Uno de los momentos más dramáticos para unos padres es que su hijo o hija desaparezca. La incertidumbre se apodera de ellos, y los pensamientos negativos sobre lo que le haya podido ocurrir genera una angustia indescriptible. En el mundo occidental este tipo de desapariciones se dan con cierta frecuencia, llegando en ocasiones a ocupar su espacio en los medios de comunicación, especialmente cuando un familiar cercano es responsable de esta desaparición.

En otros lugares del planeta están a la orden del día, como en Pakistán. En las últimas horas hemos conocido el caso ocurrido en la ciudad de Faisalabad, donde una menor de 14 años cristiana ha sido secuestrada y convertida al Islam. Todo comenzó cuando el padre de la chica acudió a su colegio para recogerla, y no dio con ella, denunciando los hechos rápidamente a la policía.

Poco tiempos después, los autores del secuestro enviaron un vídeo y documentos de la adolescente, en la que aseguran que la menor se convirtió al islam por voluntad propia, tal y como se puede presenciar en el vídeo que adjuntamos a continuación. Tal y como revela su padre, Gulzar Masih, los hechos tuvieron lugar el pasado 28 de julio.

Tras varios intentos de su padre porque la policía actuara, el caso no ha salido a la luz hasta que se ha producido la intervención de Robin Daniel, un activista de derechos humanos de Faisalabad. “Las autoridades de Punjab deberían cumplir sus obligaciones para resolver el problema de las niñas secuestradas”, comentó. El activista ha reclamado que se emprendan acciones legales contra los secuestradores. “Mientras estos secuestros continúen sin que nadie intervenga, todas las niñas menores de edad y sus familias se sentirán inseguras”, lamenta.

Por su parte el presidente del distrito de organización sunita Tehreek, Muhammad Ijaz Qadri, ha certificado en una carta la conversión de la chica de catorce años al islam, cuyo “nombre islámico de ahora en adelante será Aisha Bibi”.

El 11 de agosto se celebra en Pakistán el Día de las Minorías, con motivo del cual el activista de derechos humanos, Robin Daniel, organizará una protesta contra esta y otras atrocidades, y también para combatir los prejuicios contra los cristianos. “No nos quedaremos callados. Pedimos que el gobierno garantice la libertad y la seguridad de las minorías religiosas”, declara.