La terrible fama de los Tercios Viejos de España
P. Q.- Durante el asedio de Castelnuovo, se forjó en Europa la temible fama de los Tercios Viejos de España, este histórico hecho fue cantado tanto en todas las Cortes Europeas como en las más míseras tabernas de Occidente. No ha habido HONOR mayor ni más bárbara FURIA, que la de estos hombres que prefirieron morir, antes que rendir LA HONRA ESPAÑOLA, porque no sabían perderla.
En un primer momento y ante el peligro de la expansión islámica en los Balcanes, Occidente envía una flota contra el turco. El primer enfrentamiento es un éxito para los europeos pero el otomano consigue eludir el cerco y tras las desavenencias cristianas los turcos consiguen hacerse con la costa y cercar la fortaleza, tanto por tierra como por mar.
La flota turca, compuesta por 130 galeras, 70 galeotas y 20.000 soldados (de los que 4.000 eran jenízaros), bloquea el acceso al fiordo desde el mar. Por tierra, un ejército de 30.000 hombres dirigido por el Ulema de Bosnia se despliega a espaldas de la fortaleza.
A pesar de su gran superioridad, y de que los defensores españoles, 3.500 hombres, no disponían de alimentos frescos, por tener España solo unas decenas de galeras en la costa adriática italiana, los primeros asaltos a la fortaleza son un fracaso. A medida que avanzaban los trabajos de sitio, los españoles veían con preocupación como los turcos se acercaban cada vez más a las murallas. Para intentar retrasar estos trabajos, los españoles deciden llevar a cabo una de las noches una encamisada. Unos 800 españoles, con los blusones blancos sobre sus vestimentas, salen silenciosamente de las murallas y espada y daga en mano cogen por sorpresa a un gran contingente de jenízaros al mando del capitán Agi, uno de los favoritos de Barbarroja, y acaban con todos, capitán incluido, retrasando los preparativos para el ataque a las murallas.
Los turcos, para ganar tiempo, decidieron entonces ofrecer una rendición honrosa a los sitiados, dando paso franco hasta Italia conservando armas y banderas, pero Sarmiento se niega a aceptarla, contestándoles desde la muralla que «viniesen cuando quisiesen». Barbarroja decide entonces recurrir a la famosa artillería de sitio turca, que había ordenado desplegar en lugares estratégicos durante el alto el fuego. A lo largo de varios días los grandes cañones de sitio que un día bombardearon Constantinopla asolaban ahora la plaza de Castelnuovo.
Cuando los turcos asaltaron las ruinas, tras abrir batería, los supervivientes los recibieron a punta de moharra, espada y vizcaína, repartiendo leña, obligándolos a retirarse de nuevo con grandes pérdidas. En el ataque principal de aquel día los turcos sufrieron 6.000 muertos, por solo 50 los españoles.
Con los muros derruidos por la artillería y expuestos a los ataques turcos, a los españoles no les quedan muchas alternativas. Se decide hacer otra encamisada en el campamento turco.
Esta vez 600 españoles salen de los escombros de Castelnuovo y se adentran en el campamento turco, donde cunde el pánico, provocando una estampida de tal magnitud en las filas otomanas que derribaron entre otras muchas tiendas, la almiranta de Barbarroja. La guardia personal del Almirante, temiendo el desastre, lo trasladaron contra su voluntad y junto con los estandartes a la seguridad de los barcos de la flota situada en el fiordo.
Tras la “razzia”, el asedio continuó. Ni siquiera cuando las estructuras defensivas se desmoronaron y los defensores quedaron reducidos a sólo 600 hombres, se rindieron los españoles. Sarmiento y todos sus capitanes perecieron en los últimos combates. En la última retirada hacia una torre de la ciudadela, le tiraron desde lo alto una soga a Sarmiento para que subiese, a lo que éste replicó “Nunca quiera Dios que yo me salve y mis capitanes mueran”.
Poco después, los 200 españoles, en su mayoría heridos, fueron derrotados. Algunos acabaron siendo ejecutados allí mismo, poco después de los últimos combates, y el resto fueron enviados como esclavos a Constantinopla, de donde unos 25 escaparon años después en una barcaza, llegando a costas de Sicilia. Los turcos habían perdido la escandalosa cifra de entre 20 y 24 mil hombres, entre ellos todos los jenízaros. Era el 6 de agosto de 1539.
Después de esto España nunca dejaría de ser temida.
Esa es la España grande, que deberíamos de volver a ser ahora, pero primero quitando a esta banda de traidores y sumisos a la masonería , al judaísmo y al islam .Cuando Dios Vea que los españoles, vuelven a ser buenos católicos,( que rechacen el aborto, el divorcio, los maricas LGTB y recen en las Misas y los sacramentos sean practicados ) nos levantará el castigo, y volveremos a ser grandes, y derrotar a la porquería que nos mal gobierna.
España… quién te ha visto y quién te ve!!
Si algún día recuperaras tu grandeza y la posición que por derecho te corresponde en el mundo no tengas piedad con el enemigo. Al enemigo tierra encima y a otra cosa. El que quiera llorar por el adversario que se meta a plañidera. O mejor, que lo acompañe en su viaje al inframundo. España se lo agradecerá. Y estoy seguro que la humanidad entera también.
“Hay un momento superior en la especie humana: la España desde 1500 a 1700.”
Hipólito Taine
Honor y gloria a los que escribieron con su valor la Historia de aquella España Imperial