Joe Biden, en una de sus primeras medidas como el nuevo Presidente de los Estados Unidos, expandió mediante un decreto “los derechos de los transgénero” y con esto posibilitó a que las mujeres trans (hombres “autopercibidos” del sexo opuesto) disputen en competencias deportivas femeninas.

La orden ejecutiva “para prevenir y combatir la discriminación por motivos de identidad de género u orientación sexual” (que pueden leer aquí) fue firmada por Biden el mismo 20 de enero y está dividida en 4 secciones. Lamentablemente su bonito enunciado no apaciguará las graves consecuencias de la medida.

En base a la conocida retórica “toda persona debe ser tratada con respeto y dignidad y debe poder vivir sin miedo, sin importar quiénes son o a quién aman”, perversamente añade que “los niños deben poder aprender sin preocuparse de si se les negará el acceso al baño, al vestuario o a los deportes escolares. Los adultos deben poder ganarse la vida y seguir una vocación sabiendo que no serán despedidos, degradados o maltratados por la persona a la que se van a casa o porque la forma en que se visten no se ajusta a los estereotipos basados ​​en el sexo”.

Y concluye determinando que “todas las personas deben recibir el mismo trato ante la ley, sin importar su identidad de género u orientación sexual”.

La nueva administración de Estados Unidos exclama que esta postura tiene como piedra angular al Título VII de la Ley de Derechos Civiles de 1964, según enmendada (42 USC 2000e et seq.), la cual prohibiría la discriminación por motivos de identidad de género u orientación sexual.

Con el decreto, Biden interpreta que las empresas que sólo trabajan con un sexo determinado, en este caso las ligas deportivas femeninas, están discriminando a los transgénero.

En el documento recurre, como es frecuente para los demócratas, a la interseccionalidad, excusándose en las “identidades minoritarias y oprimidas” en una o varias personas.

“Los estadounidenses negros transgénero enfrentan niveles excesivamente altos de discriminación en el lugar de trabajo, falta de vivienda y violencia, incluida la violencia fatal”, expone el decreto.

No cabe duda que la principal perjudicada es la mujer. Sin importar lo que la propaganda grite, los ejemplos diarios y los datos biológicos hablan por si mismos.

Los beneficiarios serán aquellos hombres que ven esto como una oportunidad de realizar una carrera aprovechando su superioridad física, como bien lo hicieron CeCe Telfer o Hannah Mouncey.

Biden asegura que su gobierno será uno basado en la ciencia, pero ya una de sus primeras medidas va directamente en contra del conocimiento científico que se tiene del cuerpo humano.

Las diferencias biológicas no son pocas

La biología suele ser la peor enemiga de estas ideologías. Desde lo óseo, la biología demuestra que en general los varones tienen huesos más densos, brazos más largos, y torsos más cortos.

Las mujeres por su parte tienen los huesos largos más cortos que los hombres, un ángulo Q aumentado, y el ángulo de la pelvis necesario para el parto aumenta la curvatura de la parte inferior de la columna.

Esto también hace que los centros de gravedad sean un poco diferentes entre los dos sexos.

Además, los hombres poseen niveles más altos de hemoglobina y tienen pulmones y corazones más grandes, permitiéndole utilizar más oxígeno a un ritmo más rápido que el de una mujer.

Asimismo, los varones contienen mionúcleos en sus músculos, proveyendo una mayor fuerza y una recuperación más rápida en comparación a las mujeres.

Pero siempre hay excusas, en ocasiones se suele decir que la diferencia entre hombres y mujeres desaparecen cuando éste se somete a un tratamiento en pos de reducir la testosterona, hormona masculina.

Una investigación del Karolinska Institute, donde participaron 11 mujeres trans (hombres biológicos) y 12 hombres trans (mujeres biológicas), se demostró al mundo que, tras un año de reducción de testosterona del primer grupo, la ventaja seguía siendo suya, desterrando el argumento progresista:

“El volumen muscular guarda estrecha relación con la fuerza. (…) Los niveles absolutos de volumen muscular y de fuerza de extensión de las rodillas después de la intervención, todavía favorecen a las mujeres trans. Conclusión: El tratamiento con hormonas de sexo contrario incide notablemente en la fortaleza, tamaño y composición de los músculos en los transexuales. A pesar del notable incremento de la masa muscular y de la fuerza en los hombres trans, tras 12 meses de tratamiento las mujeres trans aún son más fuertes y tienen más masa muscular”.

Además, concluyen que “estos hallazgos agregan nuevos conocimientos sobre la magnitud de los cambios en la función, el tamaño y la composición de los músculos con la terapia de hormonas cruzadas, lo que podría ser relevante al evaluar las reglas de elegibilidad de personas transgénero para competencias atléticas”, dando una clara negativa a medidas como el decreto de Biden.

Precedentes que hablan por sí mismos

Uno de los casos más conocidos por lo representativo es CeCe Teller. CeCe nació y se crió durante toda su niñez con el nombre Craig, y compitió durante 3 años en el atletismo masculino de la Universidad Franklin Pierce.

