El debate sobre el uso del cigarrillo electrónico sigue sobre la mesa
El cigarrillo electrónico, o los famosos vapeadores, suscitan un debate que sigue abierto en distintos ámbitos de la sociedad, desde la medicina y la ciencia pasando por la industria farmacéutica y la propia tabacalera.
Muchos expertos consideran que vapear genera menos daño al organismo que fumar, pero eso no implica que sea un producto inocuo. En ese escenario es en que se mueven los sistemas públicos de salud, que afirman que el uso del cigarrillo electrónico no debe ser promocionado a través de las instituciones porque puede ser el camino de entrada a hábitos que no son saludables, especialmente entre la población más joven.
Argumentos a favor y en contra
Organismos sanitarios de relevancia, como es el caso de la Organización Mundial de la Salud desde su Oficina Regional para Europa, mantienen que sustituir los cigarrillos tradicionales por dispositivos electrónicos como los que podemos encontrar en Vitalcigar reduce en gran impacto el daño a la salud pública, por la presencia de sustancias tóxicas y cancerígenas en el tabaco.
A pesar de este posicionamiento, es importante señalar que se necesitan más pruebas a largo plazo y estudios a nivel mundial concluyentes que determinen la validez de estos productos, o mejor dicho, su grado de impacto sobre la salud.
De lo que parece no quedar duda es que sí resultan efectivos a muchas personas para dejar de fumar. En España, el Doctor Fernández Bueno, cirujano oncológico en el Hospital Central de la Defnsa Gómez Ulla de Madrid, apuesta por incluir los cigarrillos electrónicos como una tercera vía para abandonar el tabaquismo.
Hasta el momento, las estrategias que se llevan a cabo en los servicios públicos de salud para evitar el tabaquismo es prevenir sobre sus posibles daños, y una vez la persona quiere dejar de fumar, acudir a los productos tradicionales.
En el caso del cigarrillo electrónico, su uso puede ser aconsejable porque es menos dañino que el tabaco pero comparte algo con los cigarrillos tradicionales, el reflejo mano-boca.
No hay que olvidar que fumar es un hábito social, y si el mercado ofrece una alternativa que es menos dañina, aun ser sin inocua, pero que mantiene características en común, esto puede ser un paso importante para promocionar esta práctica.
La comunidad médica y científica se enfrenta a un debate muy enfrentado desde hace años, a lo que hay que sumar la propia cuestión económica, pues el cigarrillo electrónico es un producto del que quieren sacar partido muchos agentes.
¿El cigarrillo electrónico como medicamento?
Esa era la propuesta de la industria farmacéutica hasta hace unos años. Documentos internos de las empresas del sector demuestran que su propuesta era incluir estos productos con una misma categorización que los medicamentos, por su uso como ayuda para dejar de fumar.
En la actualidad, y debido a que algunas organizaciones científicas están validando que vapear puede resultar efectivo para lograr este objetivo, mucho más que los parches y los chicles de nicotina, ahora las farmacéuticas han tomado el camino contrario, y es posicionarse en contra para proteger sus propios intereses.
Johnson and Johnson y Novarits exigían en 2013 a la Comisión Europea que vapeadores y cigarrillos electrónicos fueran considerados medicamentos, sometiéndolos así a las mismas pruebas y requisitos, por introducir nicotina en el cuerpo, como ocurre con los chicles y los parches.
Años más tarde, Andrew Witty, director ejecutivo de la farmacéutica GSK, afirmó que los nuevos dispositivos como vapeadores y cigarrillos electrónicos, habían conseguido hacerse un hueco importante entre los productos alternativas al tabaco y que la competencia en ese sector era demasiado alta.
Noticias positivas para el sector del cigarrillo electrónico
Aunque siguen faltando estudios sobre el vapeo que midan su impacto a largo plazo, lo cierto es que la opinión generalizada es favorable hacia estos productos. Más de 50 investigaciones alrededor del mundo sugieren que los cigarrillos electrónicos podrían aumentar la cantidad de personas que dejan de fumar.
Jamie Hartmann-Boyce, experta del grupo Cochrane de Adicción al tabaco afirma que existe una evidencia clara de que los cigarrillos electrónicos con nicotina aumentan las posibilidades de dejar de fumar con éxito en comparación con el chicle o los parches de nicotina.
Pero a esta catarata de buenas informaciones sobre el vapeo también se suman las noticias que aparecen con relativa frecuencia sobre la relación entre iniciarse en estos dispositivos y que actúen como puerta de entrada al tabaco.
Hace años, cuando aparecieron con gran fuerza los cigarrillos electrónicos, muchos usuarios lo vieron como una posibilidad de poder seguir con su hábito al tiempo que abandonaban el tabaco, con las ventajas que supone también poder vapear en algunos espacios interiores. Pero las noticias sobre la falta de regulación de estos dispositivos en algunos territorios les causa igualmente mala fama.
Hasta el momento, parece que el debate está cayendo del lado de quien considera que vapear es una práctica eficaz para dejar el tabaco. O al menos, para reducir su consumo.