El Domingo de Ramos se hace grande en Málaga
B. R.- Son las diez de la mañana. Señoras y señores, empieza la Semana Santa de Málaga. Calle Parras está a rebosar de gente, agolpada en su mayoría a las puertas de la casa hermandad de la Pollinica, y es que Nuestro Padre Jesús a Su Entrada en Jerusalén es el que recibe los primeros toques de campana de la semana detrás de su séquito de niños nazarenos ataviados con faraonas moradas y palmas que a buen seguro sacarán un ojo de algún despistado; a continuación, sale su madre, María Santísima del Amparo, con una cara risueña que enamora a cualquiera. (El Domingo de Ramos malagueño, en video)
Sobre las once, la segunda procesión del día da comienzo en la feligresía de San Juan, pues María Santísima de Lágrimas y Favores empieza a ser llevada a hombros por unos hombres de trono que entonan ese himno que compusiera su hermano más ilustre, Antonio Banderas. El Señor de la Pollinica ya está en calle Larios, donde se escucha el ‘Pescador de Hombres’ (“Señor, me has mirado a los ojos; sonriendo has dicho mi nombre. En la arena, he dejado mi barca; junto a Ti, buscaré otro mar”), mientras que su madre avanza por la Alameda al paso pollinico: dos pasitos para adelante, dos pasitos de mecida.
Sobre las tres de la tarde, las dos imágenes se encuentran frente a frente en el encierro. Apenas han pasado unos minutos y en la cercana Iglesia de San Felipe Neri se abren las puertas para que salga de su interior el trono del Divino Nombre de Jesús Nazareno de la Salutación con un cuidado milimétrico: ¡Un poquito a la derecha! ¡Avanzad sin mecerlo! ¡Cuidado con el dintel! Ya son casi las cuatro y media, hora en la que calle Echegaray se inunda de nazarenos de túnica marrón franciscano para anunciar la llegada de Nuestro Padre Jesús de la Soledad, reo y apresado por dos sayones judíos camino de la Catedral, donde Pedro le negará hasta en tres ocasiones entre un mar de lágrimas, las mismas que surcan la joven cara de María Santísima del Dulce Nombre, bella como pocas. Nos vamos corriendo a Capuchinos para ver la mayor traición de la historia, la del beso que le da Judas Iscariote a Nuestro Padre Jesús del Prendimiento al mismo tiempo que Pedro se avalanza sobre Malco para cortarle una oreja, pero detrás viene María Santísima del Gran Perdón, el perdón de una mujer al traidor de su hijo. Y todo sucedió en el mismo lugar donde minutos antes Nuestro Padre Jesús Orando en el Huerto sudó la sangre que se intuye entre sus tirabuzones, allí, en la bóveda verde de la Alameda por donde surca el dorado trono de Nuestra Señora de la Concepción, con mirada alta y dolorosa.
A pocos metros, María Santísima de Lágrimas y Favores enfila los últimos metros de su recorrido por la estrecha calle San Juan, por donde apenas cabe su trono, pero por donde caben todas las personas que van a su encierro. Desde San Pablo viene el Santísimo Cristo de la Esperanza en su Gran Amor cruzando el Puente de la Aurora; mientras tanto, María Santísima de la Salud, la salud de los enfermos, viene por la calle Trinidad para asistir a los últimos minutos de su hijo.
Nuestro Padre Jesús de la Soledad ya ha llegado a la Alameda y se cruza con su madre, la del Dulce Nombre, que avanza por el lateral sur de la misma vía con su manto de color turquesa. Pasadas las ocho de la tarde, cuando ya se está poniendo el sol, el Santísimo Cristo de la Humildad en Su Presentación al Pueblo entra en el primer templo de la ciudad para hacer estación de penitencia mientras Poncio Pilatos pregunta si liberar a Barrabás o al Ecce-Homo; entre la minoría que pide su libertad se encuentra Nuestra Madre y Señora de la Merced acompañada de San Juan Evangelista, que intenta consolarla. Ya ha caído la noche. En Carretería, calle cofrade por excelencia, encontramos a Nuestro Padre Jesús Orando en el Huerto acompañado de un ángel que le indica dónde tiene que buscar al Padre; Nuestra Señora de la Concepción sigue llorando a la luz de las velas de la candelería. En calle San Agustín, el Divino Nombre de Jesús Nazareno de la Salutación se encuentra con la Santa Mujer Verónica, que porta un paño en el que se quedado dibujada la Santa Faz de Nuestro Señor Jesucristo.
