La resultante electoral vasca
Por Jose Manuel Leston.- ¡De los comicios vascos qué se puede esperar!. La subida del bando nacionalista en sus respectivas marcas electorales, la moderada (PNV, con 31 escaños) y la radical (Bildu, con 22), es una realidad. Este subidón es comprensible, pues a pesar de sus tensiones internas el nacionalismo vasco siempre va unido y tiene un proyecto y una historia comúnmente compartidos, justo lo contrario del seudobloque “constitucionalista”. En ese ‘bloque’ el Pse-Psoe nunca está ni se le espera. Los socialistas vascos parece que repuntan tímidamente (con 10 escaños, suben 1) para apuntalar un autogobierno cada vez más ‘independiente’. Le sigue Elkarrekin Podemos (Juntos Podemos, con 6 escaños, habiendo perdido 5) y alejándose. Por otra parte el Pp+Cs (con 5 escaños, perdiendo 4) ha resultado ser, una precaria e inverosímil Suma, un fiasco. Las Sumas electoralistas de una oposición ‘constitucionalista’ realmente poco suman, mientras no haya un proyecto unitario, constante y duradero en el tiempo. Más a la derecha de esta ‘suma’ emerge un partido escindido de los populares vascos (Vox, con su primer asiento) en el parlamento vasco, tras una campaña complicada en cuanto a la integridad física se refiere de sus integrantes.
En resumen, no hay fragmentaciones en el duopolio separatista, entre otras cosas por ciertas complicidades del constitucionalismo aparente de turno, y también por culpa de un posibilismo pactista entreguista, que se ciñe a una aritmética parlamentaria oportunista. De momento se mantiene en el P. Vasco el ‘statu quo’. ¿Y por qué?. Porque ha seguido funcionando el voto útil hacia el PNV como mal menor por parte de los no nacionalistas, con el fin de evitar el mal mayor de Bildu. Esto ya se viene produciendo desde hace tiempo, desde las municipales. Por otro lado, los socialistas vascos hace décadas que abandonaron la defensa de aquella Vizcaya trabajadora y obrera en manos del vizcainismo pre-nacionalista al no combatirlo ideológicamente, entregando con ello al Pnv el feudo del Gran Bilbao. Como curiosidad hay que resaltar el papel siempre combativo del Psoe hacia la derecha española, mientras sus siglas autonómicas reniegan del mismo combate con las derechas nacionalistas, plegándose a sus separatistas intereses.
Mientras el nacionalismo hegemónico en la lehendakaritza monopolice la consecución de cosas para Euskadi, que otros partidos no logran monopolizar por razones obvias; mientras ‘haga suyo’ el régimen privilegiado que disfruta aquel territorio; mientras no elimine ni deslegitime al elemento radikal de sus calles para asentar allí definitivamente la paz y la democracia; mientras acaparen los nacionalistas la imagen de ‘lo vasco’; mientras el Estado de Derecho no se garantice ni funcione en tan bella tierra; y, sobre todo, mientras el bloque de partidos nacionales no plantee seriamente y sin deslealtades una alternativa firme, seria y permanente en el tiempo…poco se puede hacer. La falta de una Izquierda Nacional en España me produce una gran desazón. En cualquier caso, el P. Vasco hace tiempo que ha caído en manos de un tiránico régimen: el Régimen Nacionalista Vasco (RNV). Bien se podía decir lo mismo de España. En ambos sitios, que en realidad es uno sólo, han triunfado las tesis de los terroristas: sus herederos están tristemente en nuestras instituciones. Entre tanto, el “despertar constitucional” como alternativa tendrá nuevamente que esperar, aunque es posible que repunte en el futuro, pero lo tiene difícil. Es algo muy necesario y obligado para que el Juán Nadie de las Víctimas y de la Sociedad No Nacionalista tenga un futuro y una esperanza de reparación.
En la comparecencia del Pnv tras el escrutinio se percibe con diáfana claridad el separatismo recalcitrante de un partido nacionalista aparentemente moderado cuando se escucha gritar con fervor a Andoni Ortuzar el mismo grito que proclamaba la Eta: “Gora Euskadi Askatuta” (Viva Euskadi Libre). A continuación de esta autoafirmación peneuvista comparece Otegui diciendo “Gora Euskal Errepublika” (Viva la república vasca). Por último aparece el señor Urkullu ofreciéndonos un desafinado cante popular vasco (‘Gogoa Nun Dugu’) para terminar finalmente su alocución con el eslogan de Ortuzar. Es como si para el blanqueamiento de la Eta se intercambiasen los papeles, asumiendo el pnv el eslogan etarra mientras el contrastado terrorista Otegui alude a la república vasca. Todo esto sería normal si tras ese eslogan no hubiera un funesto pasado aún sin reparar ni resolver. Más que ‘de pie’ (Zutik), que rezaba el cartel electoral del Pnv, están/siguen “en pie de guerra”.
Por último recordar el sitio de tal aberrante proclama. No es otro que Sabin Etxea, la casa de Sabino, el racista fundador del nacionalismo vasco. Sobran palabras. En definitiva, todo el nacionalismo vasco sigue en pie, como reivindicándose, autoafirmándose. Y la mejor demostración de ello es la comparecencia de los 2 primeros partidos tras el escrutinio. Blanco y en botella.