Los pueblos blancos gaditanos son un reclamo por sí mismos para el turismo. La belleza de su anatomía, la sierra, su cultura y gastronomía. Todo invita a los visitantes para disfrutar de unos días de descanso en el corazón de Cádiz.

San José del Valle es una de esas localidades, vecina de conocidas como Medina Sidonia o Arcos de la Frontera y con uno de los castillos en su localidad más llamativos de la zona: el Castillo de Gigonza. Con una población que ronda los 4500 habitantes, la tranquilidad y la calidad de vida están garantizada no solo para sus vecinos sino para quienes llegan hasta él para descansar y disfrutar de un entorno privilegiado.

De origen andalusí, está situado en una zona cercana a un manantial de agua, lo que justifica su posición y fortaleza que recuerda la fundada Saguntia cuando su población se volvió sedentaria. De ahí a la toma musulmana y a la conquista por parte de jerezanos para llegar al siglo XIX cuando se le conoce como balneario de prestigio fundado por el Marqués del Valle  de Sidueña.

En definitiva, actualmente un castillo privado que es perfecto para un visita de las que tiene programadas y que, desde el municipio y uno de sus hostales rurales, El Mirador del Valle, quieren fomentar gracias a una propuesta de ocio basada en una ruta de senderismo para todos los niveles. Pero sobre todo, desde el concepto de disfrute lento, sin prisa y descubriendo el entorno.

“Es una forma de atraer turismo a una localidad maravillosa. La ruta, que se ha diseñado por primera vez, tendrá lugar el 24 de abril. En sus 12 kilómetros de recorrido, unas tres horas de actividad, se descubrirá una de las rutas más bonitas que lleva hasta el castillo para dejar claro que San José del Valle es una localidad llena de contraste” explica Jonatan Ferrer, quien está detrás de esta iniciativa.

Con ella pretende atraer al turismo para mostrar una localidad centrada en el sector primario, en caballos, quesos, vinos, sol. Una combinación de naturaleza, gastronomía, cultura e historia que no dejará indiferente a nadie que quiera disfrutar del turismo activo, pero accesible para todos, disfrutando de uno de los pueblos blancos de Cádiz en plena primavera.