Francia volvió a celebrar  el Año Nuevo en medio de actos vandálicos: Una decena de vehículos fueron incendiados en la localidad de Illzach, junto a la ciudad de Mulhouse, con ocasión de actos de vandalismo que se prolongaron durante varias horas y que dieron lugar a la movilización de varias decenas de gendarmes para restablecer el orden.

Un total de 12.000 agentes de las fuerzas de seguridad se desplegaron en la capital para hacer frente a las tres principales amenazas identificadas: el riesgo terrorista, el vandalismo y el movimiento de los “chalecos amarillos” que ha generado escenas inauditas de altercados en la ciudad desde finales de noviembre.

En todo el país, el departamento de Interior había puesto en pie un dispositivo con 147.935 personas entre policías, gendarmes, militares, bomberos y personal de protección civil para garantizar la seguridad en las celebraciones.

En Burdeos, las fuerzas del orden desalojaron a unos 300 “chalecos amarillos” que habían ocupado el puente de Aquitania sobre el río Garona, una de las principales vías para atravesar la ciudad.

En Antibes (sureste), un “chaleco amarillo” de 24 años que estaba en uno de los puntos de protesta del movimiento junto a una autopista fue atropellado por un vehículo e ingresó en un hospital en estado grave. El automovilista se dio a la fuga.

En el departamento de Aisne, un “chaleco amarillo” fue detenido después de haber agredido con un cuchillo a otra persona de madrugada en Hirson, cerca de Charleville-Mézières.

En Estrasburgo, nueve personas resultaron heridas durante los habituales lanzamientos de petardos con la llegada del año nuevo, y dos de ellas sufrieron amputaciones de dedos.

.Otro de los incidentes de la noche, lo protagonizaron ocho personas que se quedaron colgadas en lo alto de una atracción a 50 metros de altura en Rennes (noroeste) durante más de ocho horas hasta que fueron evacuadas de madrugada por un helicóptero de protección civil.