Los tarados niños del franquismo
Javier Domenech (R).- Ahora hemos descubierto que los niños nacidos durante el franquismo, éramos unos tarados oprimidos por la disciplina, educados en la ignorancia, lastrados por la religión e incapacitados para el futuro. Nuestra infancia, que creíamos feliz, debió ser solo el espejismo de un tiempo oscuro.
Fuimos unos pobres tarados que oíamos en la radio las aventuras de Diego Valor, el piloto del espacio, y disfrutábamos con el Guerrero del Antifaz, cuando matar a moros malvados no era un desprecio racial, y con Roberto Alcázar y Pedrin o el Jabato, que nos descubrían un mundo de héroes y la lucha de los buenos contra los malos o las películas donde frente a la amenaza de los siuox siempre llegaba a tiempo el Séptimo de Caballería al mando de John Wayne, cuyo beso final a la protagonista se cortaba por la censura. Pobres tarados cuya merienda de foigras o chocolate Matías López, no producía niños obesos ni adolescentes con anorexia. Los regalos eran para los cumpleaños o tarea de los Reyes Magos, que quizás traían ese deseo tantas veces contemplado en el escaparate de una juguetería. Comprábamos el TBO, pipas, regaliz o bolitas de anís exhibidas en la cesta del pipero presente en la puerta del colegio. Los niños jugaban a las chapas o al fútbol con pelotas de trapos atadas con cuerda y las niñas se divertían con muñecas o saltando a la comba, en calles que aún no eran territorio de violencia, vomitorio de botellón o mercado de droga, nunca aburridos ni necesitados de acudir a un psicólogo.
Fuimos tan tarados que aguantamos sin secuelas de por vida, los capones sufridos en el colegio y el dominio de los mayores. Aprendíamos la lista de los reyes godos para ejercitar la memoria, los dictados eran una prueba de ortografía básica, las raíces cuadradas había que resolverlas sin calculadora y traducíamos del latín la Guerra de las Galias. Y si suspendías en junio, te perdías las vacaciones. Tras ello, muchos acabaron en la Universidad y muchos más aprendieron un oficio, iniciado como aprendices. Y el futuro no parecía gris, lastrado por la bota opresora de una dictadura, cuando se soñaba con comprar una Vespa, el deseado Seiscientos o llegar a firmar la primera hipoteca.
Asi estábamos de tarados o es lo que pretenden hacernos creer hoy muchos que, años después, criados en una sociedad opulenta sin más valores que el logro del éxito y el hedonismo, confunden la infancia de nuestra época con la opresión. No son solo supuestos intelectuales estudiosos del pasado. Son también muchos que, incapaces de finalizar sus estudios, se cobijaron en el mundo de la farándula como intérpretes de nuevos valores artísticos, comentaristas que convierten sus tertulias en ágoras del pensamiento moderno o nuevos políticos equipados con el bagaje del resentimiento.
Fuimos tan tarados que, sin valorar el esfuerzo de unos padres que nunca tuvieron vacaciones, fracasamos al proyectar sobre nuestros hijos una permisividad que nunca nos habían tolerado. Fuimos tan tarados que ahora nos sorprende al ver como esos retoños, crecidos en un mundo de derechos y ninguna obligación, se alzan contra la sociedad que les ha permitido disfrutar lo que jamás tuvimos, reanimando odios y reescribiendo la historia cercana.
Unos, abrazando nacionalismos, para inventarse sus orígenes y despreciando a quienes no forman parte de su estirpe imaginada. Otros para derruir la convivencia en paz lograda por unos tarados ya maduros, en los años de la transición a la democracia, revolviendo el odio y exaltando ideas abandonados hace decenios tras haber dejado tras si naciones esclavizadas y empobrecidas. Es el triste final de acto de la tragedia cíclica en nuestra Historia, donde los enfrentamientos son más frecuentes que los encuentros, donde la envidia supera al aprecio, donde personajes de inanes trayectorias personales, pretenden dirigir las vidas de los demás para imponer su sociedad soñada.
Tan tarados fuimos.
