AD.- Lo de los actos que organiza Vox Málaga empieza a ser tan previsible que al final todos se saldan con lo mismo: las mismas caras, los mismos cuñados, los mismos mantras patrioteros, los mismos gestos postureros, la misma nadería política… Una y otra vez, la crónica se repite. Y la de hoy no tenía que ser diferente. Algo menos de 80 personas, la mayoría de ellas cargos orgánicos, se han dado cita en una céntrica plaza malagueña para conmemorar el día de la Hispanidad. Salvo por la presencia de algún turista curioso, la misma concurrencia que en la concentración de hace unos días en Antequera en apoyo del mundo rural.

Quien quiera engañarse que lo haga. Pase que quien tiene un Peugeot 206 termine creyéndose que conduce un Ferrari, pero que no intente que juguemos también nosotros al juego de la simulación. Da igual que Ortega Smith o Espinosa de los Monteros acudan a Málaga a dar sendos mítines, que se conmemore el 12 de Octubre o el día del Sursum corda, que al final los que hacen acto de presencia son los mismos. Y si además te obligan a tragarte un discurso del pobre Antonio Sevilla, con una oratoria más cortita que el diálogo de los teletubis, entonces es lógico que la militancia de base haya tenido hoy cien mil asuntos más importantes que hacerle el juego a estos barandas tan ridículos. Hasta Patricia Rueda ha preferido pasar el puente lejos, bien lejos, de la voz trémula del diputado Rubén Manso, al que detesta porque sabe que vale mucho más que ella, que no vale nada.

La Gestora de Vox Málaga es ya parte del problema y no de la solución. En lo único que la Gestora está demostrando una cierta diligencia es en perseguir y señalar a los que se han atrevido a mencionar sus flagrantes errores. Vox Málaga puede entrar en el libro Guinness de los récord como el único partido a cuyos actos acuden más cargos que afiliados: apenas 150 personas en el mitin de Ortega Smith, menos aún en el de Iván Espinosa de los Monteros, una caravana automovilística con medio centenar de coches frente a los más de 7.000 del año anterior, mesas informativas con menos gente que dedos tiene una mano, una misa de Acción de Gracias (iniciativa plagiada a la Plataforma Antigestora) con cinco personas y, por si fuera poco, lo de hoy. Mucho nos tememos que, de no cambiar pronto las cosas, las elecciones municipales van a suponer una escabechina de los votantes malagueños.

Cualquiera vinculado a Vox Málaga conoce al menos a 10 personas que se han dado de baja o dejado de pagar sus cuotas, por perder la fe en esta ejecutiva puesta a dedo, marcada por la irrelevancia ideológica, el enchufismo, el trepismo, el arribismo, el dedo inquisidor y la ineptitud ante los micrófonos.

Resultado: un nuevo fracaso que añadir a los ya descritos y a los que están por ser contados en el futuro, salvo que Santiago Abascal se atreva al fin a coger al toro por los cuernos, que con los que conforman la Gestora que tiene Vox Málaga, no le resultaría tarea nada difícil.