¡Honor y Gloria, para un gran patriota, cuyo cuerpo ha sido profanado vilmente, por esta diabólica Prostitución del 78!
Miguel Sánchez.- Una vez más, los profanadores y talibanes, rememoran a sus padres y abuelos, con el apoyo incondicional de unos monarcas, en brazos del comunismo, dispuestos a firmar cuantos Decretos y Leyes, le sean puestas en su mesa y sin el menor atisbo de gesto negativo, sino complaciente, para sus amados sicarios del mal.
Todo el mundo achaca, el mal de España, con sus Leyes diabólicas, al comunismo criminal, asentado primero por un canalla y diabólico Zapapesto “Risitas-Lucifer” y ahora su hijo putativo, un mediocre que hace y deshace, cuanto le parece, porque nadie ni nada tiene en contra.
José Antonio, ese gran hombre católico, abogado del Estado, lúcido, de mente ágil y virilidad manifiesta, fue al patíbulo firme recto, con el honor y la dignidad íntegra y diciendo:
¡Ojalá que mi sangre sea la última que se derrame en España!
Difícil es resumir en un solo escrito, quién fue ese ingente hombre, siempre dentro de la Excelencia.
Pero una vez más, este pueblo tibio, incauto, pobre mentalmente, sin valores, adoctrinado, amariconado y despreciable, permite una nueva PROFANACIÓN
José Antonio que grande y valiente fuiste al cadalso, nada perturbó tu virilidad, no solo eso, sino que perdonaste a esos asesinos, que hicieron fuego contra tu gran corazón y antes de ello, tuviste la bondad, de regar tu abrigo, a uno de tus asesinos, antes de que fuera agujereado por las balas sanguinarias de unas diabólicas RATAS COBARDES
Ahí está la Guardia Pretoriana de este Estado de Desecho, con la porra provocando y dando palos.
¡Cobardes asalariados!
La exhumación de Primo de Rivera se cierra con tensión en el cementerio
¡José Antonio, tu valentía, ha sido aumentada por unos familiares despreciables, que se han alineado con tus profanadores, sin la menor lucha, sin el atisbo genético de tu ADN, unos auténticos cobardes, a los que desprecio!
Algún día nos cobraremos con sangre, las traiciones y a los traidores, cobardes, que dejan en manos de los hijos de Satanás, a tantos heroicos hombres, católicos y patriotas, siempre en lucha por el amor y su sacrificio para con Dios y la Patria