La selección española Sub-21 se dio un auténtico festín en las semifinales del Campeonato de Europa después de remontar a Francia y hacer añicos las ilusiones de su rival (4-1) en un choque donde volvió a brillar el juego coral del combinado español, que disputará su cuarta final en las cinco últimas ediciones.

El equipo de Luis de la Fuente tuvo que sufrir al comienzo para sonreír al final. Con algo de mala fortuna y un penalti muy riguroso, la Sub-21 supo tener paciencia y controlar a los franceses para darle la vuelta al marcador antes del tiempo de descanso. La respuesta de España fue sensacional a base de un fútbol tejido que recuerda otras generaciones no muy lejanas.

Los Dani Olmo, los Fabián y compañía empiezan a tejer una estructura muy sólida que habla muy bien del eterno trabajo de la base en el fútbol español. Nada es casualidad en un equipo que ha sabido reinventarse pese a las dificultades del campeonato. Si la derrota ante Italia fue un hándicap casi insalvable, este jueves España tuvo que remar contra corriente.

Los jugadores de Sylvain Ripoll comenzaron con más ímpetu y pronto encontraron recompensa en un penalti cometido por Junior Firpo sobre Reine-Adelaide tras un leve contacto. España encajó el 0-1 y tuvo que ponerse el mono de trabajo para salir con vida de los cinco minutos posteriores al gol. Sivera, con una mano prodigiosa, impidió el segundo apenas unos minutos después.

Ahí arrancó España, capaz de ofrecer momentos estelares como el 5-0 ante Polonia -el espejo donde mirarse- y firmar actuaciones como la de este jueves. Fabián se echó el equipo a la espalda y encabezó las mejores ocasiones de España. El ex del Betis pudo haber empatado al borde de la media hora, pero su atrevimiento terminó en un córner que acabaría dando premio.

Marc Roca aprovechó un rechace de su propio remate para fusilar a Bernardoni a un metro de la línea de gol. La rabia de su disparo fue el mejor síntoma de que la selección Sub-21 iba a dar mucha guerra en el resto del partido. Tras dos ocasiones seguidas y Francia arrinconada en su área llegó el 2-1 con un penalti cometido sobre Oyarzabal. El delantero realista no falló desde los once metros y confirmó el empequeñecimiento francés.

EL TERCERO, UNA OBRA MAESTRA

En la segunda mitad, España no cambió el registro y salió plena de convencimiento para cerrar el partido cuanto antes. En apenas tres minutos llegó el tercero en una jugada magistral que arrancó Oyarzabal con un pase entre líneas, recogió Fabían, paró el tiempo, y con todo el temple del mundo -como si jugase con ojos en la nuca- cedió a Olmo para que marcarse a placer en el corazón del área.

El gol fue digno de poner a los alevines en las escuelas, una magnífica maniobra que tocó en la linea de flotación de los ‘bleus’, sobre todo cuando dejaron de avistar la portería de Sivera ante la presión de la selección española. Fruto de esa fuerza llegó otra ocasión de Fornals, que se durmió en un mano a mano tras una jugada maradoniana.

Y al nuevo jugador del West Ham le siguió Borja Mayoral, que dio recambio a un ‘tocado’ Oyarzabal y en tres minutos dispuso de su primer chance de gol. El ariete del Real Madrid falló en el momento decisivo, pero pudo redimirse sólo tres minutos después con un trallazo escorado. Fornals inició la jugada con un exquisito pase de exterior.

Con Francia hundida -sólo el balón parado les dio aire- España siguió creciendo y pudo haber ampliado la renta en los minutos finales. El desarme francés en defensa permitió a Carlos Soler gozar de una vaselina que fue sacada por un zaguero rival sobre la misma línea de gol. Era lo de menos porque la Sub-21 española ya tenía el botín en la buchaca.

De esta forma, España se cita con Alemania -que venció a Rumanía en la primera semifinal- en la final del domingo (20.45 horas), la cuarta para España en cinco ediciones y la misma que hace dos años en Polonia. Los de Luis de la Fuente tendrá posibilidad de tomar revancha y de convertirse en la selección que más torneos continentales de la categoría posee en sus vitrinas.