Palabra de Rey
David Gistau*.- Hay Rey. Y es un alivio. El único al que pueden aferrarse los españoles que, últimamente, han sido vapuleados por varias cosas. Por el fracaso de sus dirigentes. Por la constatación de la retirada administrativa y sentimental de España en Cataluña. Por los guardias expulsados de sus hoteles por muchedumbres por las que arriesgarían en servicio sus vidas. Por el relato propagandístico, homologado en el extranjero, que convirtió el apego a nuestra ley y a nuestra identidad en un turbio ejercicio de represores de pueblos bellos, de robots dictatoriales extraviados en los peores meandros de la condición política: siempre gravita una leyenda negra, siempre hay españoles dispuestos a cualquier traición para que los eximan de ella. Por la inmensa soledad, la inmensa soledad de los catalanes no independentistas que tenían todos los motivos para sentirse abandonados a su suerte, fuera de la jurisdicción española, la administrativa y la sentimental, como cabritillas atadas a un poste en la inminencia de una totalidad nacionalista cuyos escraches preludian la acción del odio cuando se siente impune y se procuró coartadas de superioridad moral.
Pero hay Rey. El Rey habló a ésos a los que el Gobierno desamparó. Lo hizo sin remilgos en el diagnóstico de las traiciones, sin introducir -¡a estas alturas!- imposibles clichés dialogantes. Lo hizo como alguien que se cree lo que representa en términos históricos y, sí, otra vez, también sentimentales. En su 23-F, el Rey dio la vuelta a la fea percepción mortificada en que nos dejó atascados el 1-O y devolvió razones inspiradoras para el sentido de pertenencia. Basta ver a quién enojó ayer para comprender que contribuyó a desbaratar en parte la inercia del asalto del 78 que se volvió vertiginosa el domingo. No hay presidente pero hay Rey. Y lo hay hasta el punto de que, entre otras cosas, el Rey mostró ayer su disposición a cargar el con el peso de todas las decisiones que el presidente inexistente no se atreve a tomar: con ese desgaste que aterra a quien sólo piensa en una reelección. Este Rey que jamás creyó que debería pasar pruebas comparables a las de su padre parece ser lo único que hay entre los enanos de la política.
*ABC
Palabra de Borbón, con lo que eso vale.
Bien está que por fin se haya hecho notar el Rey, pero yo digo lo que D.José Antonio Girón de Velasco dijo a Franco cuando el Caudillo manifestó su deseo de nombrar como sucesor al actual Rey Emérito Juan Carlos;” excelencia no se fíe de los Bribones “. Pues eso, ya veremos el caso que le hacen y qué pasos dará Su Majestad en los próximos días.
Espero que no sea como su padre, cuya palabra NO VALE NADA.
Siendo Príncipe Heredero, ocupó la Jefatura del Estado en funciones, en una de las operaciones del Generalísimo, y rápidamente fue al Sahara a decirles a los sajarahuís que España nunca les abandonaría…
A continuación, regresó a España y a los pocos días ocupó la Jefatura del Estado, por el fallecimiento de Franco, E HIZO EXACTAMENTE LO CONTRARIO DE LO QUE HABÍA PROMETIDO, A LOS HABITANTES DEL SÁHARA Y A ESPAÑA ENTERA.