José Manuel Otero Lastres.- La ciudadanía que simpatiza con el PP comenta frecuentemente que este partido no comunica bien y que, en cambio, el PSOE maneja excelentemente los medios. Se dice, a este respecto, que el partido socialista es experto en escandalizar, en mostrar indignación fingida por una noticia banal del PP hasta convertirla en el tema del momento, al tiempo que es capaz de disimular e incluso silenciar los hechos graves que le afectan. Es muy frecuente oír en esos círculos “si esto lo hiciera alguien del PP los medios lo hostigarían hasta provocar su dimisión”.

No creo que pueda discutirse que las cosas son así. La cuestión, sin embargo, no consiste tanto en averiguar las causas de esta ineptitud del PP cuanto en seguir la misma conducta que el PSOE. Y ahora se ha producido un hecho que no podemos pasar por alto: el viaje en avión oficial de Sánchez a Castellón a costa del erario público para ver un concierto del conjunto “The Killers” del que parece que son enfervorizados seguidores.

Es un hecho generalmente aceptado que el señor Sánchez no es una lumbrera y ahora acabamos de comprobar que ni siquiera conoce nuestra historia reciente. Si estuviera mínimamente informado de los escándalos que ha habido en nuestra democracia, sabría la que se montó en abril de 1988 cuando Alfonso Guerra, entonces vicepresidente todopoderoso del gobierno de Felipe González, recurrió a un avión Mystére de las Fuerzas Armadas Españolas, enviado desde de Madrid, para eludir una cola de varios kilómetros en la frontera portuguesa de Vila Real de Santo Antonio y poder llegar a tiempo de ver una corrida de toros que se celebraba en Sevilla.

Se ve que lo del uso indebido de los aviones oficiales les pone a los del PSOE, como lo demuestra que el pasado 20 de julio Sánchez se desplazase a Castellón, en el avión oficial, enmascarando tal viaje cobardemente con dos supuestas visitas oficiales: al ayuntamiento y a una reunión exprés con su cómplice, el presidente de la Generalidad Valenciana, Ximo Muñoz para asistir a lo que realmente motivaba su desplazamiento, el indicado concierto de “The Killers”.

Por si lo anterior no fuera suficiente, la Vicepresidente y Portavoz del Gobierno mintió a todos los españoles al declarar que Sánchez estuvo «todo el día en reuniones», se vio con el president de la Generalitat, y «por la noche se acercó a un evento cultural”. Cuando lo cierto parece ser que, según informó la COPE, el avión presidencial llegó a primera hora de la tarde, después de asistir al Consejo de Ministros.

¿Es ésta la tan cacareada regeneración democrática de la que hablaba Sánchez al presentar su moción de censura por la que había que desalojar urgentemente del poder al PP? ¿Es para este tipo de gastos para lo que nos sube los impuestos? ¿En el poco tiempo que lleva en la Moncloa ya no distingue entre lo público y lo privado, o lo distingue y le da igual? ¿Hay alguna razón por la que los españoles le tengamos que pagar con nuestros impuestos su noche de concierto en Castellón en compañía de su esposa, a la que le llaman con toda desfachatez “agenda cultural”?

Una buena parte del pueblo español, tras la obsesiva búsqueda de la presidencia del Gobierno, pensaba que la nefasta política de Sánchez del “no es no” tenía por objeto llegar a la Moncloa para adquirir la condición vitalicia de Consejero de Estado permanente y no volver jamás al paro. Ahora vemos que perseguía algo más: la canonjía presidencial. Lo cual, en lo que a él se refiere, se resume en: trabajar poco (solo prometer hacer, pero no hacer nada) y disfrutar mucho, recurriendo, eso sí al engaño a la ciudadanía de aparentar un viaje oficial para conseguir asistir “gratis total”, incluidos los gastos de viaje en avión oficial, a un concierto.

Visto lo que antecede, solo le pido a los dirigentes del PP y de Ciudadanos que piensen detenida y reposadamente lo que le diría Pedro Sánchez, su partido y sus altavoces mediáticos a Mariano Rajoy si hiciera algo semejante. Y en la sesión parlamentaria en la que comparezca para dar cuenta de esta “jetada” que lo acosen sin tregua, como harían ellos con aquél. Y si no tienen la suficiente “mala leche” para hacerlo, contraten a alguien que la tenga en abundancia para que los instruya convenientemente.