La vacunitis de Pedro Castillo
Por Ángel Núñez (Psicólogo).- Patético. Ése es el calificativo que merece el gobierno de Pedro Castillo a raíz de unas declaraciones sobre el proceso de vacunación. La campaña “Yo pongo el hombro por el Perú”, repetida en los medios de comunicación hasta la saciedad y su manera hipnótica de ser introducida en las mentes de este pueblo sometido al colonialismo extranjero y a la corrupción galopante, y peor aún ahora con la plandemia, es un clamor a voces.
Mientras el pueblo obediente asiente en silencio con sus dobles bozales en la calle, temeroso, atentos a las interminables cepas de las letras griegas, las campañas del vacunatón, organizadas por los hospitales y centros de salud en distintos puntos del país, son puntos de referencia para los millones de personas que, en estado de trance, acuden convencidas de los macabros mensajes que impulsan compañías como pfeizer o sinopham. Se calcula que sólo el 30% de la población ha sido inoculada, habiendo un 70% que se resiste. De ese 30% que ha caído en la infeliz trampa, muchos no desean ponerse más dosis, mientras la información de los que llaman antivacunas corre como la tinta en las redes y en la población. Es un hecho que la batalla está perdida para Pedro Castillo y sus secuaces de la agenda 2030, a pesar de que no desean rendirse si no es por la fuerza de las leyes internacionales y la voluntad del pueblo, al que supuestamente dicen servir.
Según el MINSA o ministerio de salud de Perú, la pfeizer tiene una efectividad el 95%, la Astrazéneca 66.73%, la Sinopharm 79% y la Jansen 85.4%. Sin embargo, los datos del ministerio de salud de Colombia no son tan optimistas. En cuanto a la pfeizer señala la siguiente composición: “Después de la dilución, cada 0,3 mL contiene 30 mcg del ARN mensajero de nucleósidos modificados (ARNmod) que codifica la glicoproteína de espiga (S) del virus SARS-CoV-2 junto a otros componentes como lípidos de varios tipos, cloruro de potasio, fosfato de potasio monofásico y sucrosa”.
En cuanto a la eficacia señala que “la vacuna COVID-19 de Pfizer-BioNTech puede no proteger a todos los vacunados, se han reportado reacciones alérgicas graves tras la administración de la vacuna COVID-19 de Pfizer-BioNTech durante la vacunación en masa fuera de los estudios Clínicos” o “en razón de las limitaciones de la información científica disponible, la ASUE está condicionada a los nuevos conocimientos que surjan en relación con la seguridad y eficacia de la misma. derivados de los estudios clínicos en curso, de los que se van a desarrollar y de la experiencia clínica que se va acumulando de su uso en “mundo real”.
Por otro lado, establece que “por tratarse de una vacuna en fase avanzada de investigación sobre la cual existen algunos vacíos de conocimiento, la sala recomienda que antes de vacunar se informe a las personas sobre las limitaciones de conocimiento en relación con potenciales beneficios y riesgos mediante un consentimiento informado suficientemente claro”. En el documento, con fecha de 5 de enero de 2021, no aparece ningún porcentaje de eficacia, tal como lanza el MINSA para motivar al pueblo en su acción patriótica. El documento de Colombia, a diferencia del de Perú, tiene once páginas mientras este último sólo tiene dos y su información es mínima.
Hacer la comparación entre ambos documentos en todas las vacunas haría demasiado largo este artículo, razón por la que me abstendré de seguir con las otras fuentes que están en mi poder. Palmer & Bhakdi (2021) y Ñandú, Locson et al (2021) demuestran como proteína spike tiene efectos tóxicos y se puede introducir a través de la barrera hematoencéfalica, sólo por mencionar dos estudios de los muchos de los que también dispongo. Los primeros señalan como esta proteína, patentada ya en el año 2000, se introduce en la mitocondria celular con la intención de generar más proteínas del mismo tipo.
Una vez reconocidas son destruidas por las células del sistema inmune, pero ello no impide que circulen hasta provocar un conflicto en el que sus células desconocen cuáles son constituyen el enemigo, de modo que se produce un autoataque y la coagulación de la sangre o enfermedad del propio sistema inmunológico. Esto fue descubierto en experimentos realizados en ratas. Pfizer observó que dicha sustancia se expandía por todos los órganos del cuerpo en forma de radiactividad. En humanos el estudio considera que lo más probable, en comparación con los vistos en animales, es que se genere toxicidad en los órganos, graves daños a la placenta y a las glándulas mamarias; al mismo tiempo, la proteína spike circule en las glándulas endoteliales activando las plaquetas y el consiguiente ataque entre células. Andrade & Shadel (2021) demuestran como la proteína espiga afecta a las células de los tejidos de nuestras venas y arterias, en la misma línea del estudio anterior. Además, en el protocolo C-45911001 de la compañía pfeizer se establece la fase 3, en la que la vacuna se aplica a la población, tras una fase uno con grupos de 15 sujetos (3 sujetos con placebo) y una fase 2 en la que se aplica a sujetos entre 12 y 55 años, de modo que lo sujetos son preguntados si tienen fiebre, enrojecimiento o dolor, incluyendo dolor muscular, de garganta, diarrea y vómitos. No se dan cifras de efectividad y todo queda al socaire de la experimentación de las pruebas. Teniendo en cuenta que gran parte de los fallecidos, cuyas cifras serán descritas después en base al VAERS (Vaccine Adverse Register System), más del 50% hicieron acto de defunción el mismo día o el siguiente, los datos del citado protocolo, el cual no encajan y los resultados demuestran que son mucho peores de los que señalan dicho protocolo. Es decir, los datos no cuadran. Cualquier compañía que viese estas cifras suspendería automática este tipo de vacunas.
