A. Valdivia.- Economías rotas, proyectos frustrados, perspectivas desvanecidas en la nada. Temor por los hijos que ahora están estudiando carreras, sabiendo que no les servirá de nada, sintiendo como en breve se tendrán que ir a lejanas tierras. Corazones rotos de dolor por separaciones impuestas por causas ajenas, lágrimas de impotencia y desconsuelo.

Mientras que estas situaciones se viven a diario por decenas de miles de familias, mientras la pobreza avanza a pasos agigantados y los comedores sociales hacen de soporte existencial básico, las noticias de abusos, corrupción generalizada y despropósitos de partidos políticos y gobiernos que viven de espaldas a esa realidad, llenan a diario las portadas de la prensa y los noticiarios. Pero aquí no se mueve nadie, la gente muere o se suicida a solas en la vergüenza del fracaso personal o de la desesperación más terrible.

Solamente un estallido social que ponga en riesgo los intereses personales de aquellos que nos han arruinado y se han enriquecido a nuestra costa, podrá dar pie a un cambio. Ya vemos que, una vez más, la llegada de un gobierno socialista solo ha servido para generar pobreza y arrebatarle a millones de familias la esperanza de un mejor futuro.

Y no se conforman con robarle el futuro a los españoles, sino que también los insultan y los menosprecian. Es lo que ha hecho la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, al acusar a los camioneros en huelga de “violentos” y “ultraderechistas”. Y lo sostiene sin ningún rigor, sin un informe policial que avale sus acusaciones.

Empieza a ser preocupante la escasa o nula empatía de la casta ladrona con los ciudadanos. Que una ministra que percibe 200.000 euros anuales sea incapaz de ponerse en la piel de unos transportistas a quienes la subida de los combustibles hace inviable que puedan seguir trabajando, prueba que estamos siendo gobernados por una casta despiadada, inhumana y ladrona. Dios quiera que algún sufráis en vuestras propias carnes el sufrimiento que estáis causando a las gentes inocentes que os mantienen. No tenéis piedad, ni misericordia, ni vergüenza. Sois, de verdad, basura, escoria, mal. Vivís de espaldas a quienes os pagan el salario creyéndoos dueños del destino de los demás. Os deberíais pudrir poco a poco en vida.

La indignación de los transportistas ante los insultos de la ministra se hizo patente el pasado sábado en el municipio malagueño de Antequera. Uno de ellos dio rienda suelta a su indignación y espetó a la ministra: “Lo que eres es una hija de puta, desgraciada de mierda”. Son expresiones que no justificamos pero que son el reflejo de un sector desesperado ante la situación de crisis terminal a la que le ha llevado la negligencia del gobierno y su entrada en una guerra ajena que solo está teniendo costes inasumibles para los españoles.