AD. Las terribles imágenes que muestran el frío y abyecto asesinato de unas mujeres afganas que no llevaban velo a manos de los talibanes, nos recuerda cuales han sido las terribles consecuencias de la cobarde retirada estadounidense de aquel remoto país. El senil pedófilo Biden puso pies en polvorosa, tras veinte años tocando el violón con tanques y helicópteros.

La realidad de la “sharía” (ley islámica), implantada ya en varios países, siempre acarrea trágicas consecuencias. Aquellas mujeres que, al volante de un automóvil y acompañadas de una menor, han sido acribilladas a balazos por los milicianos talibanes, no han despertado ningún gesto de protesta diplomática ni ningún conato de manifestación feminista… porque todo es mentira. Son mentira “Amnistía Internacional” y todas las asociaciones por Derechos Humanos. Es mentira el empoderamiento de la mujer y los insulsos discursos del gobierno a favor de la igualdad y la promoción de las féminas. Todo se convierte en mentira cuando hay que denunciar los aterradores crímenes de los islamistas y la infame prepotencia de la violencia yihadista. Ahí está el pobre sacristán de Algeciras, muerto y enterrado.

Y es precisamente una asociación protalibán, “Musulmanes contra la islamofobia”, la que pretende empurar ante la Fiscalía de Odio, con varios años de prisión. al director de este digital y a dos sacerdotes católicos por denunciar los excesos del Islam radical. Dirigida por el converso Ibrahim Miguel Ángel Pérez, excandidato del partido de Ada Colau, “Musulmanes contra la islamofobia” aplaudió en su Twitter –“nos alegramos muchísimo y lo celebramos”- la llegada de los talibanes a Afganistán: “Estamos a favor de que un pueblo se libere del yugo del imperialismo norteamericano y del imperialismo occidental”. Para el señor Ibrahim, “los talibanes son personas que aman a su país y que tienen un compromiso claro por gobernar y por satisfacer ciertas demandas de la comunidad internacional”. Un individuo que se mostró favorable a la implantación de la ley islámica en Cataluña: “La sharía se resuelve en situaciones concretas, y son perfectamente adaptables a nuestro modo de vida, como queda acreditado”… por los disparos de los talibanes, suponemos.

Es este el tipo que presentó una denuncia por islamofobia contra Armando Robles, nuestro director, y dos sacerdotes, Jesús Calvo y Custodio Ballester. Denuncia admitida por la Fiscalía de Odio y llevada a un juzgado de lo Penal en Málaga. Es este el fulano, repudiado por la misma Ada Colau, el que ha movido el engranaje judicial “para meter en la cárcel a los que profesan el discurso del odio”, objetivo explícito de su asociación. Y cuando Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, se apartó de toda colaboración con Ibrahim, éste aun tuvo la desfachatez de declarar que “aportaba un correlato” a lo que estaba sucediendo en Afganistán y que luchaba contra “el uso que hacen la izquierda y la derecha de la situación del país”. Seguidamente, pidió dar una oportunidad al régimen talibán, ya que sus portavoces habían asegurado que no habría discriminación por motivo de género.

Y ahí está tan pancho el tal Ibrahim. La Fiscalía de Odio no ha movido un dedo contra el caradura porque, al fin y al cabo, ni él ni los talibanes que ametrallaron a las pobres mujeres odian a nadie… Se limitan a cumplir órdenes como los nazis en Auschwitz o a obedecer las leyes de esa “sharía”, “perfectamente adaptable a nuestro modo de vida, como queda acreditado”, según Ibrahim Pérez.
Cuando la justicia española da pábulo a tales gañanes, algo muy importante se ha perdido y no es la vergüenza precisamente, sino la verdad y el bien.