Mártin Sánchez.- Un año más se ha celebrado ese evento esperpéntico y panfletario, donde una serie de profesionales del sector audiovisual, subvencionados hasta las trancas, y ataviados cual payasos de circo, sacan a relucir sus ya clásicas poses de pijo-progres amanerados con ínfulas de semidioses.

Todos con sus bozales de diseño, todos provacunas, posando para la foto, siguiendo el guión, sin un fallo, sin un despiste, sin nada que pueda poner en peligro las suculentas tajadas de dinero público que justifican su miserable existencia.

Discursitos solidarios, argot inclusivo, hipocresía naif, y un sinfín de clichés, marca de la casa, cada cual más ridículo que el anterior, pero ni una sola palabra, ni un guiño, ni un gesto, que denuncie esta dictadura sanitaria en la que nos hallamos inmersos desde hace ya 24 meses.

Mártin Sánchez

Recuerdo cuando toda esta panda de lameculos prosistema lucían aquel cartelito de “No a la guerra”, e incluso dedicaron una gala completa a ese asunto, en un intento desesperado por aparentar esa rebeldía que siempre había brillado por su ausencia, pues ninguno de ellos estaría dispuesto a renunciar jamás a su estatus de parásitos institucionales pase lo que pase ahí fuera.

Hace años que la industria del cine español (salvo raras excepciones) es una cloaca, dirigida por una secta de paniaguados al servicio del estado profundo, cuyo único propósito es el de esquilmar al contribuyente, para crear películas infumables y producciones soporíferas, con las que atontar los cerebros de aquellos incautos que deciden invertir su tiempo y su dinero en semejante bazofia.

Desde aquí abogo por un nuevo cine independiente, libre e irreverente, sin politizar, sin subvencionar, sin manipular, un cine hecho con agallas, que ataque a los poderes derechosos e izquierdosos por igual, que denuncie a este sistema corrupto y que se atreva a destapar toda la morralla que hay bajo las alcantarillas del poder.

Para cuando un film sobre la estafa del covid 19, un documental sobre los ancianos asesinados en las residencias, una película sobre el expediente Royuela, un largometraje denunciando la iatrogenia, una producción que desmonte la teoría microbiana… el día que esto ocurra tendrá sentido esa entrega de premios, hasta entonces ahórrense su pantomima institucional y dejen de ensuciar el buen nombre de Francisco de Goya.

*Mártin Sánchez es cantante de Rock español.

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