Diario de un paciente de ictus (I)
Tres meses de hospitalización, a pensión completa, sin nada que hacer, salvo rehabilitar la mitad de mi cuerpo, que va por libre, y no obedece al cerebro, o lo que queda de él, me hacen pensar que al igual que el gobierno actual, tengo media parte podemita, que hace lo que le da la gana, y no obedece a la cabeza, que solo espero no esté tan vacía de contenidos como la de Pedro Sánchez.
He querido poner negro sobre blanco esta dura experiencia, en la que estoy sumido, por si pudiera ser de alguna utilidad para otros pacientes que estén pasando por una experiencia similar.
¿Me muero?
La historia empieza por un ictus en agosto pasado, mientras disfrutaba de las vacaciones, en mi pueblo natal de Laguarres, en el Altoaragón.
La noche anterior me levanté sobre las tres de la mañana a orinar –la próstata no perdona-, y a beber un vaso de agua.
Observé, con asombro, que el cuerpo no me obedecía, sobre todo la parte izquierda, pero zigzagueando, y a trancas y barrancas, conseguí llegar al baño, y posteriormente ir a la cocina, a beber agua.
Volví a la cama, y no le di la mayor importancia… Pensé que estaba medio dormido, y que por eso el cuerpo no me había respondido debidamente.
A la mañana siguiente, 15 de agosto, Día de la Virgen María, me levanté cuando toda la familia seguía durmiendo, desayuné, tomé la pastilla para la tensión que tenía prescrita –soy hipertenso-, y encaminé mis pasos de forma premonitoria al cementerio de la localidad, donde están enterrados mis padres y abuelos.
Allí recé por ellos, y por todos los vecinos fallecidos, pues al tratarse de una pequeña localidad de La Ribagorza, todos los vecinos somos familiares, en el bien entendido supuesto de que, como consecuencia de la infame política que estamos sufriendo, el pueblo vuelve a estar dividido, entre rojos y nacionales, es decir, entre izquierdas y derechas. (Algo que no existía en mi juventud, o, al menos, yo no era consciente de ello).
Volví al pueblo –el cementerio está a un kilómetro, más o menos-, dando la vuelta a la localidad por caminos desiertos, en una media circunferencia de tres o cuatro kilómetros, y doy gracias a Dios por no haber sufrido el ictus en ese paseo, pues hubiera muerto completamente solo, ya que hubieran tardado horas en localizarme, pues no llevaba el móvil, y nadie sabía dónde estaba.
A las ocho y media de la tarde íbamos a cenar, y de repente empecé a sentirme mal, con grandes sudores, y la casi total imposibilidad de mantenerme en pie.
Le dije a mi esposa que no podía poner la mesa, y me senté en la terraza, esperando que el aire puro me levantara el ánimo, pero todo fue inútil.
A trancas y barrancas, con grandes dificultades, entré en el salón y me eche literalmente en una butaca, y ya no podía hablar, simplemente balbuceaba, la pierna y mano izquierda empezaban a desconectarse de mi cerebro, y creí que me había dado un infarto, aunque no sentía el dolor que dicen se siente en el corazón.
Empecé a pensar que me moría, aunque no sentí ese tráiler de tu vida entera que dicen se vive cuando te estás muriendo.
La rápida intervención de mi hijo llamando rápidamente al 112, que vistos los síntomas explicados activó rápidamente el “código ictus”, y el desplazamiento a Laguarres de un médico y un enfermero, y simultáneamente de una ambulancia, en escasamente quince minutos, permitieron salvarme la vida, y no sufrir daños irreversibles, al menos eso espero.
Rápidamente me pusieron una o varias inyecciones en el estómago, supongo que para evitar la formación de nuevos trombos, y un camillero de la ambulancia me bajó rápidamente por las escaleras de un segundo piso, sin ascensor, con toda diligencia y rapidez. ¡Gracias, amigo, si me estás leyendo!
Nadas más llegar al Hospital de Barbastro, la médico de guardia hizo lo que pudo para estabilizar mi situación, y varias horas después quiso darme el alta, e incluso me entregó el informe correspondiente, que allí se quedó, pues decía que no había sufrido un ictus, y que era solo un ataque de estrés y ansiedad. (Que Dios le conserve el “buen” ojo clínico).
Al intentar levantarme de la cama, vestirme, etc., me derrumbé al suelo, y empecé a vomitar, ante lo cual rectificó su diagnóstico inicial, y dijo que debía permanecer esa noche en observación.
Al día siguiente, y ante el agravamiento de mi estado, se decidió el traslado al Hospital Universitario Miguel Servet, de Zaragoza, y esa decisión fue providencial para mi salud, estabilización y posterior rehabilitación.
(Continuará).
*Abogado y escritor.
https://www.graueditores.com
150.000 personas sufren ataques de ictus al año en España…
Cifra que va en aumento, según los médicos, y las estadísticas.
Muchos médicos sostienen, sotto voce, que las vácunas contra el coronavirus tienen mucho que ver con el aumento de los ictus cerebrales.
Quien quiera entender, que entienda…
Eres consciente (seguro que no) de las consecuencias de escribir en un lugar público semejante estupidez. Haz con tu inutil vida lo que quieras, pero no te inmiscuyas en la salud de los demás, sobre todo cuando es evidente que, medicamente, eres un analfabeto.
Con la salud de los demás no se juega, y menos para mantener una postura política.
