Vox, un fraude político y una decepción personal
Nunca tuve la menor tentación de votar ni de afiliarme a ningún partido político. Todos los partidos españoles, indistintamente de que fueran de derecha o de izquierda, me parecían variantes de la misma oferta socialdemócrata y no satisfacían mis aspiraciones ideológicas. Soy una española de derecha desde que tengo uso de razón política. Trabajé y estudié en Londres. Desde muy joven fui admiradora de Margaret Thatcher, de su obra política en Inglaterra, de cómo logró aplastar al movimiento sindical, eliminar la negociación colectiva, liberalizar y dinamizar el mercado de trabajo, de tal manera que el Reino Unido, a día de hoy, tiene un paro estructural del 4 por ciento. Ese era el modelo que quería para España.
Mis ideas políticas siempre las he tenido muy claras tanto en el campo económico como moral. Cuando surge Vox en el 2014 yo no había votado antes a ningún partido. Observé con simpatía su nacimiento y empecé a informarme sobre el partido, de tal forma que ese interés culminó con mi decisión de comprometerme con el proyecto de Vox unos meses antes de las elecciones andaluzas, si bien comencé a participar activamente en los grupos de trabajo a partir de enero de 2019.
Supe que Vox era un «bluf» prácticamente desde el inicio y desde la primera reunión a la que asistí. Lo primero que me sorprendió fue el escasísimo conocimiento del programa del partido por parte de la mayoría de los asistentes a esas reuniones. Muchos de ellos expresaban ideas más próximas a Ciudadanos e incluso a Podemos que a las que supuestamente debían tener. Algunos incluso no tenían una posición definida en temas como la educación, la eutanasia o el aborto. Me dio la impresión que mucha de esa gente estaba allí más al acecho de lo que pudiera caerles que para prestar un servicio a los españoles,
Creo por todo ello que Vox es el mayor fraude político de nuestro tiempo. Nunca un partido, en muchísimos años, había suscitado tantas expectativas, tanta ilusión, tanta aclamación en las calles, tantas lágrimas como las que ha suscitado Vox. Cuando hemos visto en qué ha quedado todo esto, cuando hemos visto que una pandilla de sinvergüenzas se ha adueñado del partido para beneficio propio, cuando hemos visto que lo único que les interesaba era el dinero, cuando hemos visto cómo una vez logrados los 24 escaños en las elecciones generales dejaron tirados a los candidatos de las municipales, renunciando a hacer campaña en pueblos y ciudades, porque ya tenían lo que querían, no cabe otra calificación que la de estafa. Han estafado las ilusiones puras de tantísima gente conservadora que hay en este país y que añoraba un partido que defendiera los valores y principios de la derecha auténtica. Nos llegaron a hacer creer durante unos meses que eran diferentes, y no lo son.
Pablo Casado hablaba de concentrar el voto en su partido, bueno, pues que concentre también las propuestas, las motivaciones que mueven, en la ciudadania, el voto a VOX y C’s. Los que votan VOX, está bastante claro lo que quieren, son unas cuantas cosas aunque no muy definidas del todo, sobretodo una actitud que no sea sumisa en nada a ser posible con la corrección política. Solo lograr un partido con eso ya sería mucho. Los que votan C’s lo que yo creo que quieren es principalmente ir contra la corrupción política. Y para eso buscan un partido que tenga… Leer más »
Administrador: Cerdo, indigno hijo de perra, váyase.
PUES YO sigo defendiendo, “con uñas y dientes” a Vox, porque tiene un futuro muy prometedor ya que sus planteamientos son de “sentido común” y, sobre todo, porque tiene un gran respaldo internacional de pueblos, países y mandatarios. Es un partido reciente, valiente, decente, coherente, patriótico y democrático. Por eso es atacado por “propios y extraños”. Habla vd de “una pandilla de sinvergüenzas”. Con esa definición de los líderes de Vox, pone de manifiesto que está lejos de encajar en organigrama de este DECENTE partido.
Es usted muy valiente Doña Carmen. Gracias.
Cuando desaparezca de VOX la actual cúpula que lo dirige y se forme un Comité Ejecutivo de personas decentes que de verdad crean en el proyecto diseñado por el Manifiesto Fundacional podrían recuperarse las esperanzas perdidas.