Aquellos tiempos de decencia
Rosslyn.- En este tiempo en que nos ha tocado vivir, tiempo de acritud, de egoísmos, de desconfianza en las instituciones, cuando ya hemos dejado de asombrarnos por la corrupción y agotada nuestra alma ya la aceptamos como algo inevitable e intrínseca a la figura de las instituciones. Donde se dicen las mayores sandeces. y se cometen las mayores maldades.
Es por eso que hace un par de días cuando pusieron en la TV, una recopilación de las actuaciones de cómicos que han sido en España, desde los tiempos de la TV en blanco y negro , me quedé contemplándolos, la mayoría ya no están entre nosotros, como nos hacían reír con sus ingenuas ocurrencias.
Desde Tip y Coll hasta Chiquito de la Calzada.
Esos minutos fueron una especie de bálsamo para mi espíritu dolorido.
Chiquito San, como se autodefine en recuerdo de sus tiempos en Japón, (la terminación San se le añade al nombre de una persona , significa señor. Señor tal..), contó chiquito unos chistes que se lo hemos escuchado infinidad de veces y siempre parecen inéditos, cuando lo hace con esa gracia connatural con su propia persona .con la que Dios lo ha favorecido.
Uno de estos chiste decía así:
Una manifestación de mujeres pidiendo trabajo para sus maridos, recorría las calles de Madrid. iban gritando, ¡Queremos trabajo para nuestros maridos!
Detrás de las mujeres iba otra manifestación de los maridos, con una pancarta con letras grandes que decía: No le hagáis caso que están todas borrachas