Carlos Arturo Calderón Muñoz.- Tengo la molesta manía de remitirme al pasado distante para tratar temas de actualidad (Lástima por los que han tenido que pasar por mis infumables relatos). Sin embargo, en un 2020 en el que el líder del Estado turco publica videos en su cuenta de Twitter, equiparándose a los lideres del antiguo Imperio Otomano, me es imposible no desatar mi verborreico tic.

Desde el siglo VII han sido numerosos los embates que el Islam ha lanzado contra Europa, en la península ibérica nuestros ancestros se batieron contra diversas olas musulmanas que tenían un variado espectro de intensidad fundamentalista. Aunque ese fue un infierno particular, a gran escala el continente vio su mayor amenaza en la avanzada turca. El Islam acabó con los vestigios de la cristiandad primigenia en el norte de África y el Asia cercana, esclavizó a millones de blancos (Pero eso no le importa a los negros) ocupó extensos territorios, se dedicó a matonear a los cristianos que vivían en sus reinos, atormentar a los desgraciados que viajaban a Jerusalén y en varias ocasiones estuvo al borde de invadir todo el continente.

Los musulmanes lograron someter a los reinos cristianos con relativa facilidad porque los europeos preferían pelearse entre sí que combatir a las tropas extranjeras. Afortunadamente, la intervención no solicitada de Genghis Khan y algunos lapsus de sentido común dieron oxigeno a Europa cuando más lo necesitaba. Uno de esos lapsus fue cuando en 1095 al Papa Urbano II le dio por organizar a los reinos cristianos para retomar la Tierra Santa. Su argumento era que Dios quería proteger a los creyentes de oriente y el lugar de nacimiento de Jesús (Deus vult), pero la evidencia sugiere que estaba midiendo el alcance de su influencia. Obviamente, los nobles y señores feudales que le siguieron en el proyecto estaban más preocupados por ganar tierras que en salvar almas, pero para el caso da igual. La campañita fue la Primera Cruzada y por primera vez en más de tres siglos logró que los musulmanes dejaran de joder exclusivamente en Europa y se defendieran en Asia.

Han pasado casi 10 siglos desde entonces y en el proceso, básicamente porque los blancos son endofóbicos por naturaleza, colapsó lo que quedaba de Roma (Imperio Bizantino), la masonería se expandió y el Vaticano segundo tuvo su bautizo.

Estamos en un siglo XXI en el que muchos en Occidente saben la diferencia entre un evento histórico y la realidad cotidiana. Es decir, podemos apreciar el coraje de la dinastía selyúcida, contemplar la majestuosidad de la mezquita Nasir ol Molk, disfrutar la belleza de la obra de Rabia al Adawiyya o admirar la valentía de Abdalla Melaouhi; eso sin contar los significativos aportes de los árabes a las ciencias o de los mogoles al arte. El Islam, como cada cultura que ha pisado la tierra, hace parte de la experiencia humana, es una pieza inalienable del patrimonio de nuestra especie.

Lamentablemente, mientras los líderes de Europa viven en la burocracia, Turquía cuenta con un campeador que no se avergüenza de su herencia cultural. Pueden quejarse lo que quieran de Erdogan, pero el patriotismo español desearía tener un Felipe VI o Pedro Sánchez que hablara con orgullo de la España imperial y del tortuoso camino que tuvo que seguir para llegar a ese punto. Nuevamente, Turquía amenaza con invadir Europa y no parece que en esta ocasión se vaya a detener en Viena.

Los Papas del pasado reaccionaban como la mayoría de los humanos ante el poder absoluto, se corrompían absolutamente. Pero, al menos en sus juegos de poder la defensa de sus intereses incluía la supervivencia de los reinos cristianos y por extensión la de Europa. Sin embargo, para este punto, no creo que nadie que examine la obra de Bergoglio pueda hacerlo sin sospechar que el sumo pontífice… no es católico. A veces da la impresión de que odia a la Iglesia y se quiere cargar al viejo continente. Así que no esperemos un nuevo Concilio de Clermont en el futuro próximo.

