Casi 600 militantes de Vox Málaga ya han dejado de pagar sus cuotas como protesta contra la “desastrosa” Gestora
La Gestora de Vox Málaga sigue ahondando en la herida del partido. El goteo de bajas puede convertirse en desbordante riada si Bambú no pone freno a la gestión de Patricia Rueda como líder en la sombra. Las primeras luces de alarma se activaron tras la marcha del carismático militante Enrique Guerrero ante la deriva insensata del partido.
“La actual gestora, se está convirtiendo en el enchufe de los amigos de los miembros de esta, para que llegue a ser su medio de vida, prometiendo cargos y puestos en las listas. Están dando la espalda, ninguneando y apartando del partido, a los que realmente hemos trabajado, a las bases, afiliados y colaboradores, que nos hemos dejado la piel para que este proyecto saliera adelante, primando a los recién afiliados; lo están convirtiendo en un cortijo”, señaló Guerrero en su carta de despedida.
“Ya no reconozco al partido político al que me afilie con tanta ilusión”, lamentó por otra parte uno de los componentes de la anterior dirección provincial y que éstos días medita darse de baja.
El descontento de los afiliados crece de manera proporcional a las ridículas notas triunfalistas de la gestora. Solo hay que sumergirse en los grupos de WhatsApp y en las críticas que reciben a diario unos dirigentes provinciales que ya evitan sin ambages el contacto con los militantes. Como muestra, este botón: la cúpula del partido y sus principales adláteres han creado un grupo de WhatsApp para impermeabilizarse de las críticas de los afiliados.
Hay sobre todo un indicador que refleja la crisis monumental que el partido Verde vive en la provincia. Nuestras fuentes habituales en la dirección nacional nos confirman que casi 600 militantes de Vox Málaga han dejado de pagar sus cuotas. Se teme que la cifra de deudores, que representaría a un tercio de la militancia, se incremente en los próximos meses si no se pone fin a una situación calificada de anómala de forma abrumadoramente mayoritaria. Según parece, las personas que han decidido dejar de contribuir con sus cuotas quieren expresar de esta forma su descontento con unos dirigentes que no cuentan con ellos y que están recurriendo a afiliados del PP para repartir los cargos orgánicos en la provincia.
Y no solo eso. Fuentes de la anterior dirección ya han advertido que, de continuar la “desastrosa” gestora, podría producirse una baja masiva de militantes malagueños, muchos de los cuales formalizarían su alta en otras provincias andaluzas.
En ese contexto de creciente descontento se inscribe el cese de la responsable de Afiliación, Marian Hoyo. La Gestora dijo entonces que el cese de Hoyo se debió a una cuestión de pérdida de confianza. Lo que no aclararon es en qué cosa se hizo merecedora de la confianza perdida. ¿En qué le ha fallado Marian Hoyo al partido? ¿Cuáles son las tareas en las que no haya cumplido con una manifiesta ejemplaridad? Tenemos pues el mejor ejemplo de la arbitrariedad de una gestora que no sirve a los intereses de Vox en Málaga en la medida que maltrata a los mejores.
A diferencia de Rueda, Hoyo es una política metódica, alejada de la purpurina y enemiga de los vicios de la nueva política posturera. Concibe el partido como un instrumento al servicio del cambio en España y no como un trampolín para alcanzar las prerrogativas y los privilegios que han venido a desacreditar a los profesionales de una forma de hacer política que ha llevado a España a la ruina.
Marian Hoyo pertenece hoy a la legión de críticos que comienzan a organizarse unitariamente para plantar batalla a la dirección provincial con un arsenal de iniciativas orientadas a llamar la atención acerca del estado comatoso de Vox en Málaga. Ellos encarnan la esperanza para el porvenir de un partido que requiere más altura patriótica de miras y menos botox, más trabajo y menos postureo.