El presidente del BBVA, Francisco González.

Miguel Bernad Remón, secretario general del Sindicato MANOS LIMPIAS, ha dirigido sendos escritos al Banco Central Europeo, con sede en Fráncfort, y al Greco, Grupo de Estados contra la Corrupción, del Consejo de Europa, radicado en Estrasburgo, denunciando la corrupción sistemática y sistémica del BBVA.

Esta internacionalización del conflicto se efectúa en previsión de que en España los poderes económicos, que son los que realmente mandan, mientras que la casta política no son más que simples muñecos de guiñol, intentará echar tierra sobre estos asuntos, que involucran a la policía nacional, al estar operando un comisario de policía –máximo rango funcionarial del cuerpo- de forma presuntamente delictiva, utilizando datos en poder de la policía, vulnerando la legislación de protección de datos, y cometiendo diversos delitos.

Hay constancia de la contratación, al menos desde el año 2004, por parte de Francisco González, la sazón presidente del BBVA, y hasta fechas muy recientes, del citado comisario –actualmente en prisión preventiva-, para espiar a otros bancos competidores del BBVA, así como a grandes empresarios que planeaban hacer una OPA hostil para hacerse con la dirección del banco, e incluso a AUSBANC y a MANOS LIMPIAS, entidades que denunciaban prácticas abusivas del BBVA en perjuicio de sus millones de clientes en España.

Se sospecha, incluso, que fue con financiación de ese banco, hurtada a sus accionistas, empleados y depositarios, con la que se practicaron escuchas ilegales y seguimientos a don Miguel Bernad, que dieron lugar a informes policiales en su contra, “fabricados” para la ocasión.

El BBVA ha sido un actor básico en los últimos años en materia de cláusulas suelo, de las preferentes, de las cesiones de crédito, del blindaje multimillonario de sus directivos, etc.

Se pide al Banco Central Europeo que investigue la práctica de “comportamientos delictivos por parte de la cúpula del BBVA, vulnerando los más elementales protocolos del Código del Buen Gobierno” del propio banco, además de la total negligencia de los servicios de inspección del Banco de España, organismo supervisor que lleva décadas acreditando su total y absoluta incompetencia, con el hundimiento de las cajas de ahorros, por ejemplo, sin siquiera llegar a enterarse de lo que estaba sucediendo ante sus ojos –ciegos, por lo visto-, etc.

La utilización de altos funcionarios de la policía nacional, en funciones de “policía privada” al servicio de los poderes políticos y económicos, al margen total de la legalidad, pero usando y abusando de los medios del estado, archivos, información confidencial, etc., entendemos es propio de cualquier república bananera, aunque aquí deberíamos hablar de una “monarquía bananera”, o platanera.