El magisterio periodístico y moral de Álvaro Romero, director del Correo de España
AR.- He de rendirme ante el magisterio periodístico y moral del director del Correo de España. Álvaro Romero. Su sincera nota de solidaridad con Alerta Digital, tras sufrir un intento de apropiación ilegal de nuestro dominio, me hace creer en que acaso no esté todo perdido. Si en esta franja de la comunidad periodística que defendemos básicamente lo mismo, hay expresiones de lealtad como la de Álvaro Romero, entonces la decencia cobra un valor vital que no alcanzarán a tener nunca las manos que solo son diestras a la hora de limpiar los culos ajenos.
Gracias, Álvaro Romero, porque has sido una fuente inspirativa para encauzar mi compromiso con aquello en lo que creo. Y aunque bien es cierto que convivo a menudo con los demonios de un carácter que me impide a veces entenderme a mí mismo, empatizo fácilmente con la gente que merece la pena y por la que merece la pena continuar esta labor. Y tú eres una de ellas. Al igual que nuestro común y admirado amigo Ramiro Grau, todo corazón y bonhomía.
Nos hallamos ante un periodista de raza, cuya sincera pasión en la defensa de sus rectas ideas, como a todos los grandes hombres, le han supuesto comentarios adversos, aunque también innumerables adhesiones. Lo que Álvaro ha defendido y defiende se atiene a criterios lógicos, sin transigir nunca con las modas políticamente correctas que son o parecen ser forzosas para la mayoría de periodistas que conozco.
Recomiendo a los lectores de AD que se adentren cada día en El Correo de España, en la convicción de que hallarán las únicas fórmulas que pueden hacer posible el prodigio de la recuperación de nuestra patria. El Correo de España, en parte gracias a su director, está escrito con rigor documental, con claridad tajante, con la sinceridad de la que adolece la mayoría de digitales que se escriben en España al conjuro de las tonalidades partidarias de sus periodistas.
Álvaro Romero, con su prosa sincera, nos vuelve a dar una lección de dignidad corporativa, lo que no hace sino alimentar mi fe en esta profesión. Su lección de solidaridad, plasmada ejemplarmente, ha dejado honda huella en éste que le saluda y agradece su excepcional calidad humana.
Un fuerte abrazo, compañero.
Gracias Armando. La verdad es que no nos queda otra que caminar juntos. Solo nos tenemos los unos a los otros. Un abrazo
Así es.
Somos una minoría con la que quieren acabar, lo antes posible.
Don Álvaro Romero ha demostrado, una vez más, que es un señor y un camarada.
También don Armando, por supuesto.
Y los dos están “condenados” a entenderse, pues es más lo que les une que lo separa: la Fe Católica, el amor a la Patria, etc.