Es obvio que recomendar una vacuna exige que sea la única solución ya que se trata de buscar la vía de sanación menos intrusiva y lesiva. Sin embargo, en vez de ello, el uso del dióxido de cloro, aprobado en Bolivia, no está permitido en Perú, el cual ha sanado muchas vidas que han caído en la llamada enfermedad covidiana y su consumo está penalizado por el Colegio Médico de Perú. Sí se aplican los protocolos médicos dictados por la OMS, los cuales son de obligado cumplimiento, sin importar sus efectos secundarios.
De este modo, no se cumplen los protocolos del consentimiento informado de Nüremberg, al aceptar el inoculado la total responsabilidad de las consecuencias de su decisión y, por ello, existe un total secretismo en los medios sobre las víctimas de esta campaña por parte de los medios de comunicación. Si no se incluyen los componentes de las vacunas, ni los riesgos, ni los efectos secundarios ni quien se va a hacer responsables de las secuelas o fallecimientos, la institución que ose inocular sin dejar claro estos puntos y sin asegurar que ya se probó en animales de manera satisfactoria, estaría cometiendo un gravísimo delito penal por atacar a la salud pública de toda la población. En el caso de que alguien resulte damnificado, se encuentra en una situación de clara vulnerabilidad y de ausencia de derechos, dado que ha firmado un documento en el que se hacer responsable de las consecuencias de su decisión.
El manejo de información científica es esencial para atender a la salud pública de un pueblo, teniendo en cuenta estudios y debates, sobre todo cuando el clamor antivacunas corre paralelo al que la defienden como la salvación y osan descalificar a los de bando contrario con burdos calificativos. El VAERS, con fecha de 9 de septiembre señala 14506 fallecidos por las vacunas covid, 58440 hospitalizaciones, 77919 casos urgentes, con 6442 ataques al corazón, 5371 casos de pericarditis y 27336 casos de reacciones alérgicas.
Pfeizer se lleva la palma con 9985 fallecidos, le sigue Moderna con 3558 casos y, muy lejos, la Jansen con 925. Si no son estas alarmantes cifras (y sólo de los EEUU) razones suficientes para detener esta locura, me pregunto cuál es la preparación del gobierno de Perú, si es que la tiene, a menos que actúe bajo las órdenes de sus amos.
Hablar de lo que sucede en otros países sería harto aburrido pues es más de lo mismo, sin importar las ideologías, ya sean izquierdas, derechas o cualquier otra indeterminada. Es la fuerza del pueblo y su desobediencia, diciendo NO A LA VACUNA lo que puede salvar la próxima generación, teniendo en cuenta que van reduciendo la edad de inoculación hasta imponer hacerlo con lo que más queremos y protegemos: nuestros hijos. No estaría mal entonces, Señor Castillo, un poco de cordura en su gobierno, a menos que se trate de una hoja de ruta impuesta por las élites económicas y farmacéuticas, en cuyo caso el calificativo merecido no sería patético, sino otro que se puede leer entre líneas.
Por ende, se desconocen los verdaderos efectos y las cifras reales de afectados por este nuevo remedio mágico y, teniendo en cuenta que existen otros que curan rápido esta enfermedad, las campañas de vacunación pierden toda su razón lógica, a menos que haya otras muy ocultas a la población engañada.
Actúen entonces con responsabilidad y cumpliendo las normas nacionales e internacionales. Existe una justicia divina y ésta es siempre implacable. ¿Vuelve a repetirse la historia de los experimentos nazis?
Es la primera vez que un país elige como presidente a un sombrero.
Pero no es la primera que eligen a un títere. Para la segunda vuelta quedó él y keiko Fujimori, hija del expresidente. Ambos fueron elegidos a dedo para dividir a la población peruana y así, mediante la discusión social, asegurarse un presidente sumiso para la agenda 2030 a través de asesores muy vendidos a la élite globalista. Una azaña perfecta propia de una democracia propia de una república bananera y de un país vendido a los intereses de las multinacionales, a las que se suman las farmacéuticas en este momento.
Da la impresión que las citadas declaraciones del Sr. Castillo quizá se deban a la influencia de su sombero…otra explicación no cabe.
Gracias al sombrero parece alguien, el chincheta ėste.
medio metro se vacunara en el sombrero