El 1 de julio de hace 118 años el general Joaquín Vara de Rey tuvo un día horrible. El quinto cuerpo del ejército norteamericano se lanzó a tomar Santiago de Cuba y, a otro general, el general Henry Lawton, le tocó enviar a sus 6.899 hombres contra El Caney, una pequeña posición defensiva con 550 hombres, sin artillería ni ametralladoras, y bajo el mando de Vara de Rey.

Al general español se le ocurrió no rendirse, y Lawton calculó que la toma del El Caney le llevaría no más de un par de horas. Le llevó doce, lo que serviría para convertir a Vara de Rey en un héroe nacional, a pesar de que en la batalla perdió a dos de sus hijos, y a él lo ejecutaron a tiros cuando lo retiraban en camilla. Dos semanas después, España perdía oficialmente Cuba. Los norteamericanos elogiaron el valor del general rindiéndole honores militares, y permitieron el traslado de su cadáver a España, donde fue sepultado en el cementerio de La Almudena.

Casi 120 años después de aquello, Vara de Rey está a punto de perder también Ibiza. La isla en la que nació de casualidad en 1840 se moviliza para retirarle su nombre a su calle más emblemática. Vara de Rey, muy probablemente, jugó de niño en esa calle, por esas fechas un solar en el que los ibicencos plantaron árboles y bancos de piedra, y que empezaban a llamar s’Alamera (La Alameda).

Cinco días después de su muerte la prensa local sugirió que Vara de Rey podría haber nacido en Ibiza. El alcalde buscó su partida de bautismo y casi a la vez le nombraba Hijo Ilustre.

Al poco la Regente María Cristina y el Consejo de Ministros aprobaron aportar nueve toneladas de bronce para hacerle a Vara de Rey un monumento en su ciudad natal, que inauguró Alfonso XIII en 1904.

Algunos ibicencos se cuestionan ahora la importancia para la isla de este general que, además de en Cuba, combatió en las rebeliones cantonales de Cartagena y Valencia, y en la Tercera Guerra Carlista, y que sirvió como Capitán General de Filipinas y Gobernador de las Islas Marianas.

El Paseo Vara de Rey está ahora mismo en plena remodelación. El Ayuntamiento, gobernado por PSOE y Guanyem, mantendrá la estatua, pero no sabe si mantener el nombre o recuperar el de s’Alamera, por lo que ha abierto una consulta ciudadana no vinculante en la web municipal, solo para empadronados, y que se mantendrá activa hasta finales de febrero.

De momento el general no cuenta con muchos más aliados que los que tenía en Cuba, mientras que al frente de la retirada se ha puesto el Institut d’Estudis Eivissencs (IEE), dedicado a proteger el patrimonio natural y cultural de la isla.

El IEE ha lanzado una campaña en las redes sociales y se ha reunido con asociaciones de vecinos, comerciantes y hasta grupos de baile local para promover el cambio. A través de un escrito que han dirigido al Consistorio, hacen mella en que Vara de Rey fuera un general “derrotado”, y denuncian que se impuso en su momento al nombre popular “para complacer a los poderes establecidos”, suponemos que en referencia a Alfonso XIII y al gobierno democrático de Antonio Maura.

“Así, encontramos plazas de España, de la Constitución, nombres de reyes y otros gobernantes o militares que se sobreponen a los nombres con que los ciudadanos conocen los mismos lugares”, denuncia el IEE.

Para este Instituto el hecho de relegar el nombre popular de la calle más importante de la isla a un segundo plano, como si la denominación popular fuera menos valiosa que la oficial, “tiene repercusiones, también estudiadas por los sociólogos y los sociolingüistas, en el grado de valor que la gente otorga a su cultura propia”. Por ello, instan a las entidades con competencia en nomencladores de vías públicas a tener una “tendencia firme y decidida de fomentar los nombres populares dándole preferencia sobre los oficiales”.