El Domingo de Ramos ya está casi terminando. Antes de la medianoche, el crucificado del Santísimo Cristo de la Esperanza en su Gran Amor y María Santísima de la Salud ya han salido de la Catedral, pero siguen a los pies de La Manquita, puesto que pasan después por la puerta principal del templo en la Plaza del Obispo. No muy lejos de allí, el Ecce-Homo sube los últimos metros de calle Granada a la altura de la Iglesia de Santiago seguido de Nuestra Señora de la Merced, que se adentrará en la plaza del mismo nombre y donde se erigía la también iglesia mercedaria.
Tiramos por la calle Madre de Dios para desembocar en Dos Aceras, donde los tronos de Nuestro Padre Jesús del Prendimiento y María Santísima del Gran Perdón son llevados por unos hombres de trono que sufren como nunca para subir del tirón esta empinada cuesta y, sobre todo, la de calle Carrión entre los ánimos de todos los malagueños que allí se congregan. Antes de encerrarse en su casa hermandad, los dos tronos se ponen frente a frente y, aunque los portadores están más que cansados, los suben a pulso varias veces entre un mar de aplausos y vítores.
la religión cristiana pasa de ser centro de vida espiritual para convertirse en semana de folklore local
se entiende por qué cada dia hay menos cristianos y por qué los pocos que aún quedan se distancian cada vez mas
simplemente patético, a estas alturas del siglo 21, todavia jaleando paseos de estatuillas de barro por las calles.
Ustedes y su progresía estúpida… no se enteran de nada. ¿Para que perder el tiempo lidiando con sus limitaciones?
¡Jajajajajaja!
¡Pues mira que yo he hecho el intento en lidiar con tus limitaciones y la de los demás adoctrinados de aquí! Pero, obvio… son tan jodidamente aferrados a su adoctrinamiento que ni les hace mella.
Yo no lo encuentro patético, al contrario, lo encuentro bellísimo. Vale la pena verlo aunque sea sólo por su significado artístico, dejando el aspecto religioso al margen
Hay algo más estúpido y absurdo que contemplar una exposición de arte o pintura moderna y sin embargo la plebe ignorante se deshace en elogios y admiración cuando contemplan cagarrutas que bien podían ser pintadas o esculpidas por un orangután borracho. Por lo menos, en las procesiones, se tenga fe o no, se exhiben (a cada uno que le suscite o evoque los sentimientos, emociones o pensamientos que quiera dentro de sus limitaciones) verdaderas y bellas obras de arte sacro dignas de contemplación y admiración.
Yo creo que para algunos “amigos”, la mismísima Pietá debe todo su valor como obra de arte, sólo a que ha sido hecha por un miembro de “la raza más evolucionada”, el gran Michelangelo.
¿Se habrán preguntado antes si son traidores como Judas? El papa les ha dicho que lo hagan.
Una tradición que no tiene su origen en Europa y que no tiene nada que ver con la cultura, tradiciones o religiones de los pueblos autóctonos Europeos como los Celtas, los Godos, los Romanos o los Griegos.
ahí le has dado
patriotas de pacotilla
despues decimos que los moros estan aún en plena edad media ¿y los cristianos?, con su añeja y enfermiza religión?
las dos son religiones semiticas,de ahí su parecido,pero una ha evolucionado mucho mas que otra,gracias a una raza mucho mas evolucionada
…y de paso olvidemos La Edad Oscura, La Inquisición, las Cruzadas, las masacres en el Nuevo mundo etc etc etc etc y más etc aun porque va para largo la lista… que ha evolucionado mucho más de eso hace dos domingos como aquel que dice…
tienes razón en lo evolutivo del cristianismo, lo cual no es óbice para que ambas sean lo que son: UN CUENTO,