El hombre biológico trans que venía invicto y batiendo récords en la liga femenina de natación, fue finalmente derrotado por otro transgénero.

En el momento más bizarro de la historia de los deportes femeninos en Estados Unidos, este sábado el nadador de la Universidad de Pensilvania, hombre biológico que transicionó a mujer y se cambió el nombre a Lia Thomas, perdió su primera carrera de su competición femenina ante Iszac Henig, una nadadora transgénero de la Universidad de Yale que está haciendo la transición a hombre.

Thomas había estado en el centro del debate sobre la inclusión de personas transgénero en los deportes competitivos femeninos, ya que desde que le dejaron entrar a la liga femenina, venía invicto en las carreras acuaticas y había batido todos los récords históricos marcados previamente por mujeres biológicas.

En su actuación en el Zippy Invitational Femenino, en Ohio el mes pasado, rompió tres récords y ganó el estilo libre de 1.650 yardas por 38 segundos. Dado que Thomas había sido un nadador por debajo del promedio cuando competía en la liga masculina, su desempeño disparó un debate sobre si las pautas de la NCAA para atletas transgénero son lo suficientemente estrictas como para garantizar una competencia justa entre “mujeres trans” y mujeres normales.

Sin embargo, este fin de semana en el último encuentro en casa de Penn de la temporada, contra la Universidad de Yale y el Dartmouth College, Thomas ganó el estilo libre de 200 yardas y el estilo libre de 500 yardas, pero no pudo vencer a Iszac Henig, una mujer que recientemente empezó la transición a hombre con una mastectomía doble y todavía se le permite competir con las mujeres porque lleva pocas hormonas inyectadas.

Incluso en una reciente entrevista para The New York Times, Henig contó que decidió hacer una “transición social”, por lo que cortó el tratamiento con testosteronas, y se quedará en la liga femenina, donde demostró un nivel físico impresionante.

“Valoro mis contribuciones al equipo y reconozco que mi infancia no depende de si hay más o menos testosterona corriendo por mis venas”, dijo. “Al menos, eso es lo que trataré de recordar cuando me ponga el traje de baño de mujer para competir y me recuerde a un yo al que ya no me siento apegado”.

“Tanto Lia como Iszac cumplen plenamente con las pautas de la NCAA para la participación de atletas transgénero y cuentan con el apoyo de la Ivy League y sus respectivas universidades”, dijo Joanna Hoffman, directora de comunicaciones de Athlete Ally, en un correo electrónico que envió a varios medios.

“Dar a entender que existe una sola varita mágica que garantiza el éxito en cualquier deporte socava a los atletas trabajadores y diligentes que han dedicado sus vidas a su deporte. Si realmente queremos fortalecer los deportes femeninos, debemos abordar los desafíos documentados que enfrentan las mujeres atletas: salarios lamentablemente desiguales, falta de mujeres en puestos de liderazgo en todos los niveles del deporte, implementación desigual del Título IX en instituciones de todo el país y abuso sexual desenfrenado. Las atletas transgénero no son y nunca han sido una amenaza para el deporte femenino”, concluyó negando la ciencia.