Sin embargo, viendo que se le hacía imposible participar en los nacionales masculinos (en 2016 y 2017 ocupó el puesto 200° y 390°, respectivamente), optó por acoplarse al femenino y así ganó el campeonato de la División II Outdoor Track 2019 con un tiempo de 57,53 segundos. Por su parte, su principal seguidora en la carrera, la mejor mujer de la competencia, realizó una marca de 59,21 segundos.

En el hemisferio sur, más precisamente en Australia, Hannah Mouncey supo competir del 2013 al 2015 en la selección masculina de Handball de dicho país con el nombre de Callum. Jugó un total de 26 partidos.

Sorpresivamente, en noviembre de 2015 comenzó su terapia hormonal y en mayo de 2016 pidió que la identificarán públicamente como mujer y rápidamente solicitó poder jugar en la selección de balonmano femenina. Para que ello sea posible, él -ella- debía pasar por una terapia hormonal de 12 meses, a pesar de que se sabe que es ineficaz para igualar biológicamente a los dos sexos.

Recién a partir de 2018 Mouncey pudo vestir la camiseta de la selección femenina, jugando 6 partidos y anotando un impresionante marcador de 23 goles.

Mouncey sufrió un duro golpe al no ser citado al Mundial 2019 y explicó que se debía a que algunos miembros del equipo se sentían incómodas compartiendo las duchas y el vestuario con él.

En su carrera deportiva sacó una ventaja desmedida, tal como se puede apreciar en las siguientes imágenes que se viralizaron en redes.

Por otro lado, tenemos el caso del ciclista Rachel McKinnon, quien se adjudicó en 2019 por segunda vez consecutiva los Mundiales de Ciclismo Másters Femenino, logrando desmoralizar a sus colegas de posta.

Laurel Hubbard es otros de los ejemplos, colgándose una medalla en +90 kilos del Mundial de Levantamiento de Pesas Femenino, a pesar de haber competido por años en la sección masculina en donde nunca tuvo éxito.

La historia de Fallon Foxes una de las más peligrosas por las graves consecuencias que causó y que sigue causando. Fox supo ser la primera mujer transexual en competir en Artes Marciales Mixtas (MMA) Femeninas. Tamikka Brents fue una de las rivales de Fallon Fox y se vio derrotada en los primeros dos minutos. Recibió una paliza descomunal que ella misma confirmó: “Nunca me he sentido tan dominada en mi vida”.

“He luchado contra una gran cantidad de mujeres y nunca sentí la fuerza que sentí en una pelea como lo hice esa noche. No puedo responder si es porque [él] nació hombre o no, porque yo no soy médico”, dijo Brents y concluyó: “Sólo puedo decir, nunca me he sentido tan disminuida en mi vida, y yo soy mujer fuerte”.

Ante esto, el presidente de UFC Dana White declaró que “la estructura de los huesos es diferente, las manos son más grandes, todo es más grande y no creo en esto”, y complementó: “No creo que una mujer que solía ser hombre pueda pelear con otra mujer”.

Mujeres que critican estas prácticas “inclusivas”

Save Woman Sports (SWM) es una de las organizaciones madres de las protestas contra la incorporación de hombres (mujeres trans) en los deportes femeninos.

Linda Blade, la cofundadora de SWM, dice que “las mujeres trans son hombres, por eso es injusto, ilógico y carente de ética” que participen en los deportes femeninos y que la ventaja que sacan “¡Es mayor que la del doping!”.

Selina Soule, de 16 años, fue otras de las mujeres que criticó con dureza estos hechos y los desafió alegando que niega “oportunidades de participación, reclutamiento y becas” a las mujeres biológicas.

Volviendo al caso del ciclista Rachel McKinnon, la colega Jennifer Wagner-Assali salió a la palestra ante los hechos cuando aseguró que dentro de poco el deporte femenino dejará de existir en caso de que se sigan aceptando hombres biológicos.

“Siento que las libertades por las que ha luchado el deporte femenino están siendo erosionadas. Si continuamos permitiendo que esto suceda, habrá deportes masculinos y mixtos, pero no femeninos”.

En esta misma línea, la histórica Paula Radcliffe ha requerido a las autoridades que “protejan el deporte de élite para las mujeres”.

“No estamos de acuerdo en que alguien que ha sido un hombre durante tanto tiempo pueda competir como mujer. Tiene diferentes hormonas y diferentes sentimientos”, soltó con claridad Mohamed Hosnytaha, preparador físico de Shaimaa Khalaf, tercera clasificada en el Mundial de Levantamiento de Pesas Femenino, reprochando la participación del ya nombrado Laurel Hubbard.

Este conflicto, que pone en jaque directo a las mujeres, por el momento no tiene fin.

La SWM y varias organizaciones más están luchando en beneficio de las mujeres -cosa que las feministas no hacen-, luego de que el Comité Olímpico Internacional diera un permiso oficial a que hombres biológicos participen en deportes femeninos en los próximos Juegos Olímpicos.

“Permitir que los atletas masculinos se auto-identifiquen como competidoras es irresponsable, negligente y peligroso”, arranca el comunicada de la SWM.

“Al adoptar las pautas para personas transgénero en 2015, ha abandonado su deber de proteger la seguridad e integridad de las mujeres y los deportes femeninos. Esto equivale a una flagrante discriminación contra la mujer por motivos de sexo. Los machos no deben competir en deportes femeninos”, reza con contundencia la carta de la agrupación.