Alfonso Lorenzo de Olmos.- La Asamblea Nacional de Francia aprobó una nueva ley a favor del aborto, que extiende la no-impunibilidad de este acto al “estres psico-social” de las madres.

La ley fue aprobada con un resultado de 60 votos a favor y solo 37 en contra, y ahora será enviada a la Cámara de Senadores para ponerle la firma definitiva a fin de año, aunque todo indica que la mayoría progresista en el Congreso podrá aprobar esta ley sin problemas.

Sorprendentemente, de los 577 legisladores que tiene la Cámara Baja francesa, solo 100 bajaron al recinto a votar, para no quedar pegados a la defensa de la vida o a la defensa del aborto.

De aprobarse esta nueva ley, las madres que deseen abortar en Francia podrán hacerlo simplemente con advertir que el embarazo les ha generado un importante estrés a su psiquis o entre su círculo social. La ley ni siquiera requiere que se haga un test psicológico que demuestre a través de la ciencia que la madre está pasando por este “estrés”. Simplemente con anunciarlo ante el médico, éste podrá realizar el aborto.

La legislación francesa distingue entre el aborto voluntario, que debe tener lugar a más tardar en la duodécima semana de embarazo, y lo que se llama l’interruption médicale de grossesse que puede realizarse sin restricciones hasta el nacimiento e implica la ingesta de medicamentos con el objetivo de provocar la inviabilidad del feto.

En su votación nocturna la semana pasada para renovar la ley de bioética del país, la Asamblea Nacional también aprobó la procreación artificial financiada por los contribuyentes para parejas lesbianas y embriones genéticamente modificados.

La oposición a esta ley, aunque minoritaria, criticó duramente su aprobación. El grupo Alliance Vita subrayó que la angustia psico-social es un “criterio no verificable”, que abre la puerta para que las mujeres se sometan a un aborto con medicamentos por cualquier motivo.

“Aquellos que saben que NUNCA ha sido posible verificar la angustia, que fue el motivo anterior del aborto voluntario, entenderán dónde está la trampa”, escribió Tugdual Derville, fundador de Alliance Vita.

Por el lado de la Iglesia de Francia, el obispo Bernard Ginoux de Montauban tuiteó que “esta es la forma en que mueren las civilizaciones y se aniquila el genio de los pueblos”, y agregó que las generaciones futuras “están en gran peligro”.

Un gran numero de obispos franceses se unieron ante su consternación por la indiferencia de casi 500 diputados de la Asamblea Nacional, que decidieron no presentarse a votar esta nueva ley que sanciona “grandes transgresiones éticas” que han sido rechazadas por la Asamblea General de Bioética.

Hoy en día, se realizan unos 220.000 abortos legales cada año en Francia, pero muchos temen que el número aumente con las nuevas enmiendas que ampliarían el acceso a los abortos tardíos. Hubo más objeciones sobre la falta de tiempo para evaluar adecuadamente el proyecto de ley. Sólo se dedicaron 25 horas a la discusión, mientras que la enmienda sobre la procreación artificial se introdujo unas horas antes de la votación sobre el texto completo.

Un comité conjunto de las dos cámaras votará sobre la ley a finales de este año, pero si no se llega a un consenso, la decisión de la Asamblea Nacional se considerará definitiva.

De todas formas, el núcleo familiar de Francia está en una situación cada vez más complicada y mientras no se le pone un freno a la inmigración masiva, el futuro demográfico del país es muy incierto.