a las empresas privadas a desarrollarse, culpan a 11,58 millones de graduados por no quitarse la toga de eruditos?”, se leía en un post que obtuvo más de 300 “me gusta”.