Excelente reflexión Sr Domenech. Quizá para el que no lo ha vivido le resulte difícil de entender y asimilar en toda su extensión y significado lo que el escrito pretende poner de manifiesto. Como siempre digo es una pena que este tipo de artículos no llegue al gran público. Sería la única manera de que las nuevas generaciones tuvieran al menos la posibilidad de analizar y sopesar los pros y contras de una y otra era. Sin complejos ni adoctrinamientos. Sólo fríos hechos. Mucho me temo que tal cosa jamás la veremos. A Franco, como estamos viendo con el tema… Leer más »
Amigo Crápula, este articulo, dentro de mis humildes posibilidades si llegará vía E- mail a todos mis contactos.
Me ha emocionado profundamente pues ha recordado y descrito con precisión mi infancia y juventud.
«Juventud divino tesoro que te vas para no volver, cuando quiero llorar no lloro y a veces lloro sin querer»
Cuando se podía andar por las calles a cualquier hora de la noche sin la más mínima preocupación, ni personal ni de los padres.
Javier Domenech, sinceramente le felicito.
Buenisimo Nací en el 1943. Estudie una carrera con beca y aprendí valores que ya han desaparecido y que me enseñaron a ser respetuosa y buena ciudadana.Ojalá y la educación a nuestros hijos hubiese sido igual de «tarada»
Sr Domenech como testigo de esos tiempos que usted describe corroboro una a una todas sus palabras.
Eso si si me lo permite siento discernir en una cosa, los que reaniman odios y reescriben la historia cercana, no son en general nuestros hijos sino los hijos del odio, es decir de los fracasados ignorantes que jamás perdonaran la derrota.
A pesar de todo prefiero nuestra juventud a la de ahora
Yo no crecí en la «ominosa dictadura», nací al poco de la muerte del Caudillo, soy de esos que estudió en los 80 la EGB y en los 90 BUP y gracias al esfuerzo de mis padres me pude sacar una ingeniería. Yo ni era franquista, más bien militaba en el liberalismo, pero llegar a la conclusión de que Franco tenía razón y que el sistema nos lleva al precipicio fue a raiz de ser padre y ver que la democracia es solo un sistema de control para los fines de otros… Había mas democracia en España y el Imperio… Leer más »
El liberalismo es una trampa y cáncer que el sistema vende como falsa oposición. Allí tienes a Losantos y sus bobadas como ejemplo.
Excelente artículo, Sr, Domenech, Yo, que nací el 18 de Julio de 1942, recuerdo todo eso que comenta como si fuera ayer. Tarados son los de ahora, pero, por que se les ha permitido TODO, cosa que no pasaba en nuestra época y , cuando mi padre o mi madre decian…NO… era un NO DE VERDAD, si derecho a discusión ninguna. Dile que NO ahora a un niño…Le felicito por el estraordinario artículo, un saludo.
Pues yo encantado de ser uno de esos tarados. Esas taras me han servido de muchísimo en la vida. Mucho más que lo que las taras de ahora les van a servir ahora a muchos.
La generación «Millennial», como su propio nombre indica, es la peor hornada de seres humanos de la historia del homo sapiens. Han perdido hasta la capacidad de autodefensa.
Pero esa generación ha sido educada por los hijos de la transición que ahora tienen de 45 a 60 años, no lo olvides. Alguna responsabilidad tendrán.
Yo estoy en la treintena. A la gente de la edad de mis padres los acomplejaron. Les metieron en la cabeza que no tenían que educar a los hijos como ellos fueron educados. Fue por ignorancia.
Me quiero figurar que, dentro de varias décadas, lo revolucionario y atractivo serán los valores que se defiendemos los que visitamos esta página. Que, una vez visto el desastre, el péndulo caerá para el otro lado.
Don Javier, magnifico articulo y maravillosas reflexiones. Yo les puedo decir un dicho que es más o menos de mi cosecha, «Es imposible educar en la abundancia».
Yo creo que fui algo más tardío, leía los tebos-comics, en blanco y negro de Vértice de Marvel.
Saludos Patriotas Españoles.
Totalmente de acuerdo con este articulo, me identifico en todo lo que en el ha escrito el Sr domenech.
Yo fui uno de esos niños tarados, me siento orgulloso, ojala hoy en dia los niños tuvieran simplemente un 1% de esos valores 🙁
Nada que quitar ni añadir. Excelente artículo que podría firmar yo mismo. Abrazos.