Afortunadamente, existen miembros del clero de los cuales no tenemos sospecha de corrupción, a no ser que el manejo de la iglesia de Hospitalet de más plata que dirigir el Vaticano, pero no creo. Hombres que por su fe en Cristo y amor a la Madre Patria no tienen miedo de denunciar la que se nos viene encima si el islamismo radical no es detenido. En Cataluña, que para desgracia de Pujol ha dado muchos de los españoles más patriotas de los últimos tiempos, un simple sacerdote, no contento con enfrentarse a políticos comunistas, está librando una batalla contra el sistema legal por cometer el terrible delito de amar a España y a Cristo Rey.

Su nombre es Custodio Ballester Bielsa y como todos los lectores de este medio saben, junto a Armando Robles y su colega Jesús Calvo, está inmerso en un juicio por supuestos delitos de odio. Le cae la acusación porque en su estudio del Islam, en el actual contexto geopolítico, destaca que facciones de esta religión todavía viven en tiempos medievales y quieren destruir todo lo que no esté bajo la tutela de Alá. Por algún extraño motivo esto escapa a la comprensión de la fiscalía del odio, que parece no se ha enterado de la destrucción de los budas de Afganistán o del legado histórico de Palmira, Siria.

El padre Custodio es acusado de un delito de odio que le puede costar tres años de cárcel, por debatir, pacíficamente, acerca de las consecuencias que tendría para Occidente la avanzada de unas tesis filosóficas que no son compatibles con el estilo de vida de la Europa moderna. Sus argumentos no están basados en los comportamientos de siglos pasados sino en la cruenta realidad de hoy.

En Arabia Saudita, Somalia y Brunéi, todos países musulmanes, la navidad es legalmente prohibida o restringida. En Somalia se utiliza al ejército para impedir festejos decembrinos, además los ministros de la nación negra dicen que tienen cero tolerancia con fiestas que no sean musulmanas. En Brunéi, un musulmán civilizado que felicite a un cristiano por el nacimiento del niño Jesús puede afrontar hasta 5 años de cárcel, escuche bien fiscal Verdugo, ¡5 años de cárcel por decir “feliz navidad”!

Se calcula que en Mauritania un 2% de la población es esclava; los moros con más fierros han restablecido mercados de esclavos en Libia y como el futbol nos gusta tanto pretendemos ignorar que Qatar, al igual que los Emiratos Árabes Unidos, usa servidumbre forzada y esclavos para construir sus mega estadios.

En Yemen , Irán, Mauritania, Qatar, Arabia Saudita, Afganistán, Somalia y Sudán la homosexualidad puede ser penada con la muerte. Eso sin contar con las docenas de naciones musulmanas en donde esta condición es ilegal y se pueden sufrir penas de prisión.

En Arabia Saudita las mujeres no pueden salir a la calle sin la compañía de un hombre, tampoco pueden viajar al extranjero, casarse, divorciarse, salir de prisión o firmar contratos sin la autorización de su guardián masculino. Además, en la corte, el testimonio de un hombre vale por el de dos mujeres. Pero esto no es exclusivo de los sunitas, sus archienemigos chiitas de Irán también prohíben que una mujer viaje al extranjero o trabaje sin consentimiento de su marido. En Somalia se calcula que hasta un 95% de las niñas sufren de mutilación genital, el 80% de las mujeres de Afganistán son analfabetas y en 2019, más de 1000 mujeres fueron asesinadas en Pakistán por los llamados ‘crímenes de honor’.

Básicamente, ignorando estos cariñitos hacia las mujeres, lo que la fiscal Verdugo pretende al limitar la libertad de expresión del padre Custodio, es que algún día un moro la calle a golpes (Extraña fantasía, pero que sé yo).

Es cierto, criminales, homófobos, misóginos, esclavistas y demás existen en todos las razas, religiones y culturas. También podríamos hablar de países cristianos, como Eritrea y Zimbabue, con serios problemas de esclavitud; naciones con pésimas condiciones de vida para las mujeres, como la República Democrática del Congo y también países con todos estos problemas que son medio cristianos y medio moros, como Nigeria (Parece que el factor común no es la fe). Sin embargo, si comparamos el promedio de las naciones occidentales con las musulmanas, nos damos cuenta que mucho de este salvajismo vive con más fuerza en los territorios de Alá. Lo mencionado en los párrafos anteriores es completamente legal en las instituciones de gobierno y si no está escrito en las leyes civiles, pues simplemente aplican la ley Sharia y ya.