¿Una postura politica, un fraude sanitario? con vacunas que no lo son cargados de toxicos vd si que es un inutil y sois vosotros los que os inmiscuis en la salud de los demás usandoles y animandoles a que sean cobayas. Lo que dice Ramón son hechos vd lo que dice son payasadas. Es por culpa de gente como vd imbeciles sin conocimiento que estamos como estamos, que vd sea afectado o pariente de afectado no le da el menor derecho a imponer su miedo a los demás cuando por culpa de esa pocima mucha gente ha caido y les… Leer más »
Afectado, usted que anda leyendo este digital se supone que está un poco mejor informado que los que solo ven la sexta. ¿no se hace ninguna pregunta sobre el tema? ¿no ha leído ninguna de las informaciones que por aquí se dan sobre prestigiosos virólogos, premios nobeles, doctores y catedráticos de todo el mundo, y sobre las miles de muertes y cientos de miles de secuelas graves que deja la vacuna?¿le parece bien que se administre este medicamento experimental en niños cuyo riesgo por covid es próximo al 0%? ¿va a vacunar usted a sus hijos o familiares pequeños con… Leer más »
Usted es un pobre imbécil, que se apunta al discurso “políticamente correcto”, sin saber ni lo que dice.
Siga vacunándose, hasta que consigan darle el matarile final.
¡Un pensionista menos!
Todo lo que dices es cierto en EEUU hay una familia que su hja se quedo en silla de ruedas por la vacuna de Pfizer y esta hablando claro como se puede ver aqui y todavia tenemos que aguantar a payasos cantamañanas como este.
https://www.alertadigital.com/2021/10/30/una-madre-advierte-de-los-peligros-de-la-vacuna-pfizer-tras-las-terribles-consecuencias-que-sufrio-su-hija-de-13-anos-video/
Mi padre también sufrió in ictus hace unos años, lo vi en directo, estábamos preparando la comida los 2, el cortando judías, de repente fue como si lo hubiese puesto en pausa con el mando a distancia, no sé movía, ni contestaba quedando con el cuchillo en mano, duró muy poco pero me pareció eterno. Se quedó unos meses con el habla un poco rara debido a una pequeña parálisis del lado derecho pero se repuso bien, sin secuelas, con Adiro obligatorio. A raíz de eso, con más pruebas le diagnosticaron cáncer, de ahí no salió 2 años más tarde.… Leer más »
Gracias, amigo, muchas gracias.
Y siento mucho la posterior pérdida de su padre. DEP. Le hago llegar mi más sentido pésame.
Gracias, lo echo mucho de menos, cada minuto.
Suerte en todo para Usted!
El ictus puede superarse, pero para eso hace falta mucha fuerza de voluntad, y la ayuda de médicos rehabilitadores, fisioterapeutas, etc.
Señor Grau, ¡le deseo lo mejor!
Rezaré por usted y los suyos, para que Dios les dé fuerzas.
Estoy seguro que el apoyo de la Virgen del Pilar no le va a faltar…
Señor Grau, le deseo una pronta y eficaz rehabilitación, que por falta de voluntad estoy seguro que no será.
Sus artículos, siempre navegando contracorriente, son muy útiles y necesarios para despertar conciencias, y despertar a los muchos tontos que nos rodean…
Le deseo una pronta recuperación Sr Ramiro.
Gracias, amigo.
Le deseo se recupere y aproveche esta segunda oportunidad para dar más duro si cabe a estos canallas rectificando quizas o no los posibles errores del pasado.
Si Dios y la Virgen del Pilar quieren, seguiré en la brecha, amigo, cumpliendo con mi deber para con España y los españoles.
Podremos perder batallas, pero no la guerra, pues va en ello nuestra supervivencia como Nación.
Y si la Patria está en peligro, como lo está, todos debemos arrimar el hombro, con ictus o sin ictus.
Querido D.Ramiro :siento profundamente lo que le ha pasado. A veces dá
la impresión de que la mala suerte se ceba con los buenos. Pero, afortunadamente, después de todo el periplo que pasó hasta llegar al h. Servet, la cosa podría haber sido peor. Gracias a Dios, sigue vivo y con su aguda inteligencia intacta,y su fino sentido del humor. La movilidad irá mejorando poco.Como asiduo lector suyo le deseo su pronta recuperación. Mucho ánimo y un fuerte abrazo
Perdón ,quería decir que la movilidad la irà recuperando poco a poco , eso sí con sacrifico y santa paciencia
Don Ramiro, le deseo lo mejor. Lo merece.
Como carácter y vluntad no le faltan, estoy seguro de que se recuperará satisfactoriamente, sino al cien por cien, si, al menos, al noventa por ciento…
Rezo por usted, pues nos hace mucha falta.
le deseo que se recupere señor Grau. El problema es que no se si usted se vacuno contra el covid 19, por que esos son sintomas que suceden cuando llega la hora de pagar las consecuencias de la vacuna
Don Ramiro es católico, y no creo que entre en sus principios y en su fe vacunarse con material procedente de fetos humanos…
Así es, amigo.
No me vacuno ni de la gripe…
Pero los ictus también afectan a los no vacunados, y yo soy un ejemplo de ello, si bien es cierto que los compañeros “vacunados” habían sufrido grandes hemorragias cerebrales, y su estado de salud era bastante más calamitoso que el mío.
Dios aprieta, pero no ahoga…
Don Ramiro, ¡gracias por su ejemplo!
Que la Virgen del Pilar, a la que le encomiendo en mis oraciones, le dé fuerzas para recuperarse debidamente.
El ictus le sucedió el 15 de agosto, Día de la Virgen María, y Nuestra Señora nunca abandona a sus buenos hijos.