Por ser hija de familia numerosa tanto yo como mis hermanos estudiamos exentos del pago de ninguna clase de matrícula universitaria. Por cierto las mujeres teníamos que hacer un Servicio Social obligatorio, Yo lo hice y me siento muy orgullosa por ello Los varones tenían que hacer el Servicio Militar, muy provechoso para muchos pues podían adquirir una excelente formación profesional y les era posible también sacar el carnet de conducir. Vivimos en una de aquellas casas de protección oficial. que, por ciertoera de de una calidad estupenda, Es incomparable del todo aquel bachillerato con sus Reválidas. El nivel cultural… Leer más »
Maria Luisa existe alguna posibilidad de que nos conozcamos , pues conocí a muchas chicas que venian para hacer el El Servicio Social a una residencia que la llamaban “El Castillito” o bien a un campamento de verano en Chipiona
Hola Rosslyn, además de la prestación que hice en Barcelona, luego estuve en Bagur en una residencia durante el mes de agosto.
Lo pasamos estupendamente , Todavía guardo el carnet que me dieron con las dos insignias, del Servicio Social. Lo recuerdo todo con muchísimo cariño.
Fuimos tan TARADOS…Que teníamos ilusiones, teníamos esperanza,disfrutábamos de las cosas pequeñas. En fin…ERAMOS FELICES.
El artículo es algo corto y nostálgico.Está de más…¿por qué hacerlo? Si lo que se intenta es hacerles ver la luz a estas generaciones descerebradas,es perder el tiempo.Les suena a algo lejano e imposible.Yo lo intenté explicar y razonar a varios jóvenes este pasado… y más;creían que les estaba tomando el pelo.¡ A ellos…! los de la era tecnológica y de la información…¡Qué les iba acontar! Los que visitan (porque papá y el Estado) con Erasmus,el mundo…Los que tienen todo lo que los padres (y en menor medida el Estado) les puede comprar ó financiar…el ordenador,el ciclomotor,la ropa,étc.¿Trabajar? ¡Ya habrá… Leer más »
Otra cosa, es MEMORIA HISTÓRICA, si no hubieran robado el oro del Banco de España, no se hubiera pasado hambre ni se hubiera enterrado a tanta gente. Muy pronto vais a saber (al que e dé la gana) mucho más de todo esto, pero no se lo digas a nadie todo es mentira que robamos el oro y las joyas de esa banco motivo del hambre y entierros. Respaldada por el oro la peseta hubiera tenido un valor mundial y cualquiera nos hubiera vendido de todo, pero a callar de esto.
Mamá, quiero ser tarada ¡Oh! Mamá, ser tardofranquista. Con educación o los valores con tal de ser hermosa, de estrella solista que hace admirar.
Mamá, quiero ser hermosa,
¡Oh! Mamá, ser la más tarada,
Firmar talonarios y en el escenario respetar a diario alfombras de rosas.
Mamá, por favor, compréndeme:
Quiero ser tarada.
Estoy de acuerdo. Y Franco fue en general un muy buen gobernante, pero algún fallo tuvo también. Lamento que no apoyara el ajedrez, a los jugadores españoles. Alekhine dijo que si el niño prodigio en ajedrez Arturo Pomar recibiera entrenamiento en Rusia, podría ser que llegara a campeón del mundo, pues tenía un talento natural increíble. No digo que Franco debió mandarle a Rusia, pero podía haberle apoyado de alguna manera, y promocionar ese deporte en nuestro país.
CORRECCIÓN: No Alexander Alekhine, sino Aleksandr Kótov. Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Arturo_Pomar
Ajedrez deporte? No se , no se
Pues, con mis 68 años, tres carreras universitarias y estudios de postgrado, soy uno más de esos «tarados» de la época franquista que jugaba en la calle y el día tenía pocas horas para divertirme. Los coscorrones y lo demás (que hubo por demás) no me hicieron ir al psicólogo ni vivir resentido. Solamente una cosilla: que yo no llegué a ese «…fracasamos al proyectar sobre nuestros hijos una permisividad que nunca nos habían tolerado (…)» que comentas. Por lo demás, me suscribo por completo.
He leído su artículo y me gustaría saber quién dijo que los niños crecidos en la posguerra o durante el franquismo son tarados. Lo expresa justo al principio pero no he podido averiguar de donde empieza esta reflexión. ¿sería tan amable de contarme cuáles son sus fuentes? Muchas gracias
Ah el sarcasmo, tan cerca de todos y a la vez tan lejos de muchos.