En el PP gallego vieron una clara premonición de lo que pasaría en las urnas el viernes pasado, cuando Pedro Sánchez canceló su participación en el mitin de cierre del PSOE en Vigo por una avería en su avión. Sánchez e Iván Redondo evitaron la foto del perdedor, frente al gran triunfador de las elecciones, Alberto Núñez Feijóo, quien anoche consiguió lo que hoy por hoy se reconoce como una proeza: alcanzar su cuarta mayoría absoluta. Con más del 99,9 por ciento escrutado, el PP se consolidó en los 41 diputados, por encima de la barrera de los 38, en los que se sitúa la mitad más uno del Parlamento autonómico.

La victoria del PP fue tan nítida como la derrota del PSOE y de Podemos. Si las elecciones se entienden como el primer examen después de la crisis del coronavirus, los socialistas y los populistas se llevaron un sonoro suspenso. El PSOE cede el puesto de principal partido de la oposición al BNG, mientras que Podemos se queda sin representación parlamentaria. En Galicia, dejar de ser segundo tiene su importancia, porque si Feijóo no hubiera conseguido la mayoría absoluta, la candidata del BNG, Ana Pontón, habría sido ahora la alternativa para presidir la Xunta con el voto de todos los demás.

El PP igualó el resultado de 2016 y el de 2012, años en los que consiguió 41 diputados. Antes de la crisis del coronavirus, parecía muy complicado que el PP repitiera la mayoría, y hablar de mejorar los resultados de cuatro años antes suponía plantear un escenario casi imposible. Feijóo repitió el mismo número de diputados, y subió cuatro décimas en votos, hasta el 47,98 por ciento (47,56 por ciento en 2016).

Lo que hay más allá del PP en el Parlamento gallego es división y cierto caos. Es rotunda la subida del BNG, que se nutre básicamente del hundimiento del populismo. Los nacionalistas gallegos, con una candidata que ha sabido captar buena parte del voto feminista de la izquierda, suben 13 escaños respecto a las elecciones de 2016 y se sitúan con 19 diputados. Salta por encima del PSOE y le deja muy atrás. Los socialistas, con un candidato muy discutido incluso dentro de su partido, y abandonado por Sánchez de forma evidente durante la campaña, llegan a los 15 escaños, uno más que hace cuatro años, pero pierden peso político en la comunidad. La derrota de Gonzalo Caballero es así extensiva a Ferraz y al Gobierno.

El castigo de los gallegos no solo va dirigido a los socialistas. Su socio en el Gobierno de coalición, Podemos, sufre una derrota que podría calificarse incluso de humillante. Con un 3,93 por ciento de los votos, Galicia en Común, la coalición de la que forman parte Podemos y Esquerda Unida, se queda en blanco. Ni un solo representante. Las peleas internas del populismo y la extrema izquierda en los últimos tiempos en Galicia les pasan factura. La Marea Galeguista pinta aún menos que Podemos en estas elecciones.

Tres partidos

El declive del populismo deja el Parlamento gallego con tres formaciones: PP, BNG y PSOE. Pero en estas elecciones autonómicas se presentaban también otros partidos, como Vox y Ciudadanos. Ni uno ni otro han logrado un solo diputado, pero han frenado una mayoría de Feijóo aún mayor.

En el caso del partido de Santiago Abascal, consigue sumar un 2 por ciento de los votos. Insuficientes, pues en Galicia hay una barrera del 5 por ciento, para poder conseguir representación parlamentaria. Sus algo más de 26.400 votos quedan por tanto inservibles, como ya informó ABC.

Lo mismo ocurre con Ciudadanos. La formación que lidera Inés Arrimadas en el conjunto de España, y que ha tenido a Beatriz Pino como candidata en Galicia, no llega al 1 por ciento del voto. Tan solo ha podido sumar unas 9.700 papeletas, que tampoco le han servido para nada.

Con este resultado se explica la insistencia de Ciudadanos por presentarse de forma conjunta con Feijóo en las elecciones, y la negativa rotunda de este a repetir, por ejemplo, la fórmula del País Vasco. En Galicia, como se ha demostrado este 12 de julio, no existe ningún problema de fragmentación del centro-derecha, pero los más de 36.000 votos de Vox y Cs han frenado una mayoría más amplia del PP.