El todavía presidente de Vox en Málaga, José Enrique Lara, ha explicado hoy las razones de que rehuyera el debate con Enrique de Vivero propuesto por la cadena esRadio en Andalucía. Mientras el candidato alternativo a la presidencia del partido verde aceptó «sin matices» el cara a cara con su oponente en las primarias, Lara declinó la invitación dando la callada por respuesta. Hoy ha explicado las razones de su “rajada” en la misma cadena. Ha señalado que los temas del partido deben tratarse de “puertas para dentro” y aprovechó la ocasión, aunque sin mencionarlo, para volver a arremeter contra el director de AD.

Es bastante significativo que José Enrique Lara, una vez más, no quiera dar la cara. Es un ejercicio de higiene democrática y de transparencia, sobre todo cuando los militantes habrían tenido la oportunidad de confrontar los proyectos de ambos candidatos.

La razón por la que Lara elude el debate con de Vivero tiene que ver más con sus limitaciones oratorias que con sus hábitos lavanderos.

José Enrique Lara y Enrique de Vivero

Es bien sabido que el todavía presidente provincial de Vox tiene dificultades para articular dos frases mínimamente profundas. Él sabe que es un pésimo orador, a tal punto que durante la campaña tiene que leer, mal por cierto, lo que otros le escriben. Pero de igual forma que a un torero no se le puede exigir que sepa matemáticas, sí en cambio que sepa enfrentarse a un toro. Cómo puede ser el líder de nada la persona incapaz de expresar sus ideas. El líder de un partido tan importante como Vox tiene que saber defender sus argumentos con cierta fluidez. Y ahí radica el problema: el señor Lara no tiene el valor de enfrentarse dialécticamente al señor de Vivero para que los militantes no perciban la diferencia sideral entre uno y otro.