Ahí tenemos un gran problema, no es una cuestión de códigos penales, muchas de estas personas no creen en las leyes de los hombres. Múltiples reportes de inteligencia y estudios académicos, recolectados por el Gatestone Institute, muestran cifras fatales para Europa, pero que corroboran lo advertido por el padre Custodio. El 47% de los musulmanes que viven en Alemania piensan que la Sharia es más importante que las leyes locales, en Suecia esa cifra asciende al 52%.

El 66% de los hombres encuestados en Austria creen que deben conservar sus valores islámicos tradicionales. Por su parte, el 62.6% de las mujeres oran cinco veces al día, el 66.3% usan sus vestimentas tradicionales en público y el 44.3% se rehúsan a darle la mano a un hombre (Como que no se sienten muy oprimidas). En general, más del 50% de los encuestados creen que el Islam es superior a las demás religiones, que los homosexuales deben ser castigados y que los no creyentes se pueden pudrir en el infierno.

Lo curioso es que estas cifras son más o menos las mismas de país a país. El 60% de los marroquíes y turcos que habitan Francia, Holanda y Bélgica piensan que los musulmanes deben permanecer fieles a las raíces del Islam, el 65% cree que la Sharia es más importante que cualquier ley local y el 75% no cree en interpretaciones modernas del Corán, se aplica tal y como se escribió y listo. Tomando en cuenta que en ciudades como Londres el alcalde lo ponen los moros, debería preocuparle a los nativos que el 43% de los musulmanes que viven en el Reino Unido creen que partes de la Sharia deberían reemplazar a las leyes británicas.

Pues con estos datos, que no extiendo más para no aburrir al lector, es más que suficiente para hacerse a la idea de que el padre Custodio no está hablando solo porque le caen gordos los diferentes. Lo expuesto en estas líneas son leyes de países musulmanes y la recopilación estadística de las opiniones de sus fieles en Europa. Lo que el padre Custodio expresa es una realidad, sus ideas pueden ser debatidas con otros datos, que la parte contraria considere pertinentes, pero no penalizadas porque no les gustan a unos llorones que en sus países lapidarían al que les mire feo pero en Occidente llaman por el respeto a las ideas diversas.

Señora fiscal Verdugo, no la conozco personalmente, así que no puedo dar una opinión de sus virtudes personales, que supongo serán muchas. Asumo que como todos los que trabajan para organismos estatales usted está siguiendo las ordenes de alguien más. Sin embargo, me gustaría decirle que este no es un proceso judicial estándar. Estamos ante un inminente peligro, que amenaza con destruir Europa (Otra vez) y las instituciones locales, que como en el 711 están infiltradas por los enemigos de Occidente, pretenden acabar con cualquier resistencia.

No se le olvide fiscal Verdugo, que Custodio Ballester, además de sacerdote, también es hombre. Ese curita, armado con su fe, está desplegando un nivel de testosterona del que carecen las cabezas de Estado hispanas, a pesar de tener cuantiosos militares a su disposición. Espero que en medio de su caza de brujas logre reconocer el valor de ese hispano y esto le sirva como ejemplo de lo que debe hacer. Su lealtad no es para sus jefes, es para España, por favor, actúe en consecuencia.

No soy católico, así que ni idea de como será la labor clerical del padre Custodio, pero la gallardía es algo que admiro profundamente (sean católicos, musulmanes o de Narnia). Por lo tanto, no puedo hacer más que expresar palabras de elogio para un creyente que está dispuesto a irse a prisión, y probablemente a morir, en defensa de su fe y en este caso en particular, de nuestra Madre Patria. Padre Custodio, usted es un ejemplo para sus selectivamente sordomudos colegas y para todos en general.

Amar a España no es un delito.

*Desde San Bonifacio de Ibagué, Colombia.