Brackets falsos: una moda viral muy perjudicial
A nadie se le escapa el hecho de que las modas son –en ocasiones– absurdas e incluso nocivas para nuestra salud. Así está sucediendo con los brackets, esos clásicos aparatos de ortodoncia que llenaron de complejos a muchos niños durante su infancia, y que ahora se han convertido en tendencia. De hecho, mucha gente los lleva a pesar de que no los necesitan.
Los brackets han evolucionado mucho, pero en sus inicios resultaban grandes y antiestéticos. Sin embargo, muchos niños se veían forzados a utilizarlos si querían enderezar su sonrisa y lucir una bonita dentadura en el futuro. No obstante, como decíamos, ahora resultan mucho menos voluminosos y cómodos de llevar. En definitiva, los actuales aparatos de ortodoncia poco o nada tienen que ver con los de entonces y se lucen sin reparos.
A estas alturas prácticamente todos sabemos que el cometido de los brackets es corregir una mordida deficiente o solucionar unos dientes que han crecido torcidos o apiñados. Pero asistimos a la ridícula moda de lucir unos brackets falsos, a pesar de que no son necesarios.
La Sociedad Española de Ortodoncia y Ortopedia Dentofacial (SEDO) ha alertado acerca de esta moda que comenzó en los países asiáticos en 2006 y que progresivamente ha ido encandilando a jóvenes del resto del mundo.
Lo cierto es que el daño a la salud bucodental puede ser irreparable. De hecho, no podemos olvidar estos aspectos:
– Se fabrican con materiales inadecuados e incluso se emplean pegamentos no aptos para esta clase de usos.
– La mayor parte de ellos son colocados por personas sin capacitación profesional e incluso sin medidas higiénicas, como un equipo esterilizado.
– Los dientes que están correctamente alineados –dado que la persona no los necesita– pueden acabar moviéndose de su sitio y crear problemas reales en la boca.
– La fuerza excesiva de los brackets puede desgastar la raíz del diente. No se descarta tampoco que se produzca una lesión en la articulación que permite la adecuada apertura de la boca.
– Pueden deteriorar el esmalte, así como provocar úlceras en los tejidos bucales.
– Es un factor de riesgo de infecciones.
– Es posible que se produzca la ingestión accidental de alguno de los elementos punzantes que lo conforman. De este modo, pasa al tracto digestivo y ocasiona una hemorragia digestiva.
Por lo tanto, parece claro que esta moda supone todo un despropósito dados los problemas que puede acarrearnos. De este modo, desde la SEDO desaconsejan su uso y recuerdan a todos los que se vean tentados de caer en esta tendencia que la “ortodoncia es una disciplina sanitaria y debe ser prescrita, planificada y colocada por un profesional